Historias de Héroes Anónimos… ISRAEL PEREZ ARIZA
Resulta sumamente sencillo hablar de Israel Pérez Ariza, y es que te gana con su sencillez, cercanía y pasión por el balonmano. Media vida entre la Liga Asobal y la B compartiendo vestuario, viajes, entrenamientos y partidos con grandes leyendas de nuestro deporte. Y ahí sigue, metido hasta el fondo en nuestro amado balonmano, esta vez, con los Veteranos de Granada.
Personas así siguen haciendo mucha falta en nuestro deporte. Gente capaz de implicarse, de comprometerse y por supuesto, de disfrutar del 40×20. Y lo más importante aún, capaz de arrastrar a más gente para el balonmano siga siendo un deporte de equipo, con enormes valores y donde la amistad cobra protagonismo.
Hemos conseguido que encontrara un hueco en su agenda para relatarnos en primera persona su vida en este deporte, y estamos seguros de que disfrutareis conociendo un poquito más a este tío tan entrañable…
“El Colegio Ave María, mi colegio, es donde empecé a jugar. Mis inicios fueron tardíos, y es que empecé a jugar en cadete de segundo año, y jugué allí también los dos años de juvenil. Era un equipo fuerte, y jugábamos la liga andaluza. En mi segundo año de juvenil quedamos segundos de Andalucía y participamos en el Campeonato de España, donde nos eliminó el antiguo Avidesa de Alzira.
Ya como senior recalé en Huétor Tájar donde jugué tres temporadas. Las dos primeras en Primera División, que por aquel entonces era la segunda categoría nacional, ascendiendo a ASOBAL el segundo año. La tercera temporada jugamos en ASOBAL desapareciendo el equipo a final de temporada por problemas económicos. Recuerdo los partidos de la fase de ascenso, tanto en Pamplona como en Armilla. Recuerdo haber jugado mucho y bien. Recuerdo el debut en ASOBAL, en Valladolid, donde fiché al año siguiente. Recuerdo también el partido en Granollers porque allí jugaba Vujovic, que era mi ídolo y que llegó a ser mi entrenador en Ciudad Real. Ese pudo ser mi mejor partido esa temporada, y después del partido hablé con Vujovic a instancia de Novakovic, el Yugoslavo que jugaba con nosotros. Quizá de aquella época, junto con los partidos que jugué con la selección, son los que más recuerdo.
Como comentaba, de allí fuí al mítico y también desaparecido Bm Valladolid donde jugué una única temporada, coincidiendo con jugadores como Raúl González, Fernando Hernández, Jorge Fernández, Mariano Ortega… y de entrenador a Juan Carlos Pastor.
Tras el año en Pucela, mi destino fue Callosa de Segura, el antiguo Bm Alacant de División de Honor B. Fue la última temporada del Club, desapareciendo esa temporada. Equipo muy joven, donde yo era el mayor con 21 años… y donde cuajé una grandísima temporada. Conseguimos mantener la categoría y con la venta de la plaza cobramos nuestros sueldos. Como no recordar a compañeros de aquel equipo como Héctor Castresana o Alberto Miranda, que posteriormente han jugado muchos años en ASOBAL.
De allí puse rumbo al Bm Ciudad Real, quien considero mi segunda casa. Pasé allí cuatro años fantásticos donde jugué una final de Competición Europea como fue la Copa City que perdimos con el Flensbourg alemán, una final de Copa del Rey que perdimos con el Portland, unas semifinales de ASOBAL donde nos eliminó el FC Barcelona… Compañeros y amigos para toda la vida, como Sam Trives, Jordi Nuñez, Jorge Fernández, Pepe Lubián, Juan Pedro Jiménez, Ángel Hermida, Mariano Ortega, Bebeshko o el ya fallecido Pepelu (José Luis Pérez Canca)… Grandes jugadores como Grebnev, Sioud, Ben Amor, Fis o Rolando Uríos. Y también grandes entrenadores como Rafa López León y Vujovic. Una etapa maravillosa.
Recuerdo que llegué a un equipo de mitad de la tabla, con buenas perspectivas, pero un escalón por debajo de los equipos de primera fila. Y cuando me marché, Ciudad Real era ya un equipo aspirante a todo. Con una base formada por un grupo de muy buenos jugadores, que además conseguimos establecer unos lazos muy especiales entre nosotros. Fueron llegando jugadores cada vez de más nivel, subiendo el equipo escalón año a año. Personalmente la evolución fue parecida. Llegué siendo un jugador joven, aún por confirmar, y conseguí hacerme un hueco en la liga gracias a mis años en Ciudad Real. Por otro lado, el ambiente en la ciudad era increíble; todo el mundo estaba pendiente del equipo, éramos la referencia deportiva de la ciudad.
Yo llegué a Ciudad Real gracias a Rafa López León, y pará mí fue algo más que un entrenador. Fue quien me convirtió en el jugador que fui. Tuvo confianza en mí a pesar de que necesité varios meses para adaptarme y asentarme en el equipo. La relación con los jugadores era muy estrecha, y con sus aciertos y sus errores, tengo que decir que lo respetábamos como entrenador y como persona, y eso es mucho decir. La llegada de Vujovic supuso para mi sentimientos encontrados: por un lado, estaba triste por la marcha de Rafa y como se produjo, pero por otro lado venía a entrenarnos mi gran ídolo del balonmano. Tuve la suerte de enfrentarme a él como jugador, antes de su retirada, pero el hecho de que se convirtiera en mi entrenador me ilusionaba enormemente. Personalidad y carácter fuerte. Tengo que decir que congenié muy bien con él, quizá porque igual que yo prefería el baloncesto al fútbol para calentar, y tengo que agradecerle que mantuviera en mí la confianza deportivamente hablando, haciéndome jugar muchos minutos a pesar de los muchos grandes jugadores con los que debía pelear el puesto.
Tras cerrar mi etapa en Ciudad Real, Canarias fue mi destino. Jugué dos años muy buenos en el Bm Gáldar. Un equipo puntero, clasificado año tras año para Europa, y con el que jugué unas semifinales de Copa EHF, perdiendo con el FC Barcelona. Jugadorazos como Rajic, Parashenko, De la Hoz, Hermida, Infestas, Kobin, Gustavo Alonso o un jovencísimo Dani Sarmiento… Una calidad de vida espectacular y un entrenador con mayúsculas: Jordi Ribera. Una pena que el equipo desapareciera en mi segundo año.
La desaparición del Bm Gáldar supuso la compra de su plaza por el Bm Almería 2005, quien se aseguró que un grupo de jugadores del Bm Gáldar nos trasladáramos a Almeria a jugar. Fuimos Rajic, Sarmiento, Gustavo Alonso, Hugo López y yo, que junto al grupo de jugadores de había en Almería se formó un equipo que salvó la categoría las dos temporadas que jugué allí. Equipo también desaparecido poco más tarde.
Fue entonces cuando decidí volver a casa, ya tenía dos niños en edad escolar y no quería tenerlos cambiando de colegio cada poco, y además ya tenía encarrilado mi futuro profesional en Granada. Jugué un año en el Universidad de Granada de División de Honor B. Teníamos buen equipo, pero la temporada fue un desastre deportivamente hablando. Perdimos la categoría y dejé de jugar ese año. Ya estaba trabajando y tenía dificultades para compatibilizar ambas cosas. Un par de años más tarde volvía a jugar en Universidad de Granada de primera división, aunque sólo los partidos de casa y entrenando cuando podía. Quedamos campeones de liga en nuestro grupo, aunque no logramos el ascenso en la Fase que se jugó en Santander. Ese año desapareció la sección de Balonmano Masculino de la Universidad de Granada.
Hace unos 4 años creamos este Balonmano Granada Veteranos, del que soy Presidente. Allí nos hemos juntado antiguos compañeros de Ave María, Huétor Tájar y Universidad de Granada, junto a otros antiguos jugadores de balonmano granadino de distintas generaciones. Disfrutamos del Balonmano y de un magnífico grupo humano. Somos un fijo del Circuito Veterano de Balonmano Andaluz, que ganamos la temporada pasada, organizamos nuestro propio torneo de veteranos, y acudimos a otros torneos, como por ejemplo el pasado Campeonato de Europa celebrado en Turín donde quedamos quintos de nuestra categoría.”
Seguro que en breve nos vemos por las pistas, y como siempre, será un placer jugar contra ti.
Un fortísimo abrazo y mucho, mucho balonmano.
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