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Homenajes Merecidos… CARLOS RAZOLA

Homenajes Merecidos… CARLOS RAZOLA

Todo un referente en el balonmano alcarreño, uno de los jugadores locales que más recorrido ha tenido en su trayectoria deportiva, y quizá el canterano más representativo de las últimas décadas. Y es que Carlos Razola fue fruto del desaparecico Club Balonmano Guadalajara y a su tierra regresó para formar parte del actual Balonmano Guadalajara y ser historia viva de nuestro deporte en su ciudad.

Como jugador siempre tuvo un estilo muy definido de juego… valentía. Se ha enfrentado en la mayoría de las veces a defensa más corpulentas y fuertes, pero jamás renunció a su forma de entender este deporte y de llevarlo a cabo. Uno de esos jugadores que se jugaban la cara sin importarle las consecuencias con tal de conseguir una penetración o crear un desequilibrio para que lo aprovecharan sus compañeros.

  

Tras su retirada del balonmano semi-profesional en 2009, jugando en División de Honor B con el equipo alcarreño, y alguna temporada más en categorías inferiores para seguir disfrutando del 40×20, decidió cambiar de modalidad y apostar por el triatlon, donde suele competir con asiduidad.

Pero no lo tenemos alejado del balonmano y es que siempre ha estado muy vinculado al deporte de base entrenando equipos en formación, tanto masculinos como femeninos. Y en esa labor sigue a día de hoy para bien de nuestro deporte, porque gente de su experiencia debe incidir en la formación de los nuevos talentos.

 


Trayectoria Deportiva

1997-99 Bm Guadalajara (Filial de 1ª Nacional)
1999-01 Ferroplas y Adeslas Burgos (1ª Nacional)
2001-06 Fadesa OAR A Coruña (1ª Nacional y División de Honor B)
2006-07 Lábaro Toledo (1ª Nacional)
2007-09 Ciudad de Guadalajara (1ª Nacional y División de Honor B)

 


Su Historia

Es el propio Carlos quien nos cuenta toda su historia…

“Como la inmensa mayoría, empecé a jugar a balonmano en el colegio. Al finalizar quinto de primaria, unos jugadores del primer equipo de Guadalajara vinieron a dar unas clases de captación para el año próximo, y recuerdo que ya me gustó mucho. En sexto, a principios de curso, vino “un tal” Rafael Guijosa al colegio con la idea de hacer un equipo. Y enseguida surgió el grupo. Estuvimos juntos 3 años, creo que Rafa nos marcó mucho a todos y a mí especialmente. Gran parte de los valores que poseo hoy día en el deporte, y en la vida por extensión, se los debo a él además de a mis padres, lógicamente. Nos enseñó a amar el balonmano, a ser buenos competidores, trabajadores y respetuosos. En alevines fuimos campeones provinciales, y en infantiles de segundo año subcampeones de Madrid. Fueron unos años maravillosos. En el equipo de división de honor estaba Manolo Laguna de entrenador y no nos perdíamos un partido los fines de semana, además, el hecho de que nos llevasen a Madrid a competir, fue un gran plus para nuestra formación.

Manolo Laguna y Rafa Guijosa se fueron en nuestro primer año de cadetes, y eso fue nuestro “entierro deportivo”. El club de Asobal se desentendió de la base y nuestros padres tuvieron que hacerse cargo del equipo, costeando todo lo que implicaba seguir jugando en Madrid. Javier Perdices se hizo cargo del equipo durante 3 años, hasta el segundo año de juveniles, y dentro de sus posibilidades, creo que hizo un gran trabajo.
En juveniles de segundo año se hizo cargo del equipo Luis Aybar, que nos hizo un poco el paso previo a senior. Un gran año en el que fuimos subcampeones de Copa de Madrid y en el que disfrutamos del último año de formación.

En la llegada a la etapa senior, se juntó nuestra generación con otras que habían surgido en Guadalajara, y sacaron equipo en primera nacional. Por aquel entonces, la categoría era muy diferente a la de ahora. Todos los equipos tenían algún extranjero y era una liga muy dura, con viajes muy largos a Galicia. Jugamos dos años y descendimos los dos. A finales del primer año tuve una oferta de Burgos, pero ya había hablado con Luis Aybar para seguir otro año en primera y aún me veía muy joven.

Al año siguiente me volvieron a llamar de Burgos y ya me decidí a marchar. Estuve dos años estupendos en Burgos. El primer año estuvimos a punto de subir a División de Honor B, y el segundo nos quedamos a las puertas de fase. Era todo nuevo para mí, y con 19 años que salí de mi casa, fue la mejor decisión que he tomado en mi vida sin duda.

En el verano de 2001 fiché por el Fadesa OAR A Coruña. Estuve allí 5 años y también fue una etapa fantástica. Al igual que en Burgos jugué mucho y en el tercer año subimos a División de Honor B. Fue un año casi perfecto. Perdimos un partido en liga regular, y en fase invictos, jugando contra el Barcelona de Víctor Tomás, Valero Rivera, Sergio de la Salud… y el Granollers de Cañellas, David García…
Los dos años siguientes mantuvimos la categoría que era el principal objetivo. Fue una etapa inolvidable a nivel personal. Conocí al que es hoy padre de mi ahijado, Jorge Villamarín, actual portero del Cisne, brillantemente ascendido a Asobal este año.

En 2006 fiché por el Lábaro Toledo, que tenía un buen proyecto y quería estar más cerca de mi casa por la enfermedad de mi madre. Aunque jugamos fase de ascenso y jugué mucho también, no fue un buen año para mí, ya que tuve muy mala surte con las lesiones.
Al final de ese año acordé renovar el contrato, pero no firmé nada. Luego me llamaron y me dijeron que habían fichado a un central danés y que no me renovaban. Tuve alguna propuesta de fuera, pero cuando me llamaron de Guadalajara para un nuevo proyecto mi idea era volver aquí, ya que estaba trabajando como profesor en la enseñanza pública, y aunque costó, porque el primer año ganaba muy poco dinero, gracias principalmente a Javier Perdices que completó mi sueldo con trabajo en las escuelas, volví a Guadalajara.

Jugué mis últimos dos años aquí. En el primer año teníamos una mezcla de algunos jugadores de casa y bastante gente de fuera. Y la verdad que salió todo muy bien. Subimos a División de Honor B, y encima en casa. Al año siguiente me renovaron y además con un buen sueldo para ser el único jugador de Guadalajara que quedó en el equipo. Le estoy muy agradecido a Adolfo Aragonés y Alberto Quemada en ese sentido. A principio de año habló Fernando Bolea conmigo y me dijo que había dos centrales delante de mío y que si quería podía jugar con el filial para no perder ritmo de competición. No lo pensé porque además jugaba con amigos míos de Guadalajara. Esto me vino muy bien y después de navidades comenzó a contar conmigo porque las cosas no iban bien en lo deportivo. Jugué más de media liga muchos minutos, pero a falta de 3 partidos para terminar, con equipo ya clasificado para la fase de ascenso Asobal, se me salió el hombro y ahí se acabó todo. Nos quedamos a las puertas de subir y a final de año me enteré por la prensa de que querían que fuera segundo entrenador. Yo tenía 29 años, estaba en lo mejor de mi carrera deportiva y renovaron a gente que jugaba bastante menos que yo, así que no entendí mucho la decisión. Me llamaron de Aranda y Santander, pero yo ya estaba trabajando y no quería dejar mi puesto de profesor. Así que ahí se acabó el balonmano profesional para mí aunque seguí jugando unos años, pero ya a otro nivel.

Por último, decir que todos estos años, y en todos los clubes que he estado, siempre he llevado equipos de base. Desde que volví aquí he estado ligado muy de lleno en la formación y para mí ha sido un privilegio conocer y entrenar a muchos chicos/as, junto con sus familias. Con la satisfacción de que ha habido algún jugador que ha llegado al primer equipo como Chema Celada o Dani Sedano. Además, también he entrenado en femenino, y actualmente dirijo un equipo en primera nacional.”

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