“Dando Guerra” en la élite de nuestro balonmano desde 1994… y que no falte la ilusión por seguir parando. ¿Pensaste en tus inicios que ibas a tener una carrera tan longeva? ¿Dónde sigues encontrando la motivación y la pasión por seguir bajo palos?
Para ser honestos, ni siquiera pensé en dedicarme profesionalmente. Salí de la cantera de Salesianos de Alicante y cuando llegué a los 18 años se me abrió la posibilidad de entrar a formar parte del Helados Alacant, pero dado que yo quería estudiar INEF y ésto del balonmano era una opción incierta, decidí irme a Granada a estudiar. Una vez allí busqué seguir jugando, aunque fuera sólo por diversión, y contacté con el entrenador del Universidad de Granada, que desde entonces es buen amigo mío, Matías Márquez y a partir de ahí se sucedieron ascensos y circunstancias que terminaron haciendo subir a ASOBAL al, por entonces, Huetor Tajar. Por lo que se puede deducir que jamás hubiera pensado, ni siquiera soñado, en llegar hasta el día de hoy en activo.
En lo que se refiere a la motivación la respuesta es más fácil. Cuando uno hace lo que le gusta y además se divierte, la motivación no hay que buscarla. Quizá con 49 años ya no tengo que demostrar nada, pero siempre se sigue aprendiendo y cada vez que salto a la pista, las ganas de hacerlo bien son las mismas de siempre. Disfruto jugando y me gusta pensar que además ayudo a mis compañeros, y si además mi cuerpo me lo permite, la edad no debería ser un obstáculo. De todas formas, ya no me planteo objetivos que vayan más allá de terminar la temporada, y lo que tenga que venir ya se verá.