Miguel, aquel macuto era el petate de la mili de mi hermano…y también recuerdo perfectamente aquel día en el que llegué al piso patera de la calle Jaén donde me estabais esperando con expectación y escepticismo…
Me acuerdo mucho de ti, porque después de unos días ya nos fuimos juntos a compartir habitación, clase, entrenamientos, discusiones, todo…
La verdad es que dejar Sevilla, me costó y supuso un cambio drástico con el que no contaba, nunca se me pasó por la cabeza la posibilidad de tener esa oportunidad, pero sinceramente la nostalgia o la pena me duró bien poco…siempre me repetía las palabras que me dijo mi padre en la estación antes de coger el tren hacia Madrid, “cuando quieras volver, vuelve, que aquí te estaremos esperando”, cuando digo siempre, me refiero a una semana, después ya nunca más lo pensé…Ese viaje, cambió el curso de mi historia personal, evidentemente, disfruté, disfrutamos, de experiencias para toda la vida, que marcan y forjan de alguna manera y conocí a personas muy especiales, como por ejemplo tú, que siempre fuiste un ejemplo de humildad, perseverancia y sacrificio…