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Entrevista a LUISÓN GARCÍA

Entrevista a LUISÓN GARCÍA

Hay jugadores muy especiales que durante su trayectoria deportiva supieron encarnar a la perfección la dureza, la nobleza, la intensidad y el sacrificio que precisaba nuestro deporte, en una época en la que todo era más espartano. Y uno de aquellos jugadores, leyenda eterna del balonmano español es, sin lugar a dudas Luisón García.

El miembro más destacado de una saga en la que otros dos hermanos llegaron también a ser jugadores profesionales de la Liga Asobal, y que tiene ahora su continuación en su sobrino Alberto Sanz, actual jugador del Balonmano Guadalajara. Con su hermano Kike ya coincidió en el Atlético de Madrid, y en Cuenca se juntaron los tres: Lusión, Kike y Alberto, en un hecho tan insólito como atípico.

No solo militó en el histórico Atlético de Madrid, siendo miembro de la plantilla que disputó aquella recordada y rememorada primera final de una Copa de Europa para un club español bajo las órdenes del recientemente desaparecido Juan de Dios Román y contra el espectacular equipo de la Metaloplástika Sabac,  sino que también formó parte de otro histórico como el Teka de Santander, siendo miembro de aquella plantilla no menos histórica que consiguió la primera Copa de Europa para un club español. Con posterioridad recaló en el Caja Madrid de Domingo Bárcenas, el Conquense y el Balonmano Cangas, donde finalmente se retiró del deporte de élite por problemas físicos tras más de 20 años en la máxima categoría.

Por supuesto, fue parte importante de la Selección Española, con la que fue 109 veces internacional absoluto logrando anotar 150 goles y como no, lograr aquella medalla de Bronce en el Mundial de Suecia de 1992.

Un jugador rocoso, expeditivo en defensa, que intimidaba a los rivales, con unas fantásticas manos para atrapar cualquier balón que le pudiera llegar a la línea de 6 metros, y todo un ejemplo de intensidad, trabajo, compromiso y tesón. Un jugador que nos marcó a muchos y que nos inspiró para tener algo de él durante nuestra etapa deportiva y es que siempre ha sido un luchador nato al que era verdaderamente complicado derrotar.


TRAYECTORIA

1984-87  Atlético de Madrid
1987-88  Teka de Santander
1988-91 Caja Madrid
1991-95 Teka de Santander
1995-96 Bm Cuenca
1996-98 Bm Cangas


PALMARÉS

ATLÉTICO DE MADRID

Liga Asobal
Copa del Rey
Supercopa de España
Subcampeonato Copa IHF

TEKA DE SANTANDER

Subcampeonato de Copa de Europa
2 Ligas Asobal
Copa del Rey
Copa de Europa (1994)

SELECCIÓN ESPAÑOLA

Medalla de Bronce Mundial de 1992 en Suecia

Preguntas

Este atípico y complicado 2020 obliga a interesarse en primer lugar por la salud. ¿Cómo estás tú y los tuyos y como estáis viviendo es difícil año de Covid, pandemia, confinamiento y estado de alarma?

Lo primero, un saludo a todo el mundo y gracias  a por incluirme en esta espectacular lista de grandes jugadores. A la primera pregunta decir que gracias a Dios en mi entorno, o burbuja como se llama ahora, no ha habido ningún caso grave. Solo hemos tenido algún caso en la familia, entre los que me incluyo. Hace unos días me cogió a mí, pero sólo fue como una gripe fuerte. Lo que más te llama la atención es la perdida de olfato y gusto.

Sevillano de nacimiento aunque desde los 4 años en Madrid donde descubriste el balonmano en el Colegio Menesianos, todo un clásico del balonmano madrileño. ¿Cómo recuerdas tus inicios y qué fue lo que más te enganchó del balonmano por encima de otros deportes como por ejemplo el baloncesto que también te gustaba?

Mis primeros recuerdos en el colegio fueron que, como era el más alto de mi clase, tuve que elegir entre balonmano o baloncesto. La decisión fue fácil al descubrir que en baloncesto a la quinta falta ya no jugabas más (risas). Ya dentro del balonmano coincidió con una época buena del colegio y siempre quedábamos entre los 4 primeros de Madrid.

A la temprana edad de 15 años, el mítico Atlético de Madrid se fijó en ti y te incorporó a sus categorías inferiores. ¿A esa edad ya intuías que el balonmano podría llegar a ser tu profesión? ¿Qué recuerdos guardas de tu llegada a uno de los clubes más importantes de Europa en esos momentos?

Para ser sinceros el Atlético de Madrid se fijó en mi porque mi hermano mayor, Kike  García, estaba en el equipo juvenil. Y respondiendo a la pregunta, en aquella época el balonmano no estaba tan profesionalizado como para aspirar a ganarte la vida con él.

Entre los primeros recuerdos está el de ver a Juan de Dios dirigiendo  a su estilo, con un tono alto, a aquellos buenísimos jugadores en el Magariños.

A los 18 años aterrizas en el primer equipo, en una temporada, la 1984-85, en la que por primera vez un equipo español jugaría una Final de Copa de Europa… ¿Dio algo de vértigo llegar tan joven a un equipo plagado de leyendas y además ser partícipe de ese momento para la historia? ¿Qué recuerdas de aquel doble enfrentamiento con aquella Metaloplastika Sabac de los Vujovic y compañía?

Si, todo fue muy rápido, ya que yo iba a ser el teórico suplente de Juanón y jugar poco, pero debido a que en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles a Juanón le cayeron tres meses por “acariciar a un jugador suizo “ mi inicio fue todavía más vertiginoso.

Y ahí estoy con 18 años en Sabac jugando contra varios de los mejores  jugadores de la historia: Basic, Isacovic, Vujovic, Porter, Vukovic…

Recuerdo la gran  actuación de Lorenzo Rico, dejando a cero a Isacovic y en el partido de vuelta como no el Palacio de los Deportes de Madrid lleno para ver un partido de balonmano.

Creo que supuso un punto de inflexión para nuestro deporte.

En el Atlético de Madrid compartiste vestuario, entrenamientos, viajes y partidos con nombres tan ilustres de nuestro balonmano como Cecilio Alonso, Lorenzo Rico, Javier reino, Juanón de la Puente; Juan de Dios Román… ¿Eran de los que se lo ponían fácil a los más jóvenes o de los que exigían el máximo sin contemplaciones? ¿Cuánta incidencia crees que tuvieron en lo que luego te convertiste?

Aquel equipo se salía de los estándares. Era fácil la integración porque frecuentemente después de los entrenos iban a tomar cañas lo que lo hacía más fácil.

En los entrenos, eso sí, daban más caña, incluso leña. Y tampoco Juan de Dios te dejaba relajarte mucho. La incidencia fue total, gracias a todos ellos.

Ya en el Atlético de Madrid compartiste vestuario con tu hermano Quique, y después en Cuenca coincidisteis Quique, Alberto y tu. ¿Cómo era el tener hermanos que también competían en tu misma disciplina y a un nivel similar? ¿Qué destacarías como los puntos fuertes del juego de tus hermanos y en que te diferenciabas tu de ellos? ¿Cómo fue la experiencia de coincidir primero con uno y luego con los dos en el mismo equipo?

Como ya habíamos jugado juntos en las categorías inferiores la sensación era normal. Más divertido era cuando jugábamos en contra. Kike era un extremo zurdo con gran potencia de salto y Alberto un central con mucha visión de juego, tiro fuerte en apoyo y un defensa contundente. Curiosamente yo ni he saltado mucho, ni era rápido y tiraba más bien flojo. Eso si cogía hasta la wifi con una mano (risas).

La inestabilidad de la sección bajo la presidencia de Jesús Gil te llevó a cambiar de aires y fichar por el Teka de Santander, donde estuviste un total de 5 temporadas en dos etapas distintas. ¿Qué significó el Teka para ti? ¿Fueron quizá los años de mayor y mejor rendimiento deportivo en tu trayectoria?

Fueron muy distintas . La primera de tan sólo un año fue la de vivir fuera de tu casa y llegar a un equipo donde ya tenías que ser uno de los pilares. Gracias a compañeros como Chechu Villaldea y Perico Alonso, la recuerdo con cariño.

Si en el Atlético de Madrid coincidiste con nombres de oro de nuestro balonmano ya mencionados, en el Teka coincidiste con algunos de los mejores jugadores internacionales de la historia como Dujshebaev, Mats Olsson, Jakimovic… ¿Qué recuerdos guardas de aquel mítico equipo, de aquellos compañeros y de la Copa de Europa conquistada como el mayor hito?

Como decís la mejor etapa a nivel de títulos, como jugador. Aquello era como la selección mundial, y yo estaba allí.  A Mats Olsson no le metías goles ni en los entrenamientos. Con Yakimovic era mejor no ponerte en su camino, ni poner los brazos cuando tiraba ¡que fuerte tiraba!

Mención aparte fue Dujshebaev, jugador descomunal y de los pocos que pasaban al pivote en aquel equipo de tanto nivel y ego. Una de las batallitas que sigo contando es la de que yo enseñe a hablar español a Talant durante los viajes interminables del autobús del equipo ciclista del Teka. Y forjando una amistad que todavía dura.

Guardo mejor recuerdo de la primera liga que ganamos ya que tuve más incidencia. En la Copa de Europa jugaba Nesterov. Ya empezaba la moda de los pivotes de dos metros y encima era buen jugador.

Entre las dos etapa en el Teka, militaste en Caja Madrid 3 temporadas donde se produce en el año 1990 tu operación de rodilla. ¿Demasiado esfuerzo, demasiada intensidad y demasiado compromiso pasaron factura? ¿Cómo te afectó en lo físico y en lo psicológico la operación y que la recuperación no fuera tan buena como te hubiera gustado?

Lo de la operación fue el peaje que pagas por llevar a tu cuerpo al límite. No es fácil asimilar que un médico diga que a lo mejor no vuelves a jugar más. Pero me lo tome en serio y volví más fuerte. En la recuperación lo que pasó es que fue larga, 3 meses sin apoyar el pie y 3 de lenta recuperación. Pero como yo digo… “Lo que no te mata te hace más fuerte”.

No podemos pasar por alto aquellas tres temporadas en Alcalá de Henares donde lograsteis hitos verdaderamente interesantes bajo las órdenes del desaparecido Domingo Bárcenas como fueron un tercer puesto en Liga, las semifinales de Copa IHF y también la semifinal de Copa del Rey. ¿Qué recuerdos guardas de la ciudad, del club y de aquellos logros? ¿Qué le falta a una ciudad de tanta tradición como Alcalá para recuperar el puesto en la élite que debería tener?

A nivel personal fue donde jugué mejor al balonmano, era otra familia como el Atletico. Llevaban mucho tiempo con el mismo bloque y los dirigía una persona entrañable, el gran Domingo Bárcenas. La verdad es que si llegamos lejos y si no hubiera sido por el arbitraje hubiéramos ganado esa liga.

A la otra pregunta, para enganchar a la gente hay que ser un equipo ganador, la gente se apunta a los que ganan. Y eso es cuestión de hacer un gran equipo. Ejemplo de ello es Ciudad Real.

Cerraste tu etapa como jugador en 1998, a los 32 años y jugando en Cangas. ¿Cómo fueron aquellas últimas temporadas en Galicia? ¿Cómo fue tomar la siempre difícil decisión de retirarse tras tantos años viviendo el balonmano como profesión?

Las recuerdo con mucho cariño. Gracias a otro loco del balonmano como es Manuel Camiña, no pude haber elegido mejor sitio para terminar. Pero la decisión de retirarme no es mía. Un día tu representante te dice que la gente prefiere gente más joven y sin tanto historial ya que piensas que puedes ser un poco divo.

No quiero olvidarme de mis tres años en la División de plata con el Juventud Las Palmas que me ayudaron a la transición a la vida normal. Y al año que estuvimos a punto de subir.

La gente mira los títulos, pero donde ves a la gente que vive el balonmano, es aquella que después de trabajar se va a entrenar por la noche quitándose horas de familiar, sueño y vida familiar simplemente porque le gusta.

La selección española merece capítulo aparte porque fuiste internacional absoluto en 109 ocasiones, anotando 150 goles, disputando las más importantes competiciones internacionales y colgándote una medalla de bronce en el Mundial de Suecia de 1992. ¿Qué supuso para ti vestir los colores de la selección? ¿Cómo has vivido la evolución de la selección y la posición en lo más alto estos años?

Para un jugador es lo más grande, y mención aparte es la de jugar los Juegos Olímpicos en tu propio país. Lástima de partido de debut contra Francia donde nos pudo la presión ambiental y perdimos la opción a medalla.

Respecto a la evolución de la selección, fue espectacular el cambio después de mi época con dos mundiales y otros tantos europeos… que en mi época no existían. Lástima que parece que no hay recambio por el momento.

No todo el mundo sabe que tienes un sobrino, Alberto Sanz, jugando Liga Asobal desde hace unos años en el Balonmano Guadalajara. ¿Cómo ves la salud de nuestra competición doméstica? ¿Cómo crees que va a afectar el tema Covid y el aplazamiento de tantos partidos?

Si, la saga continua. Alberto siguió la tradición en el Mene y ahí esta, en División de Honor donde no es fácil llegar.

En lo que se refiere a la liga actual, está difícil. No hay un día claro donde juegan todos los equipos y ha perdido espacio en la prensa deportiva. Respecto al Covid, creo que se empieza a ver la luz.

Tampoco es conocida tu Diplomatura en Empresas y Actividades Turísticas, lo que habla del esfuerzo que realizaste para labrarte un futuro tras la etapa como jugador profesional. ¿Qué recomendarías a los jóvenes deportista cara a precisamente complementar su actividad con una formación que les abra puertas y oportunidades a futuro en un deporte como el nuestro que no tiene los recursos y honorarios del futbol?

El consejo que daría cualquier padre, divierte y juega pero no dejes de pensar que hay vida después del balonmano y que cuanto mejor preparado estés para él, más feliz serás.

 

No quiero dejar pasar la oportunidad para recordar  a Claudio Gómez y Juan de Dios Román, descansen en paz.

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