Entrevista a JORDI FERNÁNDEZ - BalonmanoVeteranos.com

Creo que era un jugador habilidoso, sobre todo un finalizador que aprovechaba el mínimo espacio para lanzar. Mis características se adaptarían muy bien al juego actual que es bastante más fluido que el que se hacía en mi época y en el que se cuenta más con los extremos. No sé actualmente que jugador se parece a mí, quizás salvando las distancias Aleix Gómez o Ferran Soler, son grandes finalizadores y jugadores que me gustan mucho.

Empecé practicando otros deportes como fútbol y baloncesto, pero habiendo nacido en Granollers al final todo converge hacia el balonmano. Se puede decir que mis amigos y compañeros de clase son los culpables de esta historia ya que ellos me empujaron a apuntarme y además el club buscaba zurdos.

El club y la ciudad están volcados con el balonmano y eso se nota. Es un club que cuida mucho la cantera porqué básicamente en estos momentos depende de ella para nutrir al primer equipo. Tienen una filosofía de trabajo y muy buenos entrenadores para la base.

En mi etapa en el Granollers se consiguieron pocos títulos porqué en aquella época era muy complicado, pero sí que quedamos subcampeones de liga varias temporadas, que aunque no sea ganar un título tenía su mérito dada la entidad de los equipos a los que te enfrentabas. La final de la Liga que se jugaba en modo play off contra Teka de Santander fue un momento importante para el club, aunque se perdió.

Fue una experiencia agridulce porqué me marcó bastante la lesión de rodilla que tuve al poco de llegar, y eso en un club con la competencia que había fue un handicap importante. Por otra parte ser compañero de los mejores jugadores en el mejor equipo de la historia del balonmano de clubs es algo que me enorgullece.

La exigencia era máxima porqué era un club que aspiraba a ganar todos los títulos y los ganaba, y como decía antes la competencia con jugadores de tu misma posición era muy grande, tenías  esta presión a parte de la que se pone uno a sí mismo, pero al final todo se reduce a darlo todo y no pensar mucho en nada más.

Se disfrutaba mucho los títulos y todos tenían una gran importancia porqué al final te dabas cuenta de que estabas haciendo historia en este deporte y no dejaba de ser un orgullo el aportar tu pequeño grano de arena. Ganar Ligas y Copas de Europa y de la manera que se ganaron de verdad que fue una experiencia única.

En todos estos clubs que nombras disfruté mucho del juego, de los compañeros y entrenadores que tuve y aunque no tenían la envergadura del Barça, y no tenían su estructura, sí que tenían grandes profesionales que te facilitaban tu trabajo. En todos ellos pudimos competir y conseguir buenos resultados.

Cuando se dice que la liga alemana es la NBA del balonmano, se está en lo cierto. A nivel de marketing, de organización, de equipos, están a otro nivel. La liga además es más igualada porque cualquier equipo podía ganar a cualquiera. Además tiene un gran seguimiento por parte de los aficionados ya que ibas a jugar a cualquier campo y estaban siempre llenos independientemente del aforo que tuviese el pabellón, además el espectador alemán no es para nada frio y el ambiente que se creaba en los pabellones era increíble.

Deportivamente pude ver otras formas de hacer balonmano, mucho más físico que en España y personalmente el hecho de vivir en el extranjero e intentar integrarte en otras culturas te enriquece.

Para mi significó un reconocimiento a mi trabajo que para mí era importante y el hecho de compartir momentos con los mejores jugadores nacionales y competir contra los mejores jugadores del mundo siempre fue un honor. Para mí no era diferente jugar para tu club que para la selección porqué siempre intenté darlo todo para ayudar al equipo a conseguir sus objetivos.

Cuando dejé de jugar coincidió con una época de crisis económica importante que sacudió al balonmano y que todavía se están notando sus efectos y el hecho de querer dedicarte a ser entrenador de balonmano profesional es una decisión que cuando tienes un trabajo estable es muy arriesgada tomar.

El ser jugador de élite te da una serie de experiencias que te son de gran ayuda para ejercer de entrenador, pero creo que no es una condición indispensable ya que hay grandísimos entrenadores que no han sido deportistas de élite. Al final de lo que se trata es de entender el juego y saber transmitirlo bien a los jugadores.

Cuando dejas el deporte profesional y te metes en el mundo laboral te encuentras con muchos problemas y poca ayuda. Es importante prepararse para ese momento y es algo que ahora se está dando más que cuando yo jugaba.

El deporte profesional te da una serie de herramientas como capacidad de sacrificio, la competitividad y la disciplina de trabajo que son factores muy importantes cuando estás ejerciendo cualquier profesión.

Hice un torneo de veteranos poco después de retirarme pero ahora mismo estoy sufriendo las secuelas de los sobresfuerzos y de las lesiones que sufrí en mi etapa como jugador y la verdad es que no estoy para jugar.

Si que se echa de menos la competición como jugador aunque siendo entrenador matas el gusanillo y lo que se hecha más de menos son los compañeros que tuve de los que guardo de todos un gran recuerdo y un cariño.