Soy portera porque cuando empecé a jugar mi hermano era portero, y al final los pequeños siempre imitamos a los mayores. Nunca he salido de la portería, soy de las jugadoras que tienen miedo a botar porque seguro que me boto en el pie (risas). Además de pequeña me gustaba poco correr, así que estaba muy bien en mi área. Con el tiempo le fui cogiendo el gusto al puesto y no lo cambiaría por nada. Es un puesto en el que estás muy sola, tienes mucha responsabilidad en la pista y eso es una de las cosas que más me gustan.
Ufff, hay varias… Una de las jugadoras que me costaba mucho pararle era Aiko, la lateral derecho japonesa que jugó en Vícar y Cleba. No lanzaba fuerte, pero tenía un momento de lanzamiento que me costaba muchísimo. Además, lanzaba los penaltis, solía amagar, y recuerdo que en un penalti me amagó y me fui al suelo directa… Fue mi primer año en división de honor y aún me acuerdo de estar en el suelo y de verle con el balón en la mano… no sabía dónde meterme (risas).