Entrevista a IVAN NIKCEVIC - BalonmanoVeteranos.com

Mi primeros pasos de balonmano fueron en mi ciudad natal Niksic, en Montenegro. Un día en el colegio aparecieron entrenadores de BM Sutjeska e hicieron la selección de chavales que querían jugar al balonmano.  Me apunte a probar y me enamore de este deporte. Un deporte lleno de acción, energía, emociones, compañerismo…  Hasta hoy sigue este amor.

En principio no podía imaginar que el balonmano iba ser mi profesión, pero con la oferta de firmar por un club grande como Estrella Roja las cosas cambiaron. Con 17 años llegue a un club enorme y desde el principio me incorporaron con el primer equipo senior, lleno de estrellas de la selección nacional Yugoslava. Y eso fue una oportunidad que no podía dejar de escapar. Desde ahí empecé a soñar con jugar en la selección de mi país. Todavía no podía imaginar que un día iba a jugar fuera de Yugoslavia.

En mi juventud no había internet y no podía conseguir los videos de otros jugadores tan fácilmente como ahora. Por eso intentaba “robar” de cada jugador que veía algo para intentar hacer algo parecido. Nunca tenia un ídolo pero si que hay varios jugadores que respeto mucho.

Llegué a España gracias a Ratko Nikolic. En ese momento él era jugador de Altea. Nos conocíamos de Estrella Roja donde siempre me consideraba como un hermano pequeño y me ayudó mucho. Gracias a él firme en Altea y cumplí mi sueño a jugar en la mejor liga de mundo.

Fue una experiencia muy buena. Tuve la suerte de entrenar, compartir vestuario y competir con los mejores jugadores del mundo de varios países. También tuve la posibilidad de  aprender de los mejores entrenadores de este deporte. Cada uno de ellos con los que me encontré en mi camino, me enseño mucho. Empezando con Cabanas (Altea), Senosiain (Almería), Villaldea (Pamplona), Cadenas (Granollers) y Pastor (Valladolid).

Los mejores recuerdos son las amistades que mantenemos después tantos años. En cada ciudad donde jugué tengo amigos que puedo llamar ,visitar y sentir me como en mi casa. Eso es lo mejor que queda después de todo.

La verdad es que nunca me fui del todo de España. Cada verano mi familia y yo volvemos por lo menos un mes a nuestra casa en Calpe. Allí tengo a mi “hermano” español y gran amigo Marcos Fernández y a su familia, que considero como mi familia y nos encanta pasar tiempo con ellos. Me enamore en esta zona y  de esta manera de “entender la vida”. De cocina Española no hace falta ni hablar (risas).

De verdad que no podía ni añadir ni quitar  nada. Me siento muy orgulloso si esa es la imagen que deje en España.

Para cada balcánico es muy importante defender la camiseta nacional. Poder representar millones personas de tu país es un privilegio y una responsabilidad que tomamos muy en serio. Me siento muy orgulloso de poder regalar la alegría de ganar en nombre de tantas personas que se identifican con todos los deportistas que defienden los colores de nuestro país.

El balonmano  portugués está creciendo gracias a los tres grandes clubes de fútbol (Sporting, Porto y Benfica)  que invierten mucho en balonmano y dan la seguridad económica necesaria. Hay muchos jugadores jóvenes que merecen atención y oportunidad de demonstrar que pueden  hacer.

Carlos es uno de los culpables de por qué acabé jugando en el Sporting. Nuestra amistad empezó en el Portland y cuando escuche que existía la posibilidad de jugar otra vez con él, no tuve dudas de que tomaba una buena decisión. Es mi compañero de habitación. El balonmano español  es uno de los temas que aparece en nuestra conversación diariamente.

Todavía estoy disfrutando de cada entrenamiento y me siento físicamente y mentalmente  preparado para competir en alto nivel. Si eso va cambiar en un mes o en un año no lo sé.  Mientras que siga así voy estar presente como jugador activo. Después de jugar me gustaría quedar cerca de la pista si sale una buena oportunidad. Acabe CNE en España y este verano acabo de defender mi tesis para conseguir titulo de EHF Master Coach. Me gustaría tener posibilidad de seguir trabajando en este deporte maravilloso.