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Historias de Héroes Anónimos… ISMAEL SAFIANI

Historias de Héroes Anónimos… ISMAEL SAFIANI

Hemos pedido a todo un peso pesado de los Veteranos del Bahía de Almería, que nos escribiera unas líneas a modo de prólogo sobre nuestro protagonista de hoy, y José Francisco Romero “Pitu”, ha tenido la gentileza y amabilidad de remitirnos éstas palabras que resumen perfectamente a Ismael Safiani

“Hablar de Ismael Safiani como jugador de balonmano es lo mismo que hablar de él como persona. En los diferentes equipos por los que ha pasado siempre ha dejado su huella…y no han sido pocos: Keymare Almería, Roquetas, Melilla, Carboneras …y alguno más que ahora mismo no recuerdo. En todos ellos ha dejado grandes detalles de su calidad como jugador, pero sobretodo ha dejado grandes amigos. Algo que ahora está haciendo también en el equipo de Veteranos Bahía de Almería. Aquí nos hemos vuelto a juntar para compartir entrenamientos, partidos, algún que otro viaje, y sobre todo risas… muchas risas.

Son muchas las características que lo definen fuera y dentro de la pistas: es comprometido, generoso, un gran bromista, pero también asertivo, serio cuando tiene que serlo, y trabajador… Podría seguir añadiendo adjetivos que lo definen, y que tienen el denominador común de ser cosas siempre positivas. Pero creo que el mejor resumen sería decir que es completo a todos los niveles, “completico” como se diría por aquí. No sé si será el tener el pelo parecido al de George Cloney…pero tiene un carisma especial dentro y fuera de la pista, eso es evidente.”

Toda una vida vinculado al balonmano que le hemos pedido que nos cuente, y tal y como nos la ha hecho llegar os la trasladamos…

Mi historia es bastante modesta, sobre todo comparada con algunos de los cracks que han pasado por la sección como Israel Perez Ariza. Empecé a jugar a los 9 ó 10 años en Puente del Río, una pedanía de Adra en Almería, aunque he de decir que soy nacido en Marruecos y que Safiani no es de origen italiano como muchos pueden pensar, sino marroquí. La pista del colegio, como en la mayoría de los casos, fue mi punto de inicio. De ahí pasé a jugar a Adra, donde a pesar de ser más bien bajito y no destacar físicamente en nada, me amoldaba a jugar en casi cualquier posición, menos portero y pivote claro, y eso me ayudó más adelante. No éramos muchos jugadores así que a base de jugar cada semana los 60 minutos, fui mejorando más rápidamente. Con aquellos amigos conseguimos grandes cosas: fuimos a Campeonatos de España, fuimos Campeones de Andalucía, llegué a la Selección Andaluza quedando subcampeones de España…

Al final de la etapa de formación, y de la mano de mi entrenador Amador Luque, que para muchos no es el mejor pero para mí fue un segundo padre al que le debo todo como jugador y casi como persona, pasé al primer equipo, el Bm Ciudad de Almería. En aquella época el equipo estaba afincado en Roquetas de Mar, que acababa de descender de Asobal, y allí me tenéis con 18 añitos, en División de Honor B. Venía de jugar todos los minutos, y pasé a jugar poco, y es que compartía posición con José Aguilera en el extremo, porque ya la primera línea se me quedaba grande por físico. Ese año, pese a jugar poco, fue bastante bueno para mi, con Guillermo Plaza, un referente para todos los que hemos jugado a este deporte, quedamos sextos y con buenas perspectivas para el futuro porque en principio todo iba a seguir igual para la temporada siguiente.

Entonces Amador Luque, que ya era primer entrenador del Ciudad de Almería, me comentó la posibilidad de irme a jugar al Ebidem Melilla de Primera Nacional. No tenía nada que perder, y además se trataba de un equipo que había estado a punto de ascender ese año y con potencial económico, así que sin pensarlo mucho acepté. Justo después, unas semanas más tarde, el equipo de Almería se hizo con la plaza de Asobal de Bm Gáldar, trayéndose a varios de sus jugadores como Israel Pérez Ariza, Dani Sarmiento, Gustavo Alonso, Velo Rajic y Victor Hugo, así que hubiera tenido aún menos opciones de jugar.

Llegué a Melilla para un año en principio, pero al final con sus cosas buenas y sus momentos difíciles, fueron tres los que estuve allí. De aquella época aún mantengo grandes amigos como Chucho, Carlitos, Borja, Satur o Pepe, y muy buenos recuerdos.

El primer año lo pasamos regular, teníamos aspiraciones altas y al final no cumplimos las expectativas. Yo, con 19 años, reconozco que a veces era complicado llevar esa presión. Además, tuvimos muchos jugadores que venían a probar, sobretodo extranjeros, que no cuajaban o no se adaptaban. Pero aprendí mucho y ese año alterné los dos extremos, incluso puedo decir que en el rectificado jugué bastante bien. Llega el segundo año en el que nos juntamos un gran grupo con especial aportación de tres amigos del año de Almería: David Aguirre, Felipe Arance, y el que es mi mejor amigo y un hermano mayor para mí Juan Capel. También llega como entrenador Nikolas Milos, que luego entrenó a Puerto Sagunto y Cangas en Asobal, y hacemos un año espectacular. Creo que perdimos un partido en liga regular, y acabamos siendo campeones del grupo D. Jugamos la fase de ascenso, pero en aquella época las dos plazas de ascenso directo solían ser para los filiales de Granollers y Barça, que cada año subían y vendían después la plaza, así que nos quedamos con la opción de la promoción contra Fadesa La Coruña. En la ida jugamos mal y perdimos de 5, y en casa en un partido que teníamos en la mano, se nos escaparon las opciones por un solo gol. El último año también lo hicimos bien, todo el año arriba para quedar finalmente terceros y no nos clasificamos para la fase de ascenso. Perdimos en la ultima jornada en Palma del Rio aunque de ese año me quedo con haber compartido vestuario con un doble campeón de Europa con el Barça e internacional con España, y posiblemente junto a Chuchi Martínez, la mejor muñeca que he visto desde el extremo, Jordi Fernández.

Tras terminar mi etapa en Melilla, regreso a Almería, al filial del entonces Keymare Almería de Asobal, el BM La Cañada de Primera Nacional. Hacemos un año bastante bueno donde el equipo, que venía de subir el año anterior, recibe las incorporaciones de David Aguirre y Felipe Arance que venían de subir a la B con Palma del Río, más Eloy Felez que venía del Barça, Rafa Margareto, Martín Pinilla, Juanca Requena, que luego fue mi entrenador años más tarde, y jugadores con experiencia como Juanmi Cruz, Dani Martinez y yo. El haber jugado en mi época de formación en muchos puestos me sirvió ese año para jugar en varias posiciones. Ser polivalente hace que los entrenadores te valoren más.

Finalizada esa temporada finalizó también la filialidad con la Cañada de Keymare Almería, y pasamos a jugar al filial nuevo, en Segunda Nacional. Junto a algunos de los que jugamos en la Cañada, como Aguirre, Felipe o José Marcos, se sumó la vuelta de Capel de Puerto Sagunto, una magnífica portería con Fermin Mellado y Jose Francisco, más jugadores jóvenes en formación. Cumplimos con el objetivo que era subir de categoría, y lo conseguimos en Zamora, en una fase que disputó un jovencísimo Adriá Figueras, hoy internacional con España.

Con el objetivo conseguido y la vista puesta en la nueva temporada en Primera Nacional, se da un verano un poco anormal aunque al final, Keymare Almería sale en Asobal. La consecuencia es que a causa de los impagos que había, muchos jugadores se marchan del equipo a lo que se sumó la retirada de Francis Miras en portería. Con pocos medios y pocos recursos para armar una plantilla de Asobal, se decide tirar de gente de la casa. El entrenador Gregorio Borrego cuenta conmigo para el puesto de extremo izquierdo, puesto que después compartiría con Adrian Crowley hasta enero al venir cedido por el Portland esos meses. Ese año jugué en los dos extremos porque eramos una plantilla corta. La temporada sirvió para que muchos jugadores se dieran a conocer y continuasen sus carreras en Asobal, como por ejemplo Chispi que se fue al Antequera de Antonio Carlos Ortega, Eloy Felez que se fue a Granollers, Eloy Gónzalez al Portland San Antonio, Sasha Tioumentsev a Logroño, y otros como Bertos, Hector Tomás o Ricardo Amerigo que también hicieron carrera en otros equipos. Los que eramos de casa pudimos jugar muchos partidos, y he decir que lo hicimos bastante bien. Lo hice mucho mejor de lo que creía que podía, en una categoría como la Asobal. Pero claro, estaba la otra cara de la moneda que eran los impagos sistemáticos a los que sumar la plena crisis en la que se encontraba España en 2009, por lo que no se nos pagaba ni los sueldos, ni el alquiler de los pisos, ni los suministros, y los compañeros que eran de fuera lo pasaron muy mal.

Tras un descenso cantado, porque solo hicimos 5 puntos, el equipo finalmente desapareció. Ese verano salió un proyecto en una localidad de Almería, Carboneras, para jugar en Primera Nacional. Capitaneado por Guillermo Plaza y formado por jugadores que habíamos jugado en categorías nacionales como Capel, Ricardo Amerigo, Aguirre o yo mismo, junto a Alex Criado, Jose Francisco Romero, Quique Sánchez, y una base de jugadores de la localidad, conformamos un equipo y un proyecto a medio plazo para subir a División de Honor B. Todo se quedó finalmente en una única temporada donde acabamos cuartos y realmente pudimos y debimos hacerlo mejor, pero por motivos políticos supongo, ese proyecto solo duró aquella campaña.

Tras aquello, unido al trabajo que por aquel entonces tenía en un hotel, decido dejar de jugar porque no podía comprometerme. Comienzan unos años alejado de las pistas donde ni siquiera iba a a ver partidos. Pasan 6 años cuando, el que fue mi compañero en La Cañada, Juan Carlos Requena, es destinado a un instituto donde coincide con mi mujer, y a la vez que se crea el proyecto de un nuevo club en Almería, el Bm Bahia de Almería. Juan Carlos piensa en mi, aunque ya tenía 33 años, unos cuantos años de inactividad, un estado de forma bastante mejorable y mi cabeza centrada en preparar unas oposiciones. Me comenta que el equipo va a salir en Segunda Nacional, y que le vendría bien alguien como yo con experiencia que le ayude con los jóvenes, y que hacer algo de deporte al día tras estudiar me vendría bien. No lo veía claro, pero acepto empezar a entrenar y ver como me veo. Al principio fatal, estaba fuera de peso y me lesionaba con bastante frecuencia. Aún así sigo y y empiezo a jugar y recuperé esa ilusión, sobre todo porque tenía la oportunidad de que mi hija me viera jugar y eso me motivaba. El año empieza a ir muy bien, vamos ganado partidos pero en una acción tonta, me rompo en tendón de Aquiles. Esto era el mes de enero y en mayo jugaríamos, previsiblemente, la fase de ascenso. Los tiempos eran bastante justos y la gente me recomendaba más dejar el balonmano de manera definitiva,  pero claro, mi cabeza me decía…. ¿y si llego? Con esa obsesión me tomé en serio la rehabilitación yendo diariamente, sufriendo los electrodos, tomando vitaminas y haciendo todo lo que se pudiera hacer. Y llegué, en tres meses y medio ya estaba jugando. No puedo dejar de agradecer a Juanca Requena que contara conmigo y me hiciera jugar, porque lo fácil hubiera sido no ponerme, pero me puso y con el partido igualado, algo que siempre le agradeceré. Jugamos la fase de ascenso y subimos, y jugué otro año más en Primera Nacional. Pese a ser un equipo recién ascendido lo hicimos muy bien quedando cuartos, y luchando casi toda la segunda vuelta para meternos en los dos primeros puestos. La verdad es que ese ultimo año disfruté mucho por el rol de veterano, ayudando a los más jóvenes, mis jóvenes, tanto fuera como dentro de la pista. Sobretodo a los Saul y David Garrido, con los que compartía ambos extremos, además de Lorenzo, Espada…

Mientras acababa el año fui de nuevo padre y ya tenía claro que no podía seguir jugando con esa carga de viajes y entrenamientos. Pero surgió el equipo de veteranos y lo vi como una salida natural,así que los martes “doblaba” con el Primera Nacional y con los veteranos donde era y soy el más joven. Me lo pasaba muy bien pero este año, desde el principio, solo juego con los veteranos donde estoy feliz. Es un grupo muy sano y nos lo pasamos muy bien, y como decimos, nosotros nos dedicamos “a hablar en la pista”.

Esta es mi historia, y lo que me llevo de todos estos años es la cantidad de amigos que tengo por ahí, tanto en Melilla, Almería o el resto de sitios en los que he jugado. Muchas experiencias, viajes, historias de vestuario… Quieras que no, irte de casa con 19 como me fui yo, me ha servido para curtirme y hacerme como persona.

Todo un lujo para los Veteranos del Bahía de Almería contar con un jugador así, y con una persona así. Muchísima suerte para esta nueva temporada, y a seguir disfrutando con nuestro deporte.

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