Entrevista a SUSANA PAREJA - BalonmanoVeteranos.com

Empecé con 12 añitos en mi colegio, C.P. San Clemente de Sedaví. Mi mejor amiga de la infancia jugaba en su colegio a balonmano y siempre me decía que estaba muy chulo y que se lo pasaba genial. Un día aparecieron por mi clase unas chicas que querían montar un equipo en nuestro colegio, nos hablaron  un poco de este deporte y nos animaron a ir a un entrenamiento. Por aquel entonces yo hacía taekwondo y compaginaba las dos disciplinas, hasta que mi madre me dijo que escogiera, que no podía hacer tanto deporte y emplear 3 días a la semana a taekwondo, 2 a balonmano, sábados partidos y domingos competición. Que era demasiado deporte para una niña tan pequeña y que estaba muy flaca de tanto deporte. Y me decidí por el balonmano, sencillamente porque con 12 años tenia cinturón marrón y hasta cumplir los 18 no podía examinarme del negro y pensé que eran muchos años y que tendría tiempo para ello.

Sin duda Cristina Mayo me marcó a todos los niveles. Su garra, su lucha, su máxima exigencia. Fue la entrenadora que me formó. Empecé a entrenar en Division de Honor cuando era juvenil con 17 años y a los 18 ya estaba jugando, bueno jugando, jugando no, en el banquillo (risas). Era muy difícil entrar en el 7 de la Mayo. Voy a contar cómo empecé a ser titular con la Mayo. Apenas jugaba minutos, yo por aquel entonces era central y bueno solíamos ganar de muchísimos goles, pero la Mayo no era de cambiar a jugadoras, y yo solía jugar los últimos 3 minutos de los encuentros. Un partido de Copa de Europa en el minuto 10 o 15 de la primera parte, echan a la central titular, Izaskun Múgica, con roja, lo recordaré toda la vida. La Mayo se gira, me mira, y dice, “tu, a la pista”. Tierra trágame… una chiquilla de 18 años sin apenas minutos de juego y ale, a jugar un partido de competición europea. Sacábamos de centro, miré aún lado, Natalia Morskova, miré al otro, Svetlana …… no recuerdo el apellido, rusa también, y me dije, Susana aquí las que cobran pasta son estas y las que tienen que meter los goles son ellas, a ti lo único que te piden es que no tengas miedo. Y así fue, creo que metí 4 o 5 goles, estaba cagada, pero la Mayo no lo notó, después del partido me felicitó y así empecé a formar parte de ese 7 titular. Ella me inculcó los valores del  trabajo duro, del sacrificio, de la constancia, de luchar por lo que uno quiere.

Sinceramente no lo sé. Cuando me ponía las zapatillas y todo mi arsenal de complementos:  rodilleras, pantalones de noepreno, etc…  me transformaba, aquí en Valencia me llegaron a apodar “perro de presa”.

En defensa disfrutaba una cosa bárbara. Sentía esa necesidad de atacar a quien estaba atacando. Me sentía muy cómoda, disfrutaba tanto robando balones, cortando pases, haciendo cambios de oponente, llegando a todo y creo que hacía sentir seguras a las jugadoras que tenía al lado. Siempre tenía muy en mente que el primer ataque empezaba en la defensa y no me importaba a quien tuviera en frente, cuanto más grandes mejor. Hubo momentos que se me erizaba la piel  después de una acción defensiva,  sufría y disfrutaba tanto a la vez.

Atacar me gustaba, pero era consciente de mis carencias cara a puerta y sobre todo el rol que yo tenía en el equipo y ese no pasaba por ser la cañonera. Yo creo que mi mayor virtud en ataque fue jugar siempre para el equipo, para que la compañera fuese mejor, meter mis 3 o 4 golitos por partido de 5 lanzamientos

El mayor triunfo fue clasificarnos para los Juegos Olímpicos de 2004 en Atenas, el Mundial de Croacia del 2003 y como no, la medalla de oro que conseguimos en los Juegos del Mediterráneo en Almería en 2005. Era la primera medalla de oro que la selección femenina conseguía contra Serbia.

La Copa de Europa en 1997 con el Osito l´Eliana fue sin duda el mejor triunfo de todos, ningún otro equipo español lo ha conseguido hasta ahora y realmente creo que en nuestras condiciones fue todo una proeza y un logro. Dejamos fuera en semifinales al todo poderoso Hypobank Austriaco, con un partido de vuelta en Austria digno de una película mafiosa de Alcapone.

Sinceramente, una de las jugadoras que más he admirado y sigo admirándola como persona es Cristina Gómez. Una pivote extraordinaria, con una capacidad de buscar espacios, de coger balones imposibles y con una muñeca digna de una diva del balonmano actual. Una capitana con una sentido  de equipo, de compañerismo, con una empatía increíble. Una señora dentro y fuera de la pista.

Por desgracia en España y los españoles en sí, somos poco dados a reconocer y valorar lo que tenemos o lo que hemos tenido y menos aun si es del prójimo. Yo echo en falta el reconocimiento a grandes jugadoras que han pasado por la selección y por el relevo generacional, por el que hemos pasado tantas jugadoras, y ya no están. Ahora que el balonmano femenino está en lo más alto, no debería olvidarse de ellas.

Volvería a jugar al balonmano sin duda.

Pufffff!!!! mi cuerpo ya no está para esos trotes, además yo no se dosificarme, mi mente no entiende que mis músculos ya no están preparados para este deporte. Ahora toca deportes menos sacrificados físicamente.

No sé si soy yo la que se tiene que definir como entrenadora. Te diría que lo que he intentado transmitir a mis jugadoras y ahora a mis jugadores es que tienen que creer en ellos mismos, que con trabajo, disciplina y constancia todo es posible. No es necesario ser un crack para llegar a lo mas alto. Los jugadores normales, con actitudes especiales consiguen cosas imposibles.
Realmente creo que haber sido jugadora es una gran ayuda, sabes cómo funciona un vestuario, sabes las sensaciones de los jugadores en ciertos momentos porque tú ya pasaste por ellos.

Esta misma pregunta me hizo un presidente de un equipo de Asobal hace unos años, dímelo tú fue mi contestación. Quieres ser el primero en algo, hazlo.

Me he desvinculado bastante de la liga femenina, sigo resultados de los clubes donde tengo grandes compañeros y poco más. Creo que el balonmano femenino va mejorando poco a poco, pero aún queda muchísimo para volver a ser esa Liga donde jugadoras de los países del Este, francesas o nórdicas querían venir. En fin deberíamos aprovechar aun más los logros de nuestra selección para ello.