Entrevista a RAÚL CAMPOS - BalonmanoVeteranos.com

Creo que ninguno se plantea cuando empieza a jugar a un deporte que puede llegar a ser su forma de vida. En mi caso fue un profesor de Educación física el que reunió un buen grupo de alumnos de 5º de primaria con unos 10 años, el que nos invitó a unos entrenamientos. Simplemente era por probar. Y ya ves……

En mi pueblo había una competición entre colegios entre semana, creo que la competitividad entre los mismos y el conocer a otros jugadores fue lo que me enganchó.

Realmente no tuve un único referente… Paco Casanovas, Carlos Gómez, Paco Rabuñal, Jose Luís Ortega… fueron los responsables de transmitirme la pasión por el balonmano.

Sin duda… mucho entrenamiento.

Siempre he pensado que todos tenemos “algo” que inconscientemente te hace marcar la diferencia. Algo que no se puede enseñar.

Como jugador, y creo que como la mayoría, fui evolucionando. En mis inicios era un jugador únicamente ofensivo, no solía defender pero cuándo fue pasando los años y fui ganando experiencia, fui compaginando las dos funciones hasta que en los últimos años, la defensa fue mi principal función.

Pues imagínate lo que puede significar que un jugador que nace en un club modesto con una gran historia y una cantera de gran valor, llegue a jugar en el equipo que está en la máxima categoría. Algo impensable y muy importante para toda la cantera de mi pueblo.

El Balonmano en Valencia, como bien dices tiene una gran tradición y ha sido cuna de grandes monstruos de nuestro deporte, pero viéndolo desde la lejanía, el balonmano en la ciudad es muy complicado que se afiance. Valencia es una ciudad tremenda, con mucha oferta de ocio y por esa misma razón, el balonmano funciona mucho mejor en poblaciones más pequeñas.

Mis recuerdos inolvidables en Valladolid. Fue un auténtico periodo de aprendizaje que me ayudo a seguir con mi carrera deportiva. El sistema que el Bm Valladolid tenía en aquella época era pionero en ver el balonmano de otra forma. Un nuevo concepto que hacía cambiar la mentalidad de cualquier jugador. La defensa inteligente, buscando el error de contrario y explotando al máximo el contraataque. El ataque, aprovechando al máximo cada una de las virtudes del jugador. Un cambio enorme la verdad, además de lo que supuso salir de casa tan joven.

Llegué al FC. Barcelona muy joven, a un equipo plagado de cracks en su mejor etapa como deportistas. El aprendizaje fue brutal, a diario. El Barça era la máxima expresión de profesionalidad a todos los niveles.

El vestuario en aquella época del FC Barcelona no podía ser de otra manera, grandes profesionales enfocados a ganar, siendo conscientes del papel de cada uno en el equipo y tremendamente comprometidos y unidos para dar el máximo en cada partido. Un ejemplo donde la liga estaba algo más igualada que ahora.

Pues imagínate lo que puede significar para un jugador de Quart de Poblet ganar la Copa de Europa, la liga, la copa del Rey, la copa Asobal…. Sin palabras. Y ya no solo para mí, para mi familia y para los jugadores como yo sueñan con algo parecido. Desgraciadamente cuando los calendarios no te dan un respiro para ver lo que sé consigue, es difícil disfrutar el momento. Si al cabo del tiempo. Pero en el momento, simplemente te enfocabas en el siguiente reto y cual tenía que ser tu papel para ayudar al equipo.

La llegada a Granollers fue algo inesperado. En ese momento, mi posición estaba muy bien cubierta y yo no tenía sitio allí. Pero la salida del jugador coreano que estaba en mi posición abrió la puerta al club.

Cuando llegué me llamó mucho la atención un grupo de chavales que jugaba en la calle. ¡Estaban jugando a Balonmano.! Increíble.

La filosofía formativa del club fue lo que realmente me cautivó. La necesidad de crear jugadores para que formen parte del primer equipo hace que desde edad muy temprana generen una filosofía de crecimiento que a muchos de ellos les lleva a la máxima categoría.

Yo no diría amargo. Para mí fue todo lo contrario. Llegar a cualquier final es un triunfo y sobre todo cuando hablamos de clubs modestos como el Bm Granollers. Canteranos y un par de extranjeros, y en las finales. Un gran trabajo de todos: jugadores, entrenadores, delegados, médicos, fisios, jefes de prensa, directivos…

Las finales se juegan para ganar, pero a tiempo pasado, te das cuenta de que el mérito es enorme. Jugábamos fuera de nuestra liga y ahí estábamos dando guerra a equipos alemanes que multiplicaban por mucho nuestro presupuesto.

Exactamente, la lección más importante. Creo que lo he comentado infinidad de veces. Esta lesión me enseñó lo que pasaba con un deportista cuando se lesiona gravemente.

Lo mío fue un accidente, algo que le puede pasar a cualquiera. Me di cuenta que el apoyo fue increíble los primeros quince días, pero después… caes en el olvido. Eso fue más duro que la propia lesión. Con esto te das cuenta que necesitas un plan B. Yo fui educado así, gracias a mi padre que también fue deportista, pero no sabía cual era la importancia de tener una alternativa. Me abrió los ojos.

En cuanto a la lesión en si, bueno, el tiempo, el esfuerzo y la ayuda de los profesionales hicieron todo más fácil. Creo que el tiempo mejor empleado en mi carrera deportiva.

Pues, la selección fue un premio. Llegó cuando tuvo que llegar. En mi etapa la posición estaba como tu bien dices cubierta. El momento fue tardío en mi etapa deportiva pero me hizo valorar lo complicado que es para los jugadores que compaginan la selección y sus equipos.

He sido de esos pocos jugadores que después de una meditada decisión tiene la suerte de poder decir que se retira. Es un momento duro, aunque todo haya salido bien.

Nunca crees que te va a llegar el momento, pero los deportistas tienen fecha de caducidad. Llega un momento que a pesar de la experiencia que tienes, tu cuerpo no responde igual y debes tomar una decisión. Creo que hay que ser honesto con uno mismo y con el club que ha entendido tu madurez deportiva.

Se echa mucho de menos a los compañeros, el ambiente en el vestuario… pero te soy sincero, que bien no volver a sufrir las pretemporadas (risas).

Tener un plan B en tu vida, creo que es básico. Para todos. No creo que ninguno planificamos nuestra retirada, ni cómo ni cuándo pero sí que podemos generar herramientas para que esta retirada no sea un cambio tan grande.

La formación siempre ha sido parte de mí. Nunca dejé los estudios, tenía épocas dónde podía dedicar más y otras dónde era muy complicado compaginar las dos carreras.

Vi un cambio enorme en la vida laboral comparada con el deporte, el modo de actuar de los nuevos compañeros… los objetivos… bueno todo cambia y es necesario un cambio por tu parte.

Los deportistas tenemos una serie de virtudes que se han ido formando durante nuestra carrera. Aspectos como el trabajo en equipo, trabajo sobre presión, capacidad organizativa… son algunos de los ejemplos que las empresas valoran mucho.