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Entrevista a DIDIER DINART

Entrevista a DIDIER DINART

Da exactamente igual a quien le formules la pregunta “¿quien ha sido el mejor defensor de la historia del balonmano?” porque la respuesta va a ser siempre la misma: Didier Dinart.

Un jugador que no sólo derrochó intensidad, intimidación, contundencia y mucha actitud, sino también inteligencia, anticipación y táctica. Era sencillamente espectacular ver como dominaba el centro de la defensa, como condicionaba los ataques rivales, como resultaba ser un muro infranqueable y como terminaba por desesperar a los atacantes más brillantes. Durante toda su carrera demostró tener un talento especial para leer tanto ataques como atacantes y ha sido capaz de poner en valor la siempre oscura y poco valorada labor defensiva conviertiéndola en todo un arte y todo un espectáculo.

Un físico que infundía miedo y respeto a partes iguales, una solvencia absoluta cuando se trataba de ir al choque, pero ante todo muchísima nobleza en su juego y es que el jugador galo apenas ha sido un jugador sancionado o descalificado. Otra razón más para admirar a un auténtico fuera de serie y un jugador irrepetible.

Fue el bastión defensivo de aquel legendario Balonmano Ciudad Real que dominó Europa en la década de los 2000 con tres cetros continentales en 2006, 2008 y 2009. Un jugador básico e imprescindible en los esquemas de Talant y Raúl, la piedra sobre la que edificar una defensa inexpugnable y asegurar que el rival tendría que dejarse el alma para anotar. Pero de la misma manera fue pieza clave en la mejor selección francesa de la historia que dominó el planeta balonmano en aquella misma década y con la que conquistó un total de 10 medallas entre las que destacan los 3 oros mundiales, los 2 oros en europeos, y los 2 oros olímpicos.

Puede que con todo lo ya expuesto uno piense que la Roca Dinart no puede sorprender más, pero solo hacen falta unos minutos de conversación con él para descubrir su lado humano. Una persona muy respetuosa y amable en el trato, humilde como pocos pese a un palmarés infinito de títulos, trofeos y medallas, y un gran sentido del humor que contrasta con esa imagen desafiante y amenazadora que proyectaba en el 40×20.

Se retiró como jugador profesional en 2013 e inició una nueva etapa como entrenador. En esta nueva faceta ya ha demostrado valía conquistando un Mundial con Francia en 2017. Obviamente tiene aptitudes para dirigir un grupo, transmitir su energía y dejar su impronta y sello personal, así que estaremos muy atentos en su evolución y sus futuros logros.


TRAYECTORIA

1993-96 Dijon Bourgogne HB (Francia)
1996-03 Montpellier HB (Francia)
2003-11 Balonmano Ciudad Real
2011-12 Bm Atlético Madrid
2012-13 Paris HB (Francia)


PALMARÉS

Montpellier HB
Liga de Campeones (2003)
Liga Francesa (1998, 1999, 2000, 2002 y 2003)
Copa de Francia (1999, 2000, 2001, 2002 y 2003)

Bm Ciudad Real

Liga de Campeones (2006, 2008 y 2009)
Supercopa de Europa (2006, 2007 y 2009)
Liga ASOBAL (2004, 2007, 2008, 2009 y 2010)
Copa del Rey (2004, 2008 y 2011)
Copa ASOBAL (2004, 2005, 2006, 2007 y 2008)
Supercopa de España (2004 y 2008)
Campeonato Mundial de Clubes de Balonmano (2007, 2010)

Bm Atlético de Madrid
Supercopa de España (2011)
Copa del Rey (2012)

Selección Nacional Francesa
Como Jugador
3 Medallas de Oro en Campeonato del Mundo: 2001, 2009 y 2011
2 Medallas de Bronce en Campeonato del Mundo: 2003 y 2005
2 Medallas de Oro en Campeonato de Europa: 2006 y 2010
Medalla de Bronce en Campeonato de Europa 2008
2 Medallas de Oro en Juegos Olímpicos: 2008 y 2012

Como Entrenador
Medalla de Oro en Campeonato del Mundo 2017


CONSIDERACIONES PERSONALES
Mejor defensor de la Liga ASOBAL 2009 y 2010

Preguntas

Como viene siendo habitual en la sección de entrevista este complicado 2020, no podemos empezar de otro modo que interesándonos por tu salud. ¿Cómo estás viviendo este año de Covid19, confinamientos, restricciones y tantos problemas? ¿Cómo estáis de salud tú y los tuyos?

Tanto mi familia como yo estamos bien. El tema del confinamiento, sobre todo los primeros meses, fueron complicados para mí como fue para todos y para el deporte en general. También afecta a nivel de patrocinios porque hay menos visibilidad, hay más recortes, y hay menos seguimiento. Todos los equipos andan con las mismas preguntas sobre cómo se va a desarrollar la temporada. La gente me pregunta sobre lo que voy a hacer, y es verdad que tengo ofertas a nivel nacional e internacional y de clubes y selecciones, pero esta temporada 2020-21 es realmente complicada. Ello me lleva a centrarme en proyectos a partir de la temporada 2021-22, porque es normal porque aún no hay vacuna y hasta que ésta no llegue, no habrá certidumbre.

En pocos casos se ha dado una mayoría tan absoluta como en la de nombrarte el mejor defensor de la historia del balonmano… ¿Cómo se lleva ser el mejor en tu puesto específico? ¿Cómo se vive siendo una leyenda de nuestro deporte, admirado dentro y fuera de Francia? ¿Cuánto trabajo hubo detrás para llegar al nivel defensivo que tú tuviste durante tantísimos años?

No sé si soy una leyenda, lo único que sé es que me fui con 16 años de mi Guadalupe natal y que he luchado durante toda mi carrera queriendo aprender y superarme. Cierto es que un día miras para atrás y ves que es una pasada todo lo que he hecho y he logrado, pero nunca he buscado acumular todo lo que he ganado. Siempre he buscado la rabia por superarme, por ser mejor.

La verdad es que en España tengo un buen público, me saludaban por la calle y siempre me gustó este tipo de afición caliente. Y en Francia, que es mi país, donde con la selección hemos ganado mucho, es más fácil tener aficionados y el cariño de la gente.

Y hay que recordar que no sólo eras un jugador sumamente fuerte, sino que sobre todo has sido el más inteligente defendiendo. ¿Uno nace con ese talento innato o hay  entrenadores responsables de esa riqueza táctica y técnica en labores defensivas? ¿Hasta qué punto notabas que muchos atacantes buscaban otras zonas de ataque antes que encararte a ti? ¿Cómo utilizabas esa intimidación que suponía tenerte delante?

Yo quise demostrar que defender es un arte, y que no todo consiste en pegar, intimidar o hacer daño al atacante para que no vuelva. Enfrente de ti tienes a deportistas que tienen su ego y que también quieren desafiarte. Mi idea siempre fue intentar llevar a los atacantes hasta la falta para que no puedan saber cómo atacarme. El secreto estaba en combinar táctica y dureza… y eso es mucho.

Lo que me gustaba cuando jugaba y me enfrentaba a los grandísimos jugadores a los que tenía mucho respeto, era también hacer bromas antes de empezar los partidos sobre si me iban a superar en el 1 contra 1 o si iban a marcar gol delante de mi. Ellos también usaban eso y me decían que iban a marcar por encima de mi cabeza o que me iban a dar un baile (risas). Siempre ha habido buen rollo y recuerdo por ejemplo, en el Europeo de 2006 hablando con mi amigo Balic en el pasillo antes de llegar a la pista, decirle que si me superaba durante el partido le pagaba unas cervezas (risas).

Para ser un buen defensor, como para ser un buen atacante, tienes que tener ciertas cualidades. El que no se mueve deprisa no se va a mover nunca deprisa (risas). El que no tiene la sutileza para pillar las cosas y la inteligencia del juego, pues no llega al máximo nivel. Hay gente que está para defender de 2, otros para algo muy concreto… y la dificultad del entrenador está en saber cómo utilizar sus piezas. Lo que no me gusta como entrenador, es escuchar a algún entrenador decir que un jugador no vale para nada. La pregunta previa es saber si el entrenador ha sido primero capaz de trasladarle correctamente lo que quiere que el jugador haga en la pista.

Desde que soy jugador, siempre pienso que las cosas vienen de mí y no de los demás. No puedes decir que un jugador no es tan bueno si tú, como entrenador, no sabes si eres el mejor entrenador. No puedes decir que alguien es malo sin saber que tú has dado lo máximo para que él sea bueno. Yo nunca, como jugador, he dicho que la culpa de algo sea de un entrenador. Siempre he dicho que yo tengo que trabajar más, y si trabajo, trabajo por mí porque puede que el entrenador mañana no esté pero yo si seguiré.

No en vano fuiste apodado “la Roca”… ¿Qué te pareció en su día recibir ese sobrenombre? ¿Cuánta responsabilidad ha supuesto ser todo un referente en la formación de nuevos talentos a nivel mundial?

El apodo de la Roca nace de un periodista que empezó a decir “ese tío es una roca” en mis primeros partidos en Ciudad Real. Decía que yo era un tío muy duro y muy fuerte y que la gente no se me movía. Le sumaron además mi número, y era la Roca 33. Con aquel apodo llegué a montar una marca propia con la que fabricábamos balones y camisetas. Finalmente tuve que dejarlo porque me exigía demasiado tiempo.

Siempre es una responsabilidad ser un deportista de élite y tenemos que tener un comportamiento ejemplar en todo momento.

Llegaste a Ciudad Real en el año 2003 después de haber jugado en Dijon Bourgogne primero y Montpellier después. ¿Cómo se produjo tu fichaje por el equipo manchego? ¿Qué conocías de nuestro país y de la ciudad de Ciudad Real antes de fichar? ¿Qué es lo que más te llamó la atención de la capital manchega, del club y del proyecto?

Lo que conocía de Ciudad Real es que Domingo Díaz de Mera me quería desde hacía muchos años. Mi llegada no se produjo antes porque no veía un equipo tan fiable en lo deportivo. Una cosa es el dinero, pero siempre he mirado primero el proyecto deportivo. Me ofrecieron mucho más dinero en Alemania pero yo decidí irme a Ciudad Real.  También es verdad que yo tengo ese espíritu latino y en ese sentido, me iba a ser más fácil adaptarme y encajar en España.

Del equipo conocía que ya nos habían ganado, cuando yo jugaba en Montpellier, en la Recopa. Sabía que ya en 2003 el equipo iba a ser muy fiable con Talant, Steffanson, Pajovic… de hecho el primer año que llegué, ganamos la Liga.

Un total de 8 temporadas más la que disputaste en su prolongación bajo el nombre de Bm Atlético de Madrid. ¿Qué valoración haces de aquellos años en los que dominasteis el balonmano español y europeo? ¿Cómo era compartir vestuario con otros tantos talentos y superestrellas mundiales? ¿Dónde crees que estuvo el secreto para ser un proyecto tan exitoso?

Para mí, los años que estuve en el Bm Ciudad Real fueron los mejores años de mi carrera. Pero no sólo por el hecho de estar en un gran equipo, sino porque ese equipo me ayudó a llegar a ser lo que fui como jugador. Siempre digo que yo, con 29 años, bajo las órdenes de Talant y Raúl, empecé a ver el balonmano de otra manera. Hacía lo mismo que hacía antes, con la misma dureza y la misma intensidad, pero con menos trabajo. Fue un lujo tener a dos entrenadores que llevaban el proyecto, y yo me tenía que encargar de mi parte porque me cubrían detrás. Antes tenía que ir a todos lados y aquí el lateral hacía lo suyo, el avanzado lo suyo, y todos encajábamos como en un mecanismo. Yo he disfrutado de manera tremenda durante mi etapa en el Bm Ciudad Real. Estoy muy agradecido a Talant y Raúl porque me han enseñado mucho. He tenido la suerte de encontrar a buenas personas para aprender, enriquecer mi balonmano y mejorar.

Sobre cómo era la convivencia en aquel vestuario, era una rivalidad continua. Era una época donde había 9 de los mejores jugadores españoles en el vestuario, luego también daneses, eslovenos, franceses, croatas… Había muy buen ambiente, pero al ser deportistas competitivos, el que venía de un europeo o mundial con una mejor medalla que otros, sacaba pecho (risas).

El secreto o la clave del éxito de aquel equipo fue en gran medida ese tándem que formaron Talant y Raúl como entrenadores. Supieron construir un equipo ganador y dirigirlo, porque no siempre es fácil gestionar tantas estrellas. Soy de la opinión que antes de decir “soy una estrella”, uno tiene que decir, “me pongo a disposición del equipo”. Talant es una persona con carácter, y no tenía problema en decirme, por ejemplo a mi, “oye Dinart, tu eres el mejor defensor, pero yo te voy a enseñar a defender como yo quiero que defiendas en mi equipo”. A día de hoy me alegro de haber aprendido tanto de ellos. Hay tantas cosas que me han enseñado, que debo estar agradecido porque me mejoraron como jugador. Siempre hay que pensar que el entrenador tiene cosas que enseñarte, pero sin perder de vista que debe ser uno mismo quien se esfuerce por mejorar.

Ciudad Real, y nos referimos a la ciudad, ha sido sumamente importante en tu vida, hasta tal punto que la convertiste en tu ciudad de residencia. ¿Qué encontraste en la ciudad que te enamoró hasta ese punto? ¿Qué destacarías de sus gentes y costumbres y qué recomendarías para visitarla?

He vivido tantas cosas increíbles en Ciudad Real, que forma parte de mí. Es una ciudad tranquila, la vida manchega me gusta.

A nivel deportivo era lo mejor que había en Europa. De hecho llegamos a poner a Ciudad Real en el mapa porque mucha gente fuera de Europa conocía algo de la ciudad por el equipo de balonmano.

Una última temporada en París, y cerraste tu etapa como jugador profesional en 2013. ¿Cómo fue en tu caso el tomar la siempre difícil decisión de terminar una trayectoria deportiva de 20 años?

En mi caso no fue complicado. Fue fácil porque yo ya había anticipado todo, ya tenía mi diploma de primer grado de entrenador en 2003 y el diploma de segundo grado en 2008… 5 años antes de retirarme.

A los 33-34 años empiezas a plantearte que sabes hacer, cuando todo lo que has hecho ha sido balonmano. Así que estaba claro que tenía que empezar a aprender a ser entrenador. Nada más retirarme me ofrecieron formar parte de la selección. Dejé de ser jugador un 30 de junio, y empecé a ser parte de la Federación el 1 de julio.

Sabía que había que ser previsor y tampoco quería llegar a estar en un campo sin disfrutar. Con 36 años, un jugador ya está amortizado. Yo me veía ya distinto, sabiendo que ya no estas para ser el primero que tira del carro, y que tampoco tienes la paciencia para estar enseñando a un joven que juega al lado tuyo. Ha sido una transición  perfecta.

Con respecto a tu palmarés a nivel de clubes, sencillamente es interminable, envidiable y casi inigualable. ¿Cómo mantenías en tu caso la motivación para seguir ganando temporada tras temporada tantísimos títulos? ¿Cómo valoras esas 4 Copas de Europa, 1 con Montpellier y 3 con Ciudad Real, que culminan tu colección de títulos? ¿Aquellas finales contra el Kiel pueden ser los mejores recuerdos de grandes finales disputadas como jugador de club?

La pregunta es muy buena porque yo nunca me di cuenta de esto. Nunca fui consciente de todo lo que gané y de quien soy. Me doy cuenta a día de hoy y gracias a la gente que viene a decirme todo lo que he ganado. Cuando eres jugador tu solo piensas en ganar, ganar, ganar… eres un pitbull y tienes esa mentalidad que te han enseñado y que has tenido muy presente los últimos 15 años.

Al final de tu carrera, cuando repasas desde que empezaste hasta el final, cuando dejas de estar en una vorágine de competición y la gente te dice que lo que has logrado es una pasada y te dicen “tú eres Didier Dinart”, es cuando te empiezas a dar realmente cuenta. Cuando estás en activo para ti todo es normal porque estás en un universo de victorias y éxitos que para ti  era lo normal, pero no es lo normal ni mucho menos. Yo me alegro de haber estado en ese mundo y con esa determinación, y haber vivido todo aquello con aquella inocencia. A día de hoy quizá lo disfrutas de verdad porque si eres consciente de todo lo que has hecho.

Para mi el título más especial de toda mi carrera es la medalla de oro de los Juegos Olímpicos de Pekin 2008 porque en aquella época, era el único título que me faltaba. Yo buscaba ganar todo lo que no había ganado porque mi objetivo era ganar todo lo que se podía ganar a nivel deportivo. Tenía 31 años entonces, y para mi yo ya era mayor y no sabía si iba a tener oportunidad de jugar otros juegos olímpicos con 35 años. Aquel grupo de jugadores en Pekin nos metimos en una misión comando por ganar aquella medalla porque en 2004, con Richardson, Anquetil… Karabatic y Omeyer jóvenes, teníamos un equipazo donde bailamos a Alemania, pero luego en cuartos, un equipo muy veterano como era Rusia nos dejó fuera. Ganar unos Juegos Olímpicos creo que es lo más grande que se puede ganar porque es la competición por excelencia. La medalla de oro olímpica no es solo de tu deporte, sino que la tienen los mejores de cada deporte, por ejemplo, Michael Jordan tiene medalla de oro olímpica, y eso es una pasada.

Capítulo aparte merece tu rol principal y protagonista en la mejor selección francesa de la historia, y una de las mejores selecciones de todos los tiempos, que dominó durante más de una década el concierto internacional. ¿Será posible repetir una generación de tantísimo talento individual y colectivo como la que formasteis los Omeyer, Karabatic, hermanos Guille, Abaló, Guigou, Narcisse…? ¿Cuál fue la clave para convertir aquella selección en sencillamente irrepetible?

Para mí, la selección de 2008-09 es el mejor equipo que hemos tenido en Francia. Pero no sé si tenemos más mérito que cualquiera, aunque es verdad que los que ganan son los que tienen los méritos. Creo que hay que respetar cada selección y su época. No podemos comparar el balonmano de Rusia con Suecia o el actual, primero porque no había las mismas reglas, pero después por la mejora de la condición física. Antes el entrenador era la única persona de un staff, ahora hay preparadores físicos, nutricionistas… Por eso no podemos decir que una selección es mejor que otra. Yo tengo mucha admiración por Olsson, Wislander… por los rusos también, y fueron monstruos de nuestro deporte y todo un referente.

Si es verdad que en Francia hemos tenido la suerte de encadenar varias buenas generaciones. Los años finales de Richarson y los de su generación, con la mía, luego después Karabatic… Hemos tenido unos 10 años que entre unos que salían y otros que llegaban, hemos estado ahí arriba siempre. Pero la mejor generación para mí, que es la que puso la semilla del carácter de la selección, es la de 2001 a 2008. Aquellos vivieron la dureza del balonmano y la humillación ante Rusia y Suecia contra los que siempre perdías por 10 goles. Ellos fueron los que metieron la identidad de la selección en los Jerome, Omeyer, Narcisse, Karabatic…

Como seleccionador conseguiste que Francia volviera a reinar en el mundo en 2017. ¿Qué diferencias encontraste entre disputar y ganar un oro mundial como jugador y como entrenador? ¿En qué momento ves el balonmano francés actual y cuándo volverá a ser todo un fijo en la disputa de las medallas?

Siempre hacíamos reunión de preparación de táctica con los jugadores, y solo les dije que los 16 que estaban allí más los 2 entrenadores, éramos los responsables de hacer feliz a Francia. Que tenían que centrarse y pensar internamente en dar lo mejor sin preocuparse por lo externo. Si luchas por dentro, al final sonríes por fuera. Era un grupo muy solidario y compacto, con una fuerte defensa, no creaba dudas, y fue una experiencia muy intensa.

Siendo España tan importante en tu vida… ¿Cómo recuerdas los enfrentamientos con nuestra selección? ¿Cómo valoras los años de títulos que llevamos cosechando con una gran generación que poco a poco va llegando a su fin?

Los partidos contra España siempre han sido una partida de ajedrez para mí (risas). Empezabas a pensar, éste suele hacer esto y aquel aquello, pero también saben que yo haré esto y lo otro… España siempre es un rival complicado, el partido que no querías jugar, pero tenías que jugarlo. Pero era mi caso, por ejemplo los hermanos Guille no querían jugar contra Alemania, y que preferían jugar contra España. Nunca sabes si conocer al rival es bueno o malo.

Tras tu retirada… ¿Has vuelto a vestirte de corto para disputar algún partido homenaje o de veteranos? ¿Cuándo te veremos jugando algún torneo de veteranos entre los muchos que suelen organizarse en nuestro país?

JAMAS!!! (risas) Y no lo hare jamás. Soy radical en todo, y cuando te has retirado, te has retirado. Pero además, cuando te retiras, tu cuerpo deja de estar preparado para este deporte y lo normal es que te hagas daño si juegas. La cabeza no envejece tanto, pero tu cuerpo va cambiando a ratos…

Sí que he ido a partidos de homenaje donde me he puesto la camiseta y he estado para acompañar, pero jugar… jamás.

Si me cuido, tengo respeto al haber sido deportista y trato de estar en forma, pero nada de volver a jugar.

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