“De Madrid al cielo”, que reza el dicho castizo, y en tu caso, se cumplió. ¿Cómo valoras, con la perspectiva que da el tiempo, toda tu trayectoria como jugadora profesional? ¿Qué cosas destacarías como las más significativas de tu carrera?
La verdad es que salí muy joven de Madrid, pero siempre he intentado tener presente ese “agujerito” que dicen para mirar.
Mi trayectoria como jugadora la valoro como muy intensa y larga. Empecé a jugar a Balonmano con 8 años y me retiré con 38, una locura.
Destacaría tanto cosas buenas como las no tan buenas. Ha sido siempre una trayectoria de aprendizaje, creciendo tanto como jugadora como persona. Se podría decir que el balonmano ha sido el eje fundamental de mi vida, forma parte de mi evolución.