Entrevista a ROLANDO URIOS - BalonmanoVeteranos.com

Eso de que uno es consciente o no, depende de cómo te lo tomes.

El haber podido ser un espejo donde se hayan mirado otros es una satisfacción. Si he sido un ejemplo, me alegro mucho, pero no le doy excesiva importancia.

Siempre hay un talento innato, pero luego el resto es sacrificio con mucho entrenamiento, muchos partidos, muchos golpes…  Vas adquiriendo nivel con el paso de los años, igual que en cualquier otra posición.

Cuando yo era joven estaba en Cuba, y allí era difícil ver balonmano. Te fijabas cuando salías fuera y jugabas contra algún equipo europeo. Yo llegué a la selección nacional de Cuba con 16 años, y siempre íbamos a los países socialistas cuando salíamos de la isla a jugar, solíamos jugar contra equipos de la Unión Soviética o la Alemania del este. En Cuba era difícil ver balonmano así que cuando conseguíamos un video de algún partido, lo veíamos 10 veces.

De aquella época recuerdos algunos buenos pivotes, pero destacaría al ruso DImitri Torgovanov y el alemán Christian Schwarzer.

A nivel deportivo, fue un paso muy grande, y también a nivel personal. Estuve una primera temporada en Hungría donde jugué poco porque el cupo de extranjeros era de 2, y ya estaban un portero eslovaco y mi compatriota Carlos Reinaldo Pérez de lateral. Así que apenas jugué 2 partidos de Champions y 1 de liga.

Después de jugar en Francia 2 temporadas, fuimos a los Juegos Olímpicos de Sidney en el año 2000. Algunos teníamos contratos con clubes europeos, pero como se habían quedado algunos jugadores que no regresaron a la isla, las autoridades decidieron que se habían acabado las salidas de jugadores. Nos engañaron y nos dijeron que estuviéramos tranquilos que en unos días saldríamos para Francia o Hungría. Los clubes mandaron los billetes pero no nos dejaron salir. Estábamos clasificados para el Mundial de Francia de 2001, pero las autoridades decían que si nos dejaban salir, otros tantos no íbamos a regresar. En realidad éramos propiedad del gobierno y de la propaganda comunista, y no les interesaba que nos marcháramos. Yo siempre he tenido una muy buena amistad con Julio Fis, que para mí es como mi hermano porque nos conocemos desde bien pequeños. Julio había fichado por Ciudad Real y en ese momento andaban buscando un pivote.  Julio les dijo que si buscaban un pivote, en Cuba estaba el número uno. Domingo Díaz de Mera y Revilla se pusieron en contacto conmigo y con varias personas que aún están en Cuba y me ayudaron a salir, para gestionar mi salida. El club mandó gente allí, firmamos un pre contrato y fueron haciendo las gestiones de pasaporte y demás papeleo para que las autoridades pensaran que me iba pero que regresaría. Tenía claro que salir era para no volver. Volé de Cuba a Madrid en abril del 2001, unos días antes del cumpleaños de mis hijos que son en abril, consciente de que ya no iba a regresar a mi país.

Domingo Díaz de Mera es la persona de referencia. Cuando empezó con aquel proyecto empezó a fichar jugadores, formando un equipo que llegó a lo que llegó a ser de manera progresiva. Yo llegué al principio de todo, y estuve hasta el final. Domingo fue el verdadero artífice, junto a los jugadores que fueron fichando.

Yo llegué casi a final de temporada y el Balonmano Ciudad Real se metió en la final contra el Portland que ser perdió, y luego ganamos 2 Recopas de manera consecutiva, una con Vujovic y otra con Juan de Dios Román.

Luego llegaron la Liga, Copa del Rey… se fichó a Pogorelov, a Talant, etc… y poco a poco se construyó el equipo que acabó dominando Europa y España.

Fue una etapa muy bonita de mi vida. Salí de Cuba hacia Ciudad Real y me cambió el mundo por completo. Un vestuario con mucha estrella mundial pero que en realidad eran todos gente muy humilde. Éramos más que compañeros, éramos amigos y no había ninguna complicación. Todos éramos profesionales, con ganas de ganar cada partido y cada torneo y no hubo ninguna complicación para dirigir aquel equipo. La clave es que éramos un equipo de grandes jugadores donde la estrella era el equipo en general.

Cuando estás en un equipo que aspira a todo debes tener ese orgullo por querer ganarlo todo una y otra vez. Teníamos el objetivo de ganarlo todo, empezando por la Supercopa de España y terminando por la Champions. Nos motivábamos en cada partido porque teníamos hambre de títulos pese a tener en el equipo campeones olímpicos, del mundo, de Europa…

La mayor mentalidad ganadora, sin duda, te imaginas quien… Talant. Es un tío increíble, no le gustaba perder a nada. Compartimos vestuario pero también habitación cuando jugábamos fuera. Como él, con esa mentalidad de ganar, de superarse cada día, de exigirse y exigir, muy pocos. También destacaría a Rutenka, un jugador increíble, pero donde lo pusieras… si lo ponías de pivote, de pivote, si lo ponías de central, de central, si lo ponías de portero, seguro que también lo hubiera hecho bien. Era un jugador que era bueno en cualquier posición, y lo comparo un poco con Wislander. Un joker, un comodín que te atacaba y defendía. También hablaría de Alberto Entrerios, Olafur, Metlicic, Dzomba que era increible, Hombrados y Stebik, Dinart en la defensa. Pero el jugador líder que empujaba como ninguno, ese es Talant.

Soy una persona que no le gusta cambiar mucho y si lo hago es por necesidad, como cuando salí de Cuba. Me gusta la tranquilidad, no me gusta el bullicio, y Ciudad Real en ese sentido es una ciudad que no es grande, todo lo tienes a mano, la gente te conoce y la verdad es que me encanta la ciudad. Me encantaría regresar a España, y ojalá haya algún equipo que me fiche para regresar a España desde Alemania.

Mi primer lugar de nacimiento es Cuba pero mi segundo lugar de nacimiento, porque cuando llegué volví a nacer, es Ciudad Real. Renací como persona y como jugador. Le debo mucho a Ciudad Real y es una ciudad que me encanta.

Nunca me sentí estar en una nube. Yo era un jugador humilde y tranquilo, y está claro que te halaga que te reconozcan pero nunca me sentí superior. He jugado al balonmano a alto nivel pero si puedo pasar desapercibido mejor.

La misma raza que tenía como jugador la tiene como entrenador. Siempre he dicho que Talant nació para el balonmano. Como jugador era muy fácil jugar con él, solo con mirarle a la cara sabía dónde quería que me pusiera y donde me la iba a pasar. Y como entrenador, transmite la misma garra. El conocimiento que tiene del balonmano es enorme, destacaría su profesionalidad, su dedicación y su inteligencia a la hora de entrenar y dirigir. Este año el Kielce está increíble y si no tiene lesiones en jugadores importantes, estará en la Final Four. Es el equipo de Champions que más me gusta ver ahora mismo.

Cuando salí de Cuba era consciente de que nunca más iba a poder regresar. La Federación Española me propuso nacionalizarme, lo habló con el club, y era relativamente fácil porque mi abuelo paterno era de Valencia. Se hicieron las gestiones para que mi padre obtuviera la doble nacionalidad, y a partir de ahí cogí yo la nacionalidad española.

Para mí fue un orgullo jugar para la selección española. Pensé que nunca más iba a jugar una competición internacional de selecciones, y España me dio la oportunidad de poder jugar unos Juegos Olímpicos, un Mundial… y eso fue toda una ilusión.

Fuimos a ese Mundial con un nuevo seleccionador que era Pastor, sabiamente elegido por la Federación, y es que como entrenador es muy bueno. El balonmano español le debe mucho a la figura de Pastor, y detrás de él han venido otros muy buenos entrenadores que han cogido de Pastor y han introducido nuevos métodos.

Llegamos al Mundial como te decía, tras el fracaso de los Juego Olímpicos donde perdimos por penaltis contra Alemania, y llegábamos un tanto decepcionados. De quedar séptimos u octavos en los Juegos, en unos meses estábamos en el Mundial. Fuimos con tranquilidad porque estaba Croacia, Suecia, Alemania… y fuimos partido a partido. Cuando nos vimos en semifinales sí que dijimos que había que darlo todo por llegar a la final. Jugamos un partido muy difícil en Túnez contra Túnez, y ganamos. A mí en ese partido me molieron a palos, eso sí que lo recuerdo bien.

Llegamos a la final contra la Croacia que era campeona del mundo y olímpica, que nos había dado un baño en los Juegos Olímpicos ganándonos bien. Pero una final es una final, da igual lo que haya pasado antes. Fue un gran partido, logramos el oro y eso fue algo muy importante para el balonmano español.

Las derrotas siempre son amargas. Perdimos contra Francia, creo que de 4 goles, después de haber jugado en el grupo contra ellos y haberles ganamo holgadamente… llegamos a ir ganando en la fase de grupos de hasta 8 o 9 goles. A partir del 2005 Francia armó un enorme equipo que le sirvió para ganar muchos campeonatos… ganarlo todo. Una generación de jugadores franceses muy buenos con Karabatic, Dinart, Gille… Francia nos ganó aquella final porque llegó mejor físicamente. Nosotros llegamos fundidos a la final.

Sobre la medalla olímpica, si que quedó como espina clavada. Precisamente ese año, en la supercopa tuve la lesión, pasé por quirófano, no me recuperé bien y no pude ir a los Juegos Olímpicos de Pekín. Pero bueno, eso pasa. Yo no tuve la suerte de ganar una medalla olímpica.

Con las lesiones pasó que ya no me recuperaba, tuve 3 operaciones en las rodillas, luego el hombro me dio problemas… y uno se cansa de estar tanto tiempo lesionado. Me dieron la oportunidad de retirarme y quedarme en el club y la acepté, aunque mi intención era seguir jugando. Pero un equipo como el Ciudad Real, que debía tener jugadores para ganarlo todo, y yo sentirme un lastre, decidí junto con la directiva poner punto final. Me quedé integrado en la estructura del club, ya tenía además 38-39 años, y hasta que el club se fue para Madrid y desapareció.

Ahora mismo estoy en Alemania entrenando en Berlín, pero vine para acá para aprender alemán y abrirme paso en Alemania. Pero me pilló de por medio la pandemia y todas estas cosas raras. Además el alemán es un idioma muy difícil de atender.

Como entrenador no te puedo decir que haré porque hoy puedes estar aquí y en 2 meses en otro lado. Me gustaría regresar a España y entrenar en España, así que abierto estoy a proyectos.

A los 2 o 3 años de retirarme jugamos un partido allí en Ciudad Real contra un equipo de veteranos. Jugué 15 minutos porque es verdad que aún tengo las rodillas muy mal, y correr me cuesta mucho, pero es que además al día siguiente los dolores son enormes. Poco a poco se te va apagando el gusanillo por jugar y se despierta el de entrenador.