Natural de la ilustre ciudad madrileña de Alcalá de Henares, ¿qué recuerdas de tus inicios deportivos? ¿Quiénes te vienen a la memoria como las personas que te marcaron en aquella época? ¿Por qué elegiste este deporte y no otro?
Los inicios en Alcalá fueron muy bonitos. Tuve la suerte de nacer en un Club muy bien estructurado y dirigido por el maestro Manolo Laguna. Él puso en mí las bases de lo que después he llegado a ser como jugador de balonmano. El dirigió mi primera sesión en este deporte, una captación en el pabellón del “Val”, pabellón que hoy en día lleva mi nombre, cosa de la que estoy muy orgulloso.
Recuerdo los inicios muy divertidos, con muchos amigos que entrenábamos en el polideportivo que tenía debajo de mi casa. Recuerdo las primeras selecciones del CD. Iplacea en infantiles para elegir a los mejores chicos de Alcalá, éramos los 50 mejores chicos y elegían a 15. El primer entrenador que se fijó en mi se llama Antonio Pastor y todavía sigue trabajando en el club. Él fue el primero que vio algo en mí.
En el CD. Iplacea ya entrenábamos cinco días a la semana, de manera sistemática y una estructura de club perfecta.
Creo que elegí el balonmano por casualidad porque se me daban bien todos los deportes. Pero sobre todo los que se jugaban con la mano. Genéticamente tenía predisposición, mi padre fue campeón de pelota a mano en todas las competiciones que iba y mi abuelo también fue un gran jugador de su época. En mi familia hacer deporte y que se nos diera bien era algo natural.