Has sido uno de los grandes de la historia del balonmano, un jugador de una excelente técnica pero sobre todo de un carácter ganador como pocos han demostrado en un 40×20. ¿Uno nace con ese carácter o se forja a lo largo de la vida?
Bueno, en primer lugar agradecer el adjetivo de “grande” del balonmano, pero nunca me he sentido tan grande como decís. Respecto al carácter ganador, creo que eso es como un diamante sin tallar, que solamente es una piedra que luego tienes que trabajar para que se transforme en un diamante tallado. En mi caso he trabajado mucho con los entrenadores para llegar a donde llegué. Todas las situaciones que he tenido en la vida me han exigido no bajar los brazos. Todas estas situaciones, deportivas y extra deportivas, me han formado en este aspecto. Muchos entrenadores han trabajado conmigo en este aspecto, y han visto la posibilidad de hacerme un ganador.