Más de 20 años de trayectoria deportiva, siendo además pieza clave en los equipos
en los que has estado. ¿Cual es el secreto del éxito de una carrera tan longeva? ¿Allí
por 1990 cuando llegaste al Avidesa Alzira pensaste que lograrías todo lo que has
logrado?
Desde la etapa cadete, César Argilés, del que guardo un grandísimo recuerdo, se fijó en
mí y en poco tiempo me llevó al Caixa Valencia, predecesor del Avidesa, para que
empezará a trabajar con ellos en el equipo juvenil y empezar a formarme como portero
de futuro. Llegar a este equipo me supuso cambiar totalmente muchos de mis hábitos y
de alguna manera empezar a profesionalizarme en las rutinas diarias. Desde el cuidar
un poco más la alimentación hasta distribuir las horas de estudio de una manera
diferente, y en definitiva empezar a dedicarme en cuerpo y alma a este deporte. Desde
juveniles empecé a entrenar con el equipo senior y esa etapa empezó a marcar ya para
siempre mi carrera deportiva y yo diría también que mi vida personal. Los entrenamientos eran diarios tanto con el juvenil como con el senior y se doblaba varias veces a la semana. Allí comencé una historia de la que estoy muy orgulloso y trato de transmitir a mis alumnos, jugadores y especialmente a mi hijo, que ha querido también ser portero, todo lo que yo he podido aprender, con mis aciertos y mis numerosos errores.
En Alzira se llegó a vivir el balonmano como una auténtica religión y el proyecto que
encabezó Argilés y que en pocos años pasó de estar en segunda división a jugar finales
europeas y estar entre lo más alto, fue digno de alabanza, pero jamás ha sido valorado como debía. Gran culpa del éxito la tuvo Avidesa, nuestro gran mecenas. Ello permitió que nombres como Alemany, Novoa, Jaime Fort, Chepkin, Eduardo Sala, Juan Selma, Ricardo Marín, Aleix Franch, Stinga, Voinea, Manolo Cañadillas,Sveinsson , Johnasson, Angel Gutiérrez, Marian Dumitru, Berbeche… junto con grandes jugadores de club como Otero, Toni Sarió, Antonio Martínez , Salva Esquer, Emilio Hernández, Quique Andreu y yo mismo, nos implicáramos al máximo en este proyecto. Conocer a Juan Alemany, que a la postre ha sido como un hermano para mí, también fue un punto de inflexión en mi vida, ya que él ha sido para mí siempre un referente y una persona a imitar.