Toda una leyenda de nuestro deporte con una historia plagada de éxitos y títulos tanto a nivel de clubes como sobre todo de selección. ¿Cómo vive uno el ser reconocido, admirado y querido en todos los pabellones que se visitan? ¿Cómo te muestran el cariño y la admiración la afición española? ¿Cuánta responsabilidad genera también el ser todo un ídolo?
Lo primero agradecerte la invitación y sumarme a una lista en la que muchos, además de haber sido compañeros o rivales, son amigos. Es de agradecer el que te reconozcan por tus éxitos, pero sobre todo independientemente de haber ganado más o menos títulos, es que se te valore por tus cualidades personales más que profesionales, siempre hay que ser uno mismo. Tanto en mi etapa de jugador como de entrenador he intentado ser uno más dentro del equipo. El balonmano sin duda es un deporte de equipo, y para mí el equipo es lo más importante. Creo que la gente en los clubes donde he estado, lo que más han apreciado de mí es mi compromiso. Cada vez queda menos gente que se acuerde de mi etapa de jugador, pero siempre hay aficionados que muestran ese cariño, saludándote, pidiendo un autógrafo o una foto, o charlando de aquellos tiempos. También noto la admiración de algunos aficionados en los pabellones con sus aplausos en la presentación del partido donde vamos a jugar. Está claro que cuando te comprometes con un club, genera responsabilidad. El hecho de haber estado en clubes importantes o la selección, hace que seas para muchos un referente o un ídolo, lo que implica que debes tener aún más, un comportamiento correcto. Los valores son muy importantes no solo en el deporte sino en la vida. Respeto, humildad, constancia, etc… es lo que aprendí desde pequeño de mis padres, profesores, entrenadores y compañeros, y es lo que intento transmitir también en los equipos donde estoy.