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Entrevista a DIEGO MOYANO

Entrevista a DIEGO MOYANO

Historia viva de nuestro deporte y protagonista de la Liga Asobal desde el lejano 1994, el incombustible portero alicantino Diego Moyano sigue a día de hoy disfrutando de la portería y haciendo disfrutar a los buenos aficionados con sus grandes paradas.

Resulta muy sencillo admirarle como deportista porque es uno de esos porteros profesionales y metódicos que salvan partidos con sus intervenciones de mérito. Pero aún más sencillo resulta admirarle como persona por todos los valores que encarna y transmite a poco que cruces unas palabras con él. Todo un lujo para el balonmano y una suerte que siga en activo porque seguirá siendo un modelo ejemplar a imitar por los más jóvenes.

Pero además de todo lo comentado, tiene un fantástico sentido del humor y el año pasado nos regaló este simpático vídeo a colación de ese concepto tan odiado al inicio como querido después, que es el de veterano…

Un total de 13 equipos conforman una dilatadísima trayectoria, con alguna que otra retirada y vuelta, y el premio de sus 5 internacionalidades absolutas con la Selección Española. No hay rincón de nuestra geografía que no conozca, ni pabellón de la élite de nuestro deporte que no le haya visto brillar en alguna tarde de partido, y es que por algo es el jugador en activo más veterano de Asobal.

Nos ha regalado una entrevista en mayúsculas que se disfruta de la primera a la última respuesta, y queremos agradecerle que haya tenido tiempo, en estas semanas tan complicadas de confinamiento para los que como él, tienen que seguir trabajando, para respondernos con enorme cariño.


TRAYECTORIA

1994-95 Puleva Maristas de Málaga
1995-97 Bm Valladolid
1997-99 Bm Altea
1999-02 Bm Galdar
2002-04 Bm Valencia
2004-07 Bm Torrevieja
2007-10 Lábaro Toledo
2010-11 SDCR Anaitasuna
2011-12 Bm Antequera
2012-13 Globalcaja Cuenca
2013-14 Bm Guadalajara
2014-16 Bm Benidorm
2017-18 Bm Cangas
2019-Act Bm Antequera

 

 

Preguntas

“Dando Guerra” en la élite de nuestro balonmano desde 1994… y que no falte la ilusión por seguir parando. ¿Pensaste en tus inicios que ibas a tener una carrera tan longeva? ¿Dónde sigues encontrando la motivación y la pasión por seguir bajo palos?

Para ser honestos, ni siquiera pensé en dedicarme profesionalmente. Salí de la cantera de Salesianos de Alicante y cuando llegué a los 18 años se me abrió la posibilidad de entrar a formar parte del Helados Alacant, pero dado que yo quería estudiar INEF y ésto del balonmano era una opción incierta, decidí irme a Granada a estudiar. Una vez allí busqué seguir jugando, aunque fuera sólo por diversión, y contacté con el entrenador del Universidad de Granada, que desde entonces es buen amigo mío, Matías Márquez y a partir de ahí se sucedieron ascensos y circunstancias que terminaron haciendo subir a ASOBAL al, por entonces, Huetor Tajar. Por lo que se puede deducir que jamás hubiera pensado, ni siquiera soñado, en llegar hasta el día de hoy en activo.

En lo que se refiere a la motivación la respuesta es más fácil. Cuando uno hace lo que le gusta y además se divierte, la motivación no hay que buscarla. Quizá con 49 años ya no tengo que demostrar nada, pero siempre se sigue aprendiendo y cada vez que salto a la pista, las ganas de hacerlo bien son las mismas de siempre. Disfruto jugando y me gusta pensar que además ayudo a mis compañeros, y si además mi cuerpo me lo permite, la edad no debería ser un obstáculo. De todas formas, ya no me planteo objetivos que vayan más allá de terminar la temporada, y lo que tenga que venir ya se verá.

Has recorrido más de media España entre todos los equipos en los que has militado, y aunque son muchos porque son más de 25 años de carrera… ¿cómo definirías cada uno de ellos?

MARISTAS MALAGA:  Fue mi primer equipo en ASOBAL. Jugar junto a nombres como Pérez Canca, Miguel Maza, Yukov, Nacho Vico… fue un aprendizaje continuo. Era un equipo de gran tradición balonmanística y eso se respiraba en todo lo que rodeaba al club. Era una mezcla de juventud y veteranía pero con un gran ambiente y compañerismo y fue una auténtica escuela en mi toma de contacto. Me lo tomé como una prueba para saber si tenía algún futuro en este deporte y fue muy positivo. Aún hoy seguimos en contacto muchos de nosotros.

 

VALLADOLID: Equipo totalmente nacional en una liga plagada de grandes estrellas internacionales. El mayor tenía 26 años y era Raúl González, por lo que éramos el equipo más joven de la liga y dirigidos por Pastor tras la marcha de  Cadenas. Fueron dos años de mucho esfuerzo pero con una recompensa enorme. El primer año nos asentamos en mitad de la tabla y el segundo terminamos cuartos, lo que nos valió una plaza para la EHF. Era la primera vez que Valladolid se clasificaba para Europa y la mejor clasificación en liga de su historia. Juego rápido y muy físico de marcadores elevados, con mucha velocidad de balón pero con criterio.

 

ALTEA: Dos temporadas en un equipo cerca de casa pero quizá una plantilla justa para una liga muy exigente. Peleamos en la zona baja los dos años con más pena que gloria. Se quiso hacer un proyecto de futuro pero creo que a nivel de gestión no se logró, lo que desembocó en el descenso. A nivel personal fueron dos temporadas muy buenas pero sin recompensa deportiva.

 

GALDAR: Se podría decir que fueron los mejores años de mi carrera tanto deportiva como personalmente. Disfrute jugando con varios de los mejores jugadores que han pasado por la liga como Rajic, Paraschenko, o Julio Muñoz y entrenados por el “maestro” Jordi Ribera que daba su toque mágico porque lo que toca lo convierte en oro. Éramos capaces de tutear a cualquier equipo de la liga, en la mejor liga del mundo, incluyendo Teka, Bidasoa , León o Barça. En mi segunda temporada quedamos cuartos y por un solo gol no quedamos terceros  de la liga, y conseguimos plaza para competir en Europa. Llegamos a semifinales donde nos eliminó el Barça. Juego muy fluido en ataque y buena defensa, a lo que había que añadir jugadores que eran por si solos capaces de ganarte un partido. No quiero acabar esta descripción sin mencionar a la fantástica gente canaria que nos acogió como si fuéramos de la familia y nos hizo pasar unos años inolvidables.

 

VALENCIA: Segundo equipo totalmente nacional en mi carrera. Era un equipo que venía de haber hecho plantillas que quizá no habían rendido lo que debieran y se quiso ser más realista y rebajar expectativas usando gente de casa y jóvenes con proyección. Muchos de esos jovencitos han llegado muy lejos más tarde como los hermanos Guardiola, Ángel Romero, Sifre, Bruixola, Nacho Serrano… y otros ya eran jugadores confirmados y consagrados como Kike Andreu, los hermanos Tarrasó, Panadero, Jorge Fdez… Quizá no era un  equipo muy técnico ni con figuras clave, pero derrochaba coraje y luchábamos hasta el límite. Eso nos valió una clasificación para la EHF. Pero la segunda temporada empezaron los problemas económicos y la siguiente desapareció. Muchos de los componentes seguimos manteniendo una buena amistad fruto de la buena relación que mantuvimos.

 

TORREVIEJA: Fue un equipo pensado para asentarse en zona cómoda en la liga. Buena plantilla y algunos fichajes que daban un “plus” de calidad. Era un equipo compensado y con gente de casa y extranjeros de calidad con nombre como Cuartero, Balcic, Milinovic, Yukov… y uno de los mejores entrenadores que se podía tener, Manolo Laguna, que llegó en la segunda temporada. Pero desde  la primera temporada las cosas costaban más de la cuenta. Éramos muy irregulares, podíamos ganar a equipos punteros o perder contra otros de zona baja y eso siguió pasando las dos temporadas siguientes a pesar de cambios e incorporaciones como la de Jernemir. Para mi fueros años deportivamente buenos pero faltaba cierto nivel de ambición, por lo que nos acomodamos en la zona media sin más aspiraciones… o esa era mi impresión. Quizá le falto un poco de “alma” al equipo.

 

TOLEDO: Una gran experiencia a todos los niveles. Tras decidir salir de Torrevieja  recibí una oferta de un equipo recién ascendido de primera con un proyecto serio y muy ilusionante. Tras   valorarlo detenidamente pensé que era lo que necesitaba después de salir de Torrevieja, un equipo con un objetivo claro como era subir a ASOBAL y mucha ilusión. Tras un año de asentamiento en la categoría, el segundo conseguimos ascender como campeones de liga. Ante todo, destacaría que el factor humano fue lo más determinante. Conseguimos crear un grupo de amigos más que de compañeros y que se ha mantenido a lo largo de los años con Kike Plaza, Jesús Herrero, Pedro Fuentes, Mikel Unanue, Ángel Pérez, Jabato…  Éramos un equipo muy incómodo, juego rápido y muy físico, con mucho contraataque y una defensa muy agresiva tanto con el 3:3 como con el 5:1, ambas muy profundas, ayudados por una afición que se entregaba en cada partido. Además, el entorno era fantástico. Tanto la ciudad como su gente nos hicieron vivir unos años realmente especiales.  Al final, la crisis del ladrillo hizo que nuestro principal sponsor, Grupo Lábaro, se retirara dejando deudas y unido a la mala gestión de la directiva hicieron que desapareciera a mitad de liga del siguiente año.

 

ANAITASUNA: Si hay una entidad que merezca, por infraestructura y solvencia, mantener un equipo en ASOBAL es Anaitasuna. Impresionantes instalaciones en una ciudad espectacular.

A nivel deportivo, similar objetivo a Toledo, equipo de DHP que quieren subir a ASOBAL. Se hizo un “superequipo” para conseguirlo y se hicieron fichajes importantes, donde varios aún siguen. Pero a nivel personal fue una temporada muy difícil. En marzo sufrí mi primera lesión importante con el cruzado, menisco y lateral interno de la rodilla y no pude terminar la temporada. Sin embargo, la mayor decepción fue saber que no iban a contar conmigo para la siguiente temporada casi a finales de junio y en plena rehabilitación… y sin aviso previo, cuando ya casi estaban las plantillas cerradas. Creo que no merecí esta salida ni como deportista ni aún menos como persona. Pero como “lo que no te mata te hace más fuerte”, me sirvió de lección vital para mi futuro. Desde ese año Anaita está en ASOBAL.

 

ANTEQUERA: Fichaje de última hora dadas las circunstancias, ya que tampoco quedaban más opciones. Terminé mi rehabilitación haciendo la pretemporada. Equipo que llevaba arrastrando deudas de años anteriores y eso hizo que la plantilla se cerrara tarde. Muchos extranjeros y una montaña rusa de sensaciones. Jugamos una primera vuelta muy mala y en noviembre ya dejamos de cobrar, lo que supuso la salida de la gran mayoría de extranjeros y el entrenador. A partir de ahí, fuimos la gente de “casa” los que cogimos la responsabilidad y aún con los problemas económicos conseguimos realizar una segunda vuelta espectacular, aunque no nos valió para salvar la categoría. Quizá las circunstancias adversas hicieron que nos uniéramos más y eso se notaba en el campo. Teníamos un juego dinámico y mucho contraataque. Pero los problemas no se solucionaron y eso acabó con el equipo. Antequera respira balonmano, tiene tradición y una gran afición, además de una calidad de vida envidiable, por eso hoy en día estoy aquí viviendo. Tanto yo como mi familia guardábamos un muy buen recuerdo de esa época y terminamos por venirnos.

 

CUENCA: Tras descender Antequera recibí la llamada de Zupo y ese fue mi siguiente destino. Llegaba a un equipo que cambiaba de ciclo. Esa temporada causaron baja jugadores muy importantes como Pabán, Capote, Kappelin, Pedro Rodríguez y otros, y afrontábamos una competición con muchas caras nuevas y cierta incertidumbre. Pero conforme iban pasando las jornadas las cosas salían bien y terminamos la primera vuelta en cuarta o quinta posición, no recuerdo bien. En la segunda, acusamos el cansancio físico en exceso y eso nos hizo bajar posiciones, pero estuvimos luchando hasta el final por una plaza europea. Juego muy defensivo y muy dependiente de lanzadores en ataque, algo típico de los equipos de Zupo. Como no podía ser de otra forma, también aparecieron los problemas económicos al final de temporada, lo que hizo que varios jugadores buscáramos otros destinos.

 

GUADALAJARA: Era un equipo con un núcleo de jugadores que llevaban varios años jugando juntos. Se apostó por fichar a cuatro de los primeros brasileños que llegaban a nuestra liga,  con un buen rendimiento y fue una temporada bastante buena, aunque creo que sin los problemas económicos podríamos haber optado a Europa. Casi desde noviembre ya empezaron los retrasos, que no se solucionaron durante la temporada y desembocó inevitablemente en la salida de jugadores. Fue el primer equipo que entrenó Mateo Garralda y basaba su juego sobre todo en defensa, aunque teníamos jugadores muy solventes en ataque como Victor Vigo, Pozzer, Valadao o Kike Plaza.

 

BENIDORM: Dos temporadas completamente diferentes. Equipo recién ascendido con muchos fichajes nuevos, pero la mayoría éramos de casa. Seguramente eso hizo que la plantilla se involucrara mucho en los objetivos y el público conectara desde el primer momento. Teníamos un juego de transiciones rápidas y contraataque y una defensa muy profunda y con muchas variantes, lo que nos hacía muy incómodos de atacar. Acabamos como 2º equipo menos goleado a tan solo 2 o 3 goles del Barça, y un quinto puesto en liga empatados con Cangas y plaza europea que tuvimos que rechazar por falta de presupuesto. Además tuvimos que superar la lesión de Chernov en la 5ª jornada, que era nuestro único extranjero y especialista defensivo. Pero llego la segunda temporada y todo cambió.  Se realizaron demasiados cambios en mi opinión, en una plantilla que había funcionado de maravilla, lo que provocó ciertos desajustes. Aparecieron los nervios y provocaron que se tomaran decisiones técnicas equivocadas, lo que desembocó en falta de confianza y tensiones internas que se reflejaban en el juego. Personalmente no voy a entrar en detalles, pero fue la primera vez en mi vida que no disfruté jugando, y decidí no seguir. Fue una retirada amarga y creo que no merecía irme por la puerta trasera y menos en mi tierra.

 

CANGAS: La experiencia más gratificante e intensa en mi vida deportiva, por la situación, el momento y el desarrollo de la misma. Tras llevar más de año y medio retirado recibí en enero la llamada de Magi Serra. Estaban últimos con 6 puntos y una situación crítica, y buscaban un revulsivo. Después de dos negativas por mi parte, pues mi situación no me permitía una estancia continuada allí, buscaron la manera de poder incorporarme. De lunes a miércoles estaba en casa entrenando con el  Balonmano Sant Joan de Primera Nacional, y el jueves viajaba a Cangas para entrenar y jugar el sábado. Cuando llegué encontré un equipo falto de moral y desanimado, pero una plantilla muy unida y con ganas de que salieran las cosas. Nos costó empezar a funcionar, y es que hasta la jornada 21 seguíamos con 6 puntos, pero una vez que conseguimos los primeros puntos, volvió la confianza y al final acabamos la liga en 12ª posición, cuando hace dos meses se nos daba por descendidos. Equipo con gente en su mayoría de casa y con extranjeros como Potic y el incombustible Muratovic. Basábamos el juego en una defensa agresiva con mucho contacto, a lo que ayudo mucho el fichaje de Gavidia, que junto a Cerqueira y Cancio era un bloque central sólido. En ataque nos costaba más pero siempre ayudaban los extremos de calidad como Soliño, Simes o Vujovic, y la visión de juego de Muratovic. Pero ante todo el “alma“ de este club es su afición que anima incansablemente a su equipo independientemente de la situación y llenando O Gatañal todos los partidos.

Toda tu trayectoria desarrollada íntegramente en España. ¿Alguna vez te planteaste marchar al extranjero a jugar? ¿En qué países te hubiera gustado jugar y por qué?

¡Por supuesto que me hubiera encantado! Llo que pasa es que hay que tener en cuenta la situación en la que estaba. Las primeras ofertas me llegaron de Alemania con el Gummersbach y el  Lemgo, pero por aquel entonces jugaba en Gáldar y estaba en la mejor liga del mundo en un equipo que competía en Europa y además tenía 3 años firmados y no había opción de romper el contrato. La tercera también me llegó a través de Jaume Fort también para Alemania, pero tuve que rechazarla por tener también contrato en vigor. Me hubiera gustado en ese aspecto haber tenido un poco más de suerte, pero uno no elige los momentos en los que llegan las cosas. Creo que a cualquier jugador le gustaría jugar ante 15.000 aficionados como pasas en Alemania o en los últimos años en Francia.

Te han lanzado cientos de grandes jugadores durante toda tu carrera, y aunque sea difícil, ¿quiénes consideras los 2-3 mejores lanzadores que has visto en cada puesto?

Lo voy a intentar, aunque sé que después me acordaré de otros cuantos que debía haber puesto.

PIVOTE: Rolando Uríos, Yukov, Dragan Skribic

EXTREMO DERECHO: Albert Rocas, Luc Abalo, Dzomba

EXTREMO IZQUIERDO: Juanín García

LATERAL DERECHO: Kiril Lazarov, Steffansson, Garralda,

LATERAL IZQUIERDO: Rajic, Perunicic, Iakimovich, Julio Fis

CENTRAL: Raúl Entrerríos, Paraschenko, Richardson, Balic

PENALTIS: David De La Hoz, Patrik Cavar (lo podría poner en 4 categorías más), Alberto Urdiales

España es tierra de grandísimos porteros, lo hemos comentado infinidad de veces. ¿A qué crees que se debe que haya habido y siga habiendo porteros de talla mundial en nuestro país? ¿Qué diferencia a los porteros españoles y su estilo, al del resto de países y escuelas? ¿Qué otro país consideras que también ha sido potencia a la hora de sacar grandes porteros?

Creo que estas preguntas están interconectadas. Por un lado, hemos sido durante muchos años la referencia mundial del balonmano. Eso hacía que los mejores jugadores, incluidos porteros, vinieran a jugar a nuestra liga. Han pasado los máximos exponentes de las principales escuelas de porteros como Olsson y Svensson de la escuela sueca, Peric de la balcánica, y otros que de una manera u otra dejaron poso. A mi entender, esto ha permitido que los porteros españoles tuvieran varias fuentes de las que aprender y no estuvieran encasillados en una única escuela, que quizá, limitara el desarrollo técnico. Es ahí donde creo que radica la principal diferencia de los porteros españoles. Al no tener una escuela como tal, hemos podido aprender de los mejores y adaptar las diferentes técnicas según nuestras capacidades de altura, flexibilidad, explosividad, reflejos, táctica…

Pese a que haya escuelas y estilos muy diferentes en portería… ¿Cuáles consideras las cualidades básicas y fundamentales para ser un buen portero? ¿Y para ser un portero de élite?

Si vas a iniciarte como portero la primera condición es que te guste. Si no disfrutas o tienes miedo a los pelotazos, mejor pásate a jugador. Después se necesita una capacidad de análisis y concentración bastante altas e intentar tener un buen equilibrio mental para ser regular en diferentes facetas. El físico es relativamente importante, pero con trabajo se pueden compensar ciertas carencias. Lo que hace posible llegar a ser un portero de élite es la mentalidad. Junto a todo lo anterior y mucha dosis de trabajo y sacrificio, es lo que da el salto cualitativo. Tu mentalidad es la que te permite tomar las decisiones correctas, mantener la concentración, aprender de los errores, o remontar situaciones adversas.

Desde mediados de los 90 siendo protagonista de nuestro balonmano… ¿Cómo resumirías la historia de nuestra liga desde 1994 a nuestros días?

He tenido la suerte de poder disfrutar de una vida deportiva muy larga, lo que me ha hecho poder pasar por varios momentos muy diferentes de nuestra liga. En mis primeros años era una liga semiprofesional donde existía una gran diferencia entre los sueldos de los de casa y los fichajes extranjeros, aunque sí que es verdad que ya por entonces los que venían eran de mucha calidad. Cualquier equipo aunque fueran de la zona baja tenía mínimo dos extranjeros de primer nivel. Eran ligas muy igualadas tanto en la zona alta como por abajo y con mucha alternancia en los títulos pues convivieron equipos como Teka, Bidasoa, Barça, y algunos otros que podían competir con ellos. Poco a poco fue profesionalizándose y llegamos a la época dorada donde fuimos “La Meca” de este deporte. Teníamos a los mejores y todos querían jugar en España. Fue una época de igualdad en liga con alternativas a los títulos entre León, Ciudad Real, Barça, Portland, Valladolid, Zaragoza, Logroño… Pero llegó la crisis y nos dimos cuenta de que habíamos construido un gigante con pies de barro que se llevó por delante a una gran parte de equipos. Y dejo un panorama de reconstrucción y austeridad en los presupuestos. Hubo un éxodo de extranjeros y los mejores jugadores nacionales empezaron a marcharse a otras ligas, lo que dejó un vacío competitivo que había que llenar con jugadores de la base, gente de la casa y fichajes “realistas” de acuerdo con los nuevos presupuestos. Muchos tenían que empezar a compaginar trabajo y deporte para subsistir. Todo esto hizo que el nivel general bajara y que la distancia entre Barça y los demás equipos fuera insalvable. Y llegamos a nuestros días en plena reconstrucción, quizá técnicamente sigamos siendo una de las mejores ligas, si no la mejor, y esta situación ha permitido llegar a jugadores nacionales a que sean protagonistas en sus clubes, cosa mucho más difícil antes, y que tengan una evolución más rápida y mejor. Lo que ha supuesto una mejora sensible en nuestra selección y creo que nos asegura una buena cantera de jugadores para el futuro.

Hablando de evolución… ¿Cómo ha ido evolucionando el trabajo específico de porteros? ¿Qué técnicas recuerdas de tus inicios y que mejoras has ido viendo y viviendo durante estos años?

Antiguamente lo más normal era integrar los entrenamientos de portero conjuntamente con los jugadores, por lo que se basaban mucho en el aspecto físico y en los lanzamientos. Pocos equipos contaban con un entrenador de porteros y se trabajaban aspectos más generales sin ahondar en cosas más específicas. Hoy en día, por suerte, ya existe normalmente la figura del entrenador de porteros , o en su defecto , alguien con conocimiento en el puesto. Se trabaja más de forma individual, ejercicios de toma de decisiones, concentración, táctica individual… y normalmente sólo con los porteros, y contando con jugadores sólo en algunos ejercicios. También los avances tecnológicos nos permiten el análisis de lanzamientos, corrección de errores y datos que antes no teníamos.

Probablemente la posición de portero sea la más específica y determinante de nuestro deporte. ¿Cómo trabajas la presión que supone ser la última defensa antes de que el balón entre en la portería? ¿Cómo la gestionas y como se convive con ella?

Intento mantener una mentalidad lineal, siempre intentando que los errores no influyan en exceso ni que los aciertos te hagan relajarte. Por supuesto, no siempre funciona, pero es lo que intento. Pienso que manejar la ansiedad, saber motivarte y mantener la concentración evita tener altibajos, que al final es lo que se busca, tener una cierta regularidad que te de confianza. Sin embargo, la presión siempre estará ahí y hay que asumirla como parte del puesto de portero y del nivel de aceptación dependerá lo bien que la gestionemos.

Los porteros sois también muy especiales y particulares, y lo normal es que la pareja de porteros de un equipo tenga una relación especial con grandes dosis de compañerismo y camaradería. ¿A qué se debe eso? ¿Hasta qué punto interfiere la competitividad que existe por jugar más minutos? ¿Cuáles recuerdas como los mejores compañeros porteros que has tenido?

La verdad es que por lo general siempre he tenido muy buenos compañeros de portería que en muchos casos hemos creado vínculos de amistad. Personalmente creo que nuestro puesto, al ser “especial” por su individualidad, nos hace buscar cierta complicidad con el único que está en tu misma situación. Los jugadores interactúan entre ellos en el entrenamiento o partido mucho más y a nivel de entrenamientos somos su adversario a batir, quizá por eso entre porteros existe otro tipo de relación. Intentamos aprender del otro cosas que podemos aplicar más tarde. Por supuesto todos queremos jugar , pero también sabemos que muchas veces las cosas no van a salirte como deseas y ahí necesitas saber que tu compañero está ahí también para aportar al equipo lo que tú no has podido, porque al final el objetivo es sumar al equipo, y que todos confíen en la portería independientemente de quien la defienda.

He tenido la gran suerte de disfrutar de grandes compañeros y ahora amigos. Podría nombrarte a muchos, pero sería injusto que me olvidara de alguno y no quiero. Sólo espero que les haya aportado al menos una parte de lo que ellos me han aportado a mí.

No podemos olvidar que fuiste internacional con la Selección Española en 5 ocasiones. ¿Qué supuso para ti poder defender los colores del combinado nacional? ¿Qué tiene de especial la selección que a todos los que preguntamos les genera esos sentimientos únicos?

Creo que el orgullo máximo al que puede aspirar un deportista es representar a su país vistiendo la camiseta nacional. Para mí en concreto fue realmente especial, dado que nunca había estado en ninguna selección nacional ni de base. Es más, ni siquiera en una selección alicantina o valenciana. Nunca había vivido ese ambiente, ni concentraciones o torneos internacionales, era todo nuevo para mí y fue una experiencia intensa. Era un doble orgullo, primero por representar a España y luego porque era un reconocimiento al trabajo hecho durante varias temporadas.

Esta temporada en las filas de Antequera en División de Honor B… ¿Hasta cuando tienes pensado seguir en activo, y ojalá sean muchos más años? ¿Tu siguiente etapa seguirá vinculada al balonmano? ¿Serás entrenador en un futuro?

En principio ya no me planteo metas, voy esperando acontecimientos y tomando decisiones conforme vienen. Por lo pronto vamos a ver como finalizamos esta temporada porque con esto del confinamiento nadie sabe con certeza que pasará. Por ahora sigo disfrutando del balonmano en una ciudad fantástica y rodeado de gente maravillosa, y mi cuerpo aún me permite mantener el nivel, por lo que de momento, y si mi amigo y entrenador lo considera oportuno seguiremos. Pero tengo muy claro que si llega el momento en que no disfrute, o que por incompatibilidad laboral no pueda, creo que ya he vivido deportivamente lo suficiente para irme tranquilo.

No me veo como entrenador, pero sí ligado de algún modo a este deporte. No sé qué vendrá una vez acabe esta etapa, pero lo que haga lo haré con la misma intensidad y disfrutando lo máximo posible.

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