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Homenajes Merecidos… JOAQUIN MOMPRADÉ

Homenajes Merecidos… JOAQUIN MOMPRADÉ

Qué difícil y complicada resulta siempre la labor de arbitrar, y que fácil y sencillo lo hacen los buenos colegiados. Éste es precisamente el caso de Joaquín Mompradé, que tanto en las competiciones que organiza la Federación Madrileña de Balonmano, como en el Arena Handball Tour de balonmano playa de la Real Federación Española de Balonmano, es uno de los árbitros mejor considerado y más apreciado por entrenadores y jugadores.

Un estilo muy característico en el que el dialogo cobra principal protagonismo, teniendo además la paciencia, la capacidad y el conocimiento para explicar las decisiones más complejas tomadas en décimas de segundo. A ello hay que sumarle un gran talante que le lleva a desterrar el autoritarismo propio de otros estilos de arbitraje bastante menos atractivos. Y por supuesto, toda una serie de principios y valores que le llevan a tomarse muy en serio su labor de impartir justicia siempre con equidad.

Pero junto a todo esto, destaca fundamentalmente por ser una persona fantástica con el que siempre es un placer encontrarse y charlar de balonmano. Cercano, amigable, sincero, empático… siempre recibe a todo el mundo con una sonrisa y con ganas de conversar. Todo un lujo para un estamento que no siempre goza de la mejor de las famas, pero que gracias a personas como él, comprometidas, pasionales y honestas, el balonmano goza de enorme solidez en lo que al arbitraje ser refiere.

En un complicado 2020 como éste, donde las competiciones de pista se paralizaron en el mes de marzo y donde no ha habido torneos de balonmano playa, se le echa mucho de menos y ojalá que a partir de septiembre nos lo podamos cruzar de nuevo en los pabellones y playas.

Como suele ser norma habitual, es el propio Joaquín Mompradé quien nos resume su relación con el balonmano:

“En primer lugar quiero agradecer a Balonmano Veteranos que haya pensado en mí para este reconocimiento. Viendo el nivel de otros protagonistas que ya han salido, fue toda una sorpresa que pensarais en mí para este reportaje.

La verdad es que no sé por dónde empezar, tampoco me gusta mucho hablar de mí… pero voy a intentar ser breve.

Mi relación con el balonmano comenzó siendo yo alevín jugando en el colegio. Posteriormente jugué en el Club Balonmano Móstoles, donde estuve en todas las categorías hasta llegar a senior. A los 22 años ingresé en la Brigada Paracaidista y la dedicación exclusiva me hizo tener que abandonar el balonmano. Pude retomarlo 13 años después pero como entrenador en el Club Deportivo Iplacea, donde estuve dos años como entrenador.

En el año 2012 decidí hacer el curso de árbitro y anotador-cronometrador porque al ser padre, entrenar equipos me quitaba bastante tiempo y mi idea era dedicar los sábados por la mañana a arbitrar categorías base para no perder el contacto con nuestro deporte. Lo que nunca pude imaginar es que el arbitraje me iba a cambiar la vida.

Normalmente un árbitro comienza a formarse a una temprana edad lo cual es un hándicap , ya que deben ir forjando su personalidad arbitral a la vez que se va madurando. Ese no era mi caso porque empecé a arbitrar con 38 años y los equipos y jugadores al verte tan mayor te respetaban más. No por ello me abandoné, era consciente que por mi edad no era un árbitro con proyección pero cada vez me iba gustando más el hecho de dirigir partidos. Quizá eso haya sido una de las causas que me han hecho disfrutar el arbitraje… trabajar sin presión, la satisfacción de intentar hacerlo bien en cada partido, la formación constante, el entrenamiento físico o el intentar inculcar los valores de respeto entre deportistas.

Como dijo mi profesor en el curso de árbitro base, Juan López Lozano: “La categoría de un árbitro no se la da en la división que esté pitando, o la que él mismo se atribuya, su categoría depende de la actuación en cada partido”. Esa frase me ha hecho no bajar nunca la guardia e intentar hacerlo lo mejor posible.

Otra de las frases que me ha marcado mucho es la que un día me dijo el gran José Luis Argüello, al cual debo agradecer todas las horas y horas que empleó desinteresadamente en verme arbitrar y diseccionar los partidos para que pudiese mejorar, él me dijo: “Todos los partidos son como la final de la champions”. No olvidemos que para los niños el día más importante de la semana es el día de partido y es nuestra obligación el que ellos se sientan importantes y que noten nuestra implicación en el juego, aparte de que a mí siempre me ha gustado pitar categorías base, para ellos formas parte de su formación y así deben percibirlo.

He de reconocer que al principio me ponía bastante nervioso, el arbitraje es algo que empiezas a disfrutar cuando empiezas a dirigir partidos, no a pitarlos, y al principio pitas. Empecé a arbitrar en pareja y al poco tiempo conocí al que iba a ser mi compañero de batallas, Jaime Álvarez. Aunque mucho más joven que yo, me aportaba mucha solidez a la hora de arbitrar ya que tenía un conocimiento del juego y de los jugadores mucho mejor que yo. Con él he pasado años de fines de semana de balonmano, días buenos, días malos, miles de kilómetros de carretera… Todo ello ha forjado una amistad de por vida.

No contento con todo esto empecé a pitar balonmano playa a nivel territorial ese mismo 2012. En 2015 ascendimos a categoría nacional. Si pitar pista es una de mis mayores aficiones pitar balonmano playa es mi pasión… ahí es donde he tenido la oportunidad de aprender de grandísimos árbitros como Víctor Rollan, Yonatan, David Monjo, Layachi, Antonio Baro, Antonio Pacheco, Marcos Outeda, Vicente Peris, Patricia Del Valle, Laura Butxon.. De todos ellos aprendí muchas cosas en cuanto a dirección de partido, conocimiento del juego, etc…

El balonmano playa me enseñó a ser dialogante con los entrenadores y los jugadores, a que tienes que estar siempre preparado ya que la velocidad del juego no te permite despistes, a que debemos preparar los partidos, conocer y estudiar a los jugadores y a los sistemas de juego de los equipos, a ser empático con los jugadores y que muchas veces no se es mejor árbitro por sancionar más, a ganarte el respeto y este respeto yo creo que se gana intentando hacer bien las cosas, el fallo va a estar ahí pero hay que ser humilde, reconocerlo y trabajar para que no vuelva a suceder.

El arbitraje me ha aportado las mayores satisfacciones deportivas de mi vida, pero también alguna tristeza. El día más triste que recuerdo es cuando mi compañero Jaime me comunicó que no quería seguir y que lo dejaba. Entendí su decisión porque este mundo puede llegar a quemarte y él tenía otros objetivos.

Actualmente arbitro con Jose Novillo, otro pedazo de árbitro del que sigo aprendiendo ya que es un ejemplo de calma y templanza mezclado con un conocimiento exhaustivo del reglamento. Es fácil pitar con él.

A día de hoy, aparte de seguir arbitrando, me voy a dedicar a la formación de los nuevos árbitros, intentando trasmitirles la pasión por el arbitraje y los valores de nuestro deporte. Una labor que afronto con muchísima ilusión siendo consciente de la importancia que tiene para nuestro deporte trabajar con los nuevos árbitros para intentar que lleguen lo más arriba posible.

Sólo me queda agradecer a todos mis jefes, que han confiado en mí, a los compañeros con los que he arbitrado y que tanto me han enseñado, a entrenadores y jugadores con los que también sigo aprendiendo ya que todas las críticas siempre son constructivas y sobre todo a mi mujer y a mi hijo que son los que sufren mis ausencias sabiendo que estoy haciendo algo que me apasiona.”

 

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