Historias de héroes anónimos… ELIA Gª CAÑABATE
No siempre los focos, los flashes y los medios de comunicación nos hablan de personas a las que admirar de verdad. Son muchos los héroes anónimos con vidas fascinantes por descubrir, y aquí, vamos a tratar de hacernos eco de algunas de ellas.
Hoy tenemos el inmenso placer de poder hablar de una joven granadina, “veterana” de la vida con tan solo 23 primaveras, que ha superado muchos y dolorosos obstáculos por cumplir sus sueños deportivos y personales. Un ejemplo de amor por el balonmano, de sacrificio, entrega, pasión y devoción, sin medallas olímpicas o titulares de prensa pero con mucho, mucho mérito.
Esta es su historia, y estamos encantados de que la conozcais con sus propias palabras…
“Todo empezó en el colegio: 12 años, competiciones de todos los deportes… y apareció el balonmano. Aún no sé por qué, pero desde el principio me enganchó. Siempre he practicado todos los deportes, incluso hasta los 17 fútbol y balonmano en equipos federados, pero sin duda el balonmano desde el principio se convirtió en mi droga.
Y con Bm Escolapios llegaron campeonatos, selecciones, victorias, derrotas…y maravillosos entrenadores a los que debo todo, que se ocuparon de que por encima de todo, lo pasaramos siempre genial. Siempre jugué con “las mayores” pero en algún momento empecé a querer más, y acostumbrada desde siempre a jugar con mis 3 hermanos a cualquier deporte, empecé a entrenar con los equipos masculinos de Granada (principalmente Bm. Maracena).
Imagino que para cualquier deportista el objetivo último es mejorarse y superarse a sí mismo y a día de hoy, además de pasión, diversión, amigos, familia…el balonmano siempre ha conseguido ponerme a prueba y exigirme más y más.
Con 17 debuté en División de Honor Plata con el Universidad de Granada y conseguí hacerme un hueco en ese equipo y esa liga. A pesar de una lesión de ligamento cruzado, competí en esa liga durante 2 años y a los 19, en busca de experiencias, por curiosidad… pero sobre todo en busca de nuevos retos, decidí irme al extranjero.
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Con 17 empecé a entrenar en categorías base. Un equipo infantil femenino durante dos años, un alevín masculino, específico para porteros en Bm Maracena y en la selección granadina .
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Una vez resuelto el tema Universidad (Erasmus) y en contacto con un equipo en Francia, Montpellier Université Club, 3ª liga, empezó la aventura. Sin embargo, una nueva lesión de rodilla me alejó del campo media temporada, impidiendo que demostrara cómo se juega al balonmano en España hasta la segunda vuelta. Tuve un muy buen comienzo en la competición francesa, destacando en lanzamientos desde los extremos y 6 metros. Así descubriría las primeras diferencias de juego entre España y Francia.
Al año siguiente, esta vez con el HBC Kingersheim de Alsacia, en 2ª liga, conocí una cara más profesional de este deporte. Allí fue todo muy serio y había una gran pasión y afición por el balonmano. Prensa, fotógrafos, espacios VIP…me sentía como un futbolista (risas). En lo que refiere al balonmano, un estilo mucho más concentrado en la primera línea y lanzamientos exteriores, que ya se acercaba a lo que sería el estilo alemán, al año siguiente.
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Durante estos dos años, me ocupé del entrenamiento específico de las porteras de categorías base de los clubes en los que estuve jugando. El último año, incluso mi trabajo de fin de carrera consistía en el entrenamiento de porteros de balonmano en categorías base, por lo que profundicé bastante en este.
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De nuevo a un alto rendimiento, tuve que alejarme del 40×20 provisionalmente por causa de una 2ª lesión y operación del ligamento cruzado anterior. De nuevo 8 meses fuera…esta vez en otro país. Aun así, me lancé a Alemania para la temporada siguiente, MTV Altlandsberg, 3ªliga (Berlín) buscando recuperar la forma, la motivación y la competición.
El inicio fue duro, primero por la diferencia cultural (Alemania no es Francia) a pesar de ser 7 u 8 extranjeras en el equipo. Segundo por la vuelta de la lesión y tercero por la diferencia de “estilo de juego” y mentalidad en lo que se refería a la portería. En una competición donde la media de altura es superior al 1’80m y de peso 80 kg, por supuesto yo era una portera pequeña. Además mi estilo explosivo y más bien ofensivo era “raro”, comparado con el alemán, más posicional y con las porteras jugando casi en la línea de gol.
Necesité bastante tiempo para adaptarme a las diferencias, coordinarme con mi defensa y bloque… pero la motivación del equipo, la seriedad y la entrega, hicieron que de nuevo quisiera más y más. Así llegué a Thüringer HC, donde este año he crecido en muchísimos aspectos, debutando en la 1ª liga alemana, figurando en Champions League y compartiendo campo, entrenamientos y vestuario con jugadoras de un alto nivel internacional.
Actualmente y después del camino recorrido, pienso haber crecido en muchos aspectos como jugadora, técnica, física y mentalmente, además de haber aprendido muchos idiomas! (risas). Echo de menos España como cualquier emigrante echa de menos su tierra, sin embargo no me he planteado aún volver a España. Desde que me fui, tanto competitiva como económicamente, y a pesar de que dedicarse profesionalmente al balonmano y compaginarlo con trabajo, estudios, etc. es muy complicado en cualquier país para una mujer, considero que ha sido un cambio a mejor en casi todos los aspectos.
Aún así, sigo la liga femenina en España y me consta que hay muy buen nivel así que, ¿quién sabe? Por mi parte, finalizo en Alemania mi contrato en Junio y a partir de ahí, mi futuro está abierto a nuevos retos.”
No podíamos cerrar esta gran historia, sin compartir el mensaje de vídeo que Elia nos regaló.
Grande Elia… mucha suerte y por supuesto, mucho balonmano!!!!