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Entrevista a ENRIC MASIP

Entrevista a ENRIC MASIP

Si normalmente nos vestimos de gala para recibir a nuestros protagonistas de la sección de Entrevistas, hoy es obligatoria la etiqueta para hablar de Enric Masip, probablemente el jugador más completo de la historia.

Un jugadorazo de mentalidad ganadora única, de un dominio total del juego y de una disciplina y compromiso inigualables. Lo ganó absolutamente todo a nivel de clubes, siendo pieza clave del Dream Team que aún hoy, mantiene cifras que nadie ha podido alcanzar.

Un fijo también en la Selección donde, junto a otras leyendas, puso los cimientos a base de primeras medallas que han apoyado los enormes éxitos cosechados con posterioridad.

Pero Enric Masip es aún todavía más. Dirigiendo el Campus más longevo de España, trabaja todo el año para que en verano, los chavales que participan del mismo aprendan, no solo balonmano, sino fundamentalmente los valores del deporte que el aprendió y que hoy día sigue abanderando.

Una super estrella del planeta balonmano que nos ha tratado con un cariño y una dedicación que nunca podremos agradecer del todo. Un imprescindible de nuestro deporte que debería seguir siendo protagonista porque su sabiduría no se debería dejar escapar.

Y la guinda de este placer que ha sido poder tenerlo en www.balonmanoveteranos.com ha sido recibir un vídeo suyo de agradecimiento… nos quitamos el sombrero ante todo un señor!!!

A continuación os dejamos las preguntas y respuestas de una entrevista espectacular, donde repasamos su pasado, sus etapas, sus éxitos y sus lesiones, así como su actual vida y todo lo que consigue con su Campus.

Espero que disfruteis tanto de esta lectura, como nosotros de esta relación con Enric Masip.

 

Prologo: BalonmanoVeteranos.com

Entrevista: Aitana Tomás P.  (@aitana_tomas)

Preguntas

Copas de Europa, Ligas, Copas del Rey, Copas ASOBAL, Supercopas, Recopas, Copas EHF, Medallas en Europeos y JJOO, más de mil goles con el Barça y máximo goleador de la historia con la Selección Española… Una trayectoria y un palmarés muy difícilmente superable. ¿Qué valoración haces, con la perspectiva que da el tiempo, de tu etapa como jugador profesional de élite?

La verdad es que no puedo estar más satisfecho. Fuimos una generación muy buena no solo en España, sino a nivel mundial. Disputábamos una Liga muy fuerte con varios equipos con opción de ganarte como el Ademar de León, el Teka de Santander, el Portland San Antonio, el Valladolid… Y fuimos capaces de dominarlos a todos.

La verdad es que recuerdo mi trayectoria con mucho cariño, sobre todo por lo difícil que era ganar y dominar tanto en España como en Europa. Creo que ahora todo ha cambiado a peor, antes había mucha y muy buena competencia y eso hace que los éxitos tengan aún más valor.

A nivel selección no conseguimos tantos éxitos, pero también vivimos la época de la mejor Suecia, la mejor Rusia y la aparición de una Francia emergente.

¿Cuáles son los momentos más especiales que recuerdas de entre tanto éxito deportivo? ¿Cuáles los más amargos?

El año 200 es, sin duda, el de mayores y mejores recuerdos con el 7 de 7 en títulos, más la medalla de Bronce de los JJOO de Sidney.

Lograr lo que logramos ese año, con auténticos equipazos en España que convertían cualquier competición doméstica en verdadero reto, más la quinta Copa de Europa consecutiva que era mi sexta, junto a la medalla de Bronce en Sidney, hacen del 2000 un año excepcional.

Los momentos más amargos son siempre las lesiones. La hernia discal en 2001, cuando estaba en el mejor momento de mi carrera, supuso el punto de inflexión hacia mi retirada. Una carrera deportiva que podría haberse alargado tranquilamente hasta los 40 años, tuvo que terminar con 34, privándome de 5-6 años de balonmano de primer nivel.

Fuiste protagonista del llamado Dream Team de Valero Rivera, ¿crees que fue el mejor equipo de la Historia del balonmano nacional? ¿Dónde crees que radicó el éxito de aquel conjunto? ¿Quiénes fueron a tu juicio, las personas clave?

Tuve la suerte además, de ser capitán de aquel equipo y de levantar varias Copas de Europa seguidas.  Para mi, el mejor equipo de la historia del balonmano. No selección, pero si equipo.

Un equipo que fue capaz de sacarle el máximo rendimiento a su defensa, a su contrataque, con una calidad increíble de los extremos, con una primera línea que no era muy alta pero si capaz de generar mucho juego, de ser pioneros en el juego con pivote alto donde el pase ya no era abajo sino arriba,  y una portería estratosférica que terminaba de redondearlo todo.

Personas clave fueron todos en general, pero si hubo jugadores que marcaron un antes y un despues, como fue la llegada de Thomas Svensson que venía de ganarnos la Liga con Bidasoa y nos aportó un plus.

Pero imposible no destacar a los Ortega, Guijosa, Urdangarín, Ocallaghan, Xepkin, Garralda, etc…  Pero es que todos los que venían, iban sumando también.

De aquel Dream Team que tanto nos maravilló, ya han pasado por esta sección dos jugadorazos que además son muy amigos tuyos. Hablamos de Mateo Garralda y Rafa Guijosa. ¿Qué amistades has forjado entre entrenamientos, partidos, concentraciones y viajes? ¿Qué valor le das a los amigos hechos en el balonmano?

Hablamos de relaciones y precisamente me nombráis a dos, que son dos personas muy especiales.

Rafa porque estaba a mi lado, a mi izquierda. Le daba balones constantemente y lanzaba el contrataque casi sin mirar porque ya sabía que estaría en el espacio. Un verdadero placer jugar con él porque a su enorme calidad se le sumaba que defendía, que tenía una muñeca privilegiada,  tiraba muy bien los penaltis, venía de sufrir y sabía perfectamente lo que costaba conseguir las cosas.

Mateo siempre ha sido como un hermano desde que coincidimos en Granollers. Tenía una zurda y una valentía increibles, muchísimas calidad, sabía el ritmo que había que ponerle a cada partido, se jugaba siempre la cara. Era un jugador decisivo que defendía y repartía, y creaba en el vestuario una mentalidad ganadora fuera de lo normal. Nos criamos juntos en Granollers, coincidimos en el Barça, en la selección y aunque ahora esté en Chile, sigue habiendo una relación fantástica.

Las relaciones personales son las que marcan a los equipos, y además de ganar estábamos muy unidos en un equipo con una presión enorme por ganar. Éramos felices dándolo todo, dejándonos la vida y aplastando a los rivales con toda la educación y el respeto. Jamás nos hemos reído de nadie, hemos sido muy respetuosos y esa mentalidad nos llevó a ganar un montón de títulos.

Sabemos que Mateo es como un hermano para ti. ¿Qué significó que compartiera su medalla de Atlanta 96 contigo, que recordemos que no pudiste participar en esos Juegos por una inoportuna lesión? Menudo gesto, ¿no?

Era la primera vez que me lesionaba estando en la Selección. Nunca me había perdido un partido hasta entonces. Fue en el Europeo de Sevilla, un mes y medio antes de los JJOO de Atlanta cuando me lesioné. Nos habíamos clasificado pero me había roto el metatarsiano e intenté recuperarme, pero al final vi que era imposible y llamé a Juan de Dios para comunicárselo.

Mateo me llamó por teléfono y me dijo que era una “putada” lo que me estaba pasando y que si ganaban una medalla, la partiría por la mitad para dármela. Y la verdad es que no le di  importancia.

Cuando regresaron y empezamos la pretemporada, vino un día con una bolsa de plástico y me dijo que había pedido una reproducción. Pero cuando la cogí y la vi, vi que era una mitad de la medalla auténtica. Él se quedó la cara y yo la cruz, y es uno de los gestos más bonitos del movimiento olímpico que nos llevó incluso a la portada de una publicación del Comité Olímpico Internacional.

Un gesto que está a la altura de lo que es Mateo, un fenómeno.

Otro gesto de amistad y compañerismo, esta vez tuyo, fue cederle en Sidney a Urdangarín su último lanzamiento antes de retirarse. ¿Crees que son precisamente ciertos valores lo que más diferencia al Balonmano de otros deportes?

Los encargados habituales de tirar los penaltis éramos Rafa Guijosa, Antonio Carlos Ortega y yo. Cuándo pitaron el penalti, como había marcado los anteriores, marché hacia el punto de penalti a lanzar de nuevo. Iba botando cuando Iñaki y yo nos miramos. En ese momento fue cuando decidí cederle el lanzamiento. Era su último partido en activo y además marcó el gol. Ganamos la medalla de Bronce que fue un gran broche.

Estos gestos en el balonmano se suelen dar. Nuestro deporte destaca por la humanidad y el compañerismo, y eso hace que seamos diferentes a otras disciplinas donde suele haber más superficialidad y más divos.

Son importantes los valores en el deporte y en la vida. Yo los aprendí de mi familia y luego he tratado de aplicarlos en mi vida.

Se te considera uno de los jugadores españoles más completo de toda la historia del balonmano. De todas tus cualidades como jugador, ¿cuáles destacarías? ¿Dónde estaban tus puntos débiles?

Gracias por considerarme uno de los mejores jugadores de la historia.

La verdad es que desde pequeño tenía una cosa muy clara, que ya mi padre que era entrenador nacional me enseñó, y que fue a saber desenvolverme en cualquier posición, menos de portero claro. He jugado en todas las posiciones y cuando eres capaz de defender y atacar bien en cualquier posición, te conviertes en un jugador completo y total.

Los conceptos técnico-tácticos son muy importantes y yo tuve una enseñanza en Granollers brutal. El mejor sitio donde pude estar, con una figura clave como fue José María Guiteras, que fue para mi alguien muy especial y que me marcó sobre todo a la hora de saber leer el balonmano sin aplicar jugadas que era lo que se estilaba en otros lugares. Ese aprendizaje fue fundamental.

También aprendí de los jugadores que llegaban, y que tenían lanzamientos y movimientos muy particulares. La finta a punto débil o el juego de pivote de Portner, el control de partido de Veselin Vujovic, el uno contra uno de Wenta…

Como puntos débiles, pues me hubiera gustado ser más alto porque hubiera ganado en capacidad de lanzamiento, aunque para nada me quejo del número de goles que he anotado. No he sido un jugador eminentemente técnico, pero he suplido eso con más variedad y regularidad. No he sido un jugador sobresaliente en un único aspecto, pero si he sido un jugador de notable alto en todos los aspectos y de manera regular. Sin considerarme un jugador extremadamente técnico, buscaba ser más completo en todas las facetas del juego porque eso también permitía que el entrenador acabara tirando de ti para una u otra posición.

Tras 14 temporadas en el FC Barcelona, tu número 5 sigue retirado en tu honor… Imagino que todo un orgullo. ¿Qué valor le das a ese gesto? ¿Qué sigue significando el FC Barcelona para ti?

La verdad es que la retirada de la camiseta es un gesto bonito que además queda marcado para la historia.

La gente debe ser recordada por lo que ha dado por un club, al margen de los títulos ganados. Puedes haber ganado muchos títulos y no ser alguien especial para el publico. Yo siempre he tenido una conexión muy buena con el público. Soy un jugador muy pasional y de carácter y eso transmite mucho.

Después de 14 años, prácticamente toda mi trayectoria, en el FC Barcelona y aunque mi retirada fue prematura, es todo un honor que mi camiseta con el número 5 esté ahí y sea recordado para la historia como uno de los jugadores que marcó una época y fue importante para esa sección y ese club, el más importante del mundo. Estar en ese olimpo de estrellas es muy muy bonito.

Tuviste que retirarte como jugador en activo en 2004, debido a los problemas en el pie derecho que arrastraba desde 2001. Imaginamos que hubieras deseado otro final, ¿no?. ¿Nunca barajaste la opción de pasarte a los banquillos?

Nunca me planteé ir a los banquillos, preferí la opción de estar en los despachos desde la gestión deportiva.

Tras la lesión de la hernia discal operada en 2001, y que me tuvo 3 años sufriendo mucho con molestias, dolor, desequilibrios en el cuerpo, secuelas, etc… tenía clara la opción de la gestión deportiva tras una prematura retirada.

Me gusta enseñar, pero no me gusta entrenar. Creo que hay que ser muy exigente y que la mentalidad de la gente ha cambiado mucho y no va hacia esa dirección. Me pondría muy nervioso al ver a jugadores no darlo todo

Esa mentalidad si la teníamos en mi generación. Entrenadores como Valero, que  exigía mucho, o seleccionadores como García Cuesta o Juan de Dios Román, que también apretaban mucho las tuercas, nos marcaron y enseñaron. Soy más de esa escuela, sin ser dictatorial pero si de rectitud en el entrenamiento, la competición y hasta en la vida personal. Por eso nunca me he planteado la opción de entrenar.

Tras la etapa deportiva, fuiste uno de los responsables de la «Fundación FC Barcelona» y posteriormente Secretario Técnico de la Sección de Balonmano del FC Barcelona. ¿Cómo valoras aquellas experiencias profesionales dentro de tu club, pero en lugar de en la pista, en los despachos?

El paso tras mi retirada debería haber sido ocupar el puesto de Director Deportivo, pero viendo como estaba creada la estructura y que con Valero como Director General de Secciones no iba a haber afinidad, decidí optar por la Fundación.

La experiencia en la Fundación del Barça fue una experiencia vital increíble. Dos años y medio con temas sociales que dejan huella.

Después estuve 7 años como Director Deportivo en los cuales hubo muchas cosas buenas y otras no tantas.

Dentro de las cosas buenas destacaría a Xavi Pascual, que fue apuesta mía viendo que Manolo Cadenas no acababa de funcionar. Lo fiché en contra de la opinión de todo el mundo, lo renové en contra de la opinión de todo el mundo aunque mucha gente no se acuerda e incluso él tampoco lo nombra. Pero fui yo quien me la jugué y los años me han dado la razón.

Durante mi etapa como Director Deportivo me tocó lidiar con el que, a mi parecer, es el segundo mejor equipo de la historia detrás del Dream Team, que fue el Ciudad Real. En España estaba dominando las competiciones nacionales y además ganando Champions. Con un público detrás, con una ciudad detrás, con todo el mundo volcado, y me costó mucho darle la vuelta al calcetín. Ahora ganar un Liga tiene menos mérito porque el segundo clasificado queda a 14 o 16 puntos, pero en aquel entonces, desbancar al Ciudad Real era muy complicado aunque la gente pensaba que solo era cuestión de dinero. La clave estuvo en el fichaje de Rutenka seguido de jugadores como Saric o Sterbik. Pero el cambio fuerte fue cuando Rutenka decidió aceptar nuestro proyecto, algo muy difícil de conseguir porque Rutenka tenía relación personal con Díaz de Mera. Al final pude convencerle.

Otro de los grandes aciertos que tampoco se ha querido reconocerme fue el fichaje de Mikel Hansen. Valero me pidió ir al Europeo de Austria a ver a Nenadic, y al ver a Hansen lo tuve claro, le dije a Ocallaghan que había que ficharlo y al año y medio lo teníamos en Barcelona. No jugó, pero no por mi, eso fue decisión del entrenador. Finalmente forzó su salida, algo de lo que me culparon a mí. Al cabo de 2 años era ya el mejor jugador del mundo.

En resumen, muy orgulloso de las cosas hechas durante mi etapa en la secretaría técnica.

 

En la actualidad trabajas en banca privada. ¿Cómo es ese sector? ¿Qué es lo que más te gusta de tu actual trabajo? ¿Cómo es trabajar en banca privada después de toda una vida dedicada al deporte tanto como jugador como gestor? 

Durante 5 años estuve en banca privada, y desde hace un año colaboro con UBS, compañía muy fuerte en temas patrimoniales. Hablamos de dónde invertir, de temas empresariales, inmobiliarios… Descubrí un nuevo mundo con la banca patrimonial y todo lo relacionado con saber cómo gestionar lo ganado para que no solo no desaparezca sino que también crezca sin riesgos.

 

Otro de los hechos que admiramos de Enric Masip es que fuiste capaz de compaginar el balonmano en categoría profesional y tu formación. ¿Cómo lo lograste? ¿Por qué esa formación y no otra?

No tengo una formación universitaria pero si tengo dos máster y estoy cursando actualmente un tercero en temas financieros.

Me hubiera gustado que siendo más joven me hubieran apretado más para tener unos estudios mucho más completos, porque entiendo que la formación es muy necesaria.

Mi consejo para los jóvenes es que estudien y estudien mucho. Siento admiración por todos aquellos compañeros que han podido hacer carrera de éxito deportivo y además formarse para cuando se deja de estar en activo.

Si es verdad que soy una persona muy atenta a lo que pasa a mi alrededor, a la política y las cosas coyunturales que nos afectan. Nunca he sido una persona de despistarme. Tuve familia muy rápido y eso me obligó a ser muy responsable desde joven. Además, he sido muy emprendedor también a nivel de empresas.

De siempre has apostado firmemente por el trabajo de la base de nuestro deporte y todavía hoy lideras campus de balonmano, ¿qué valores les enseñáis a los chicos y chicas que asisten a tus campus?

El Campus lleva 21 años ya, es el más antiguo de España y en él he perseguido siempre transmitir todo aquello que a mi me enseñaron. Parte de mis pocas vacaciones las pasaba en el Campus enseñando a niños y es algo muy importante y con lo que disfruto.

Lo que transmito son los valores del deporte y del balonmano: esfuerzo, competitividad, mentalidad, ambición, amistad, puntualidad, higiene… cosas que me siguen acompañando en la vida.

Me gusta que la gente se divierta en el Campus, pero que también entiendan que hay normas y que las cosas no son fáciles.

Tengo la sensación de que la gente necesita unas pautas y unas referencias. Los que hemos hecho algo en este deporte, creo que tenemos la obligación moral de transmitir todo esto. Y creo que he conseguido que la gente venga ya al Campus no por lo que soy, porque después de 15 años retirado hay muchos que no me conocen, sino por lo que se transmite y se enseña. A la mayoría de los padres es precisamente esto lo que les gusta y los que nos diferencia de otros muchos campus.

¿En qué medida sigues vinculado al balonmano? ¿Eres asiduo del Palau? ¿De las competiciones nacionales o internacionales?

Mi única vinculación con el balonmano, además de la amistad con la gente del Dream Team que seguimos muy en contacto o con jugadores en activo con los que he jugado como Víctor, Gonzalo o Viran, es el balonmano de mi Campus para el que trabajo durante todo el año.

Al Palau, si soy sincero y me sabe mal, solo he ido 3 veces en los últimos 6 años, que son los que han pasado desde que Sandro Rosell y su junta directiva decidieron prescindir de mi de una manera absurda, injusta y desproporcionada. Siempre me decían que me querían pero en realidad esperaban el momento para echarme y por un tema personal. No tuvo mucha lógica y me supo muy mal, y además provocó que me distanciara del seguimiento del balonmano.

Si a eso le unes que la competitividad de la Liga Asobal y competiciones nacionales no atraen en exceso, que la fuga al extranjero de los jugadores de mayor calidad ha debilitado nuestra liga y hace que el Barça esté muchos escalones por encima del resto de equipos, pues es lógico que no me sienta muy atraido por el balonmano nacional actual.

Algún partido en Europa si que voy viendo, algún Mundial también. Pero al Palau es verdad, que pese a tener allí la camiseta, me ha costado volver.

¿Qué valoración haces del actual momento por el que atraviesa el balonmano nacional? ¿La fuga de talentos? ¿La falta de rivales de entidad para el FC Barcelona? ¿De su dominio aplastante durante casi 10 años?

Veo el balonmano enfermo. Cuando llegó la crisis este deporte se hundió como muchos otros deportes y ha quedado como un deporte semi-amateur donde solo el Barça juega otra liga. Sólo en Europa es donde puedes apreciar ese balonmano de calidad.

Los equipos pelean por quedar segundo detrás de Barça a menos de 14 puntos, y a no perder contra ellos de más de 10 goles. Si el Barça aprieta las tuercas no hay ningún tipo de competición.

Por supuesto, no le resto mérito al actual Barça porque entrenan y se preparan, pero no podemos engañar a la gente diciendo que cuesta mucho ganar las competiciones nacionales porque no hay ninguna oposición firme. Le doy mucho mérito a los clubes que hacen lo que pueden con los presupuestos que tienen, con los que resulta imposible competir contra un mastodonte como el FC Barcelona que acaba paseándose por las competiciones nacionales.

Ese es el momento que vive nuestro balonmano y que provoca que los jugadores de talento marchen a otras ligas como la francesa, danesa, alemana… que les aportan valor, competitividad y ganarse mejor la vida.

Sabemos que eres muy aficionado al pádel ¿Qué te llama la atención de ese deporte? ¿Sigues practicando balonmano con alguna asiduidad?

La verdad es que Balonmano solo practico cuando jugamos en el Campus allí en Andorra. Siempre hacemos un partido con los padres y con los chavales. El año pasado hicimos algo especial por los 20 años del Campus y vinieron muchos jugadores del Dream Team junto a Juanín o Viran.

Hace 2 años también jugué en Suecia el partido de homenaje a Svensson con grandes jugadores mundiales. Pero el balonmano es un deporte para el que hay que estar en forma y no me gusta participar en partidos.

Lo que me mantiene en forma es el gimnasio, hacer cardio y pesas que es lo que te pone fuerte.

Al pádel empecé  a jugar hace muchos años, como 30 años. Después de retirarme jugué mucho más y ahora juego cuando me apetece y sobre todo con ex deportistas. Es un deporte muy social y muy bonito.

Todo un clásico ya de nuestras entrevistas Enric…¿Cuándo te veremos de corto y dentro del 40×20 jugando en algún torneos de veteranos?

La verdad es que es difícil. Jugué un torneo de veteranos hace como 7 u 8 años, un Campeonato de Europa junto a Xepkin.

Tampoco colaboro con la agrupación de veteranos del FC Barcelona. La idea de fundarla fue mia cuando estaba en la Fundación, pero hubo demasiada ingratitud y no he participado y no tengo ningún interés. Obviamente, si no participo con los veteranos del Barça, será bastante complicado jugar con otros.

Me conformo con jugar los partidos de homenaje a grandes jugadores en su país, o los partidos de mi Campus que es lo que me apetece.

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