Un jugador muy querido y admirado por la afición española. ¿Cómo has vivido ese respeto que siempre te han tenido no solo aficionados sino también rivales, entrenadores y árbitros?
No me he creído superior a nadie, siempre he tratado de respetar y ser humano y cercano. Solo tenemos un don que nos da la vida y el comportamiento lo hacemos nosotros con nuestra educación, carácter….
Noté el calor de la afición española en las diversas ciudades, pero también me pitaban, los árbitros me expulsaban, tenía mis rifi-rafes con entrenadores….(risas). Pero al final siempre me quedo con lo bonito y mirando de forma global, estoy agradecido a la afición española y creo que le di cosas para que pudieran disfrutar del balonmano.
Cuento siempre una anécdota, y es que jugando una semifinal de Copa de Rey, desde la grada un niño me pidió que tirase el lanzamiento de 180 grados y lo hice por él.