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Entrevista a DAVID CUARTERO

Entrevista a DAVID CUARTERO

El deporte, como la vida, no suele ser precisamente justa y un ejemplo perfecto lo tenemos en la figura de nuestro protagonista, el alicantino David Cuartero. Un jugadorazo como pocos, un trabajador incansable, puro talento, entrega, sacrificio y calidad, que sin embargo cerró su trayectoria deportiva sin la experiencia de levantar un título.

Pese a ello, su trayectoria no puede definirse de otra manera que brillante con más de 400 partidos en Liga Asobal y más de 1.500 goles anotados en la máxima categoría de nuestro balonmano. Un jugador que además fue internacional en todas las categorías inferiores de la Selección Española.

El Balonmano Torrevieja fue su primer club donde estuvo a las órdenes del maestro Manolo Laguna, luego militó en Logroño, Huesca y Benidorm en Liga Asobal para jugar su última temporada en Agustinos en División de Honor B.

Un jugador que siempre merecía la pena ver jugar por todas las cualidades descritas y porque además siempre tuvo un comportamiento ejemplar con compañeros, técnicos, rivales y árbitros. Un excelente espejo en el que mirarse y del que aprender mucho.

Hemos querido tener una pequeña y simpática sorpresa para con David con un par de anécdotas divertidas que nos cuentan varios ex compañeros que tuvo en Benidorm…

Ha cambiado el 40×20 por la aulas y en la actualidad ejerce como profesor. Esperemos que no tarde en enseñar también balonmano porque será todo un lujo tenerle al frente de equipos de base. Una garantía en la formación de los más jóvenes no solo en lo que a técnica, táctica y competición se refiere, sino sobre todo por los valores que siempre ha encarnado y que sin duda transmitirá a los futuros talentos.


TRAYECTORIA

Hasta 2012 Bm Torrevieja
2012-13 Naturhouse La Rioja
2013-14 Bada Huesca
2014-18 Bm Benidorm
2018-19 Agustinos Alicante (DHB)

 

Preguntas

El año pasado pusiste fin a tu etapa como jugador profesional… ¿Cómo fue la decisión de colgar definitivamente las zapatillas y por qué estando como estas a un nivel físico impresionante? ¿Cómo ha sido esta primera temporada sin entrenamientos, partidos, viajes? ¿Cuánto se ha echado de menos?

En primer lugar, dar la enhorabuena por el trabajo que hacéis dando visibilidad a un deporte que lo necesita.

La verdad que ya llevaba los últimos 2-3 años madurando la idea de dejar la práctica profesional de balonmano debido al desgaste mental más que físico que me estaba generando y las ganas que tenía de entrar en el mundo laboral, tan ajeno a los que nos dedicamos al deporte profesional. Al final, mientras me preparaba oposiciones para maestro, iba renovando temporada a temporada en el Bm Benidorm hasta que saliera una buena oportunidad laboral. Quizás el detonante fue mi último año en Benidorm y el siguiente en Agustinos. Tras una salida muy diferente a como habría esperado del equipo en el que había estado 4 años, Zupo Equisoain, entonces entrenador del equipo, no me comunicó en ningún momento que no contaba conmigo para la siguiente temporada y fue a finales de junio cuando me lo comunicó el presidente, encontré una salida de emergencia en Agustinos a poco menos de un mes de empezar la pretemporada. La temporada en División de Honor B fue decepcionante con descenso de categoría incluido. Ahí fue cuando me di cuenta que era el momento de pasar página y poner punto y final a mi etapa como deportista profesional. Me quedó la espina de no haber podido despedirme como me hubiera gustado.

Sinceramente, creo que necesitaba un tiempo de desconexión de un deporte que me lo ha dado todo, pero que en los últimos años no estaba consiguiendo disfrutar de él al 100%. Por esa razón, esta primera temporada sin balonmano, no me ha dado casi tiempo a echarlo de menos ya que he estado metido en mil cosas y lo único que he hecho ha sido seguir en la distancia a mis amigos y ex compañeros. Pero lo que destacaría es esa sensación de tener todo el fin de semana por delante, uno tras otro, para disfrutarlo con mi novia, familia y amigos sin pensar en el partido o el viaje del que llegas hecho polvo a las tantas de la mañana del domingo, después de muchas horas de autobús.

Sin ninguna duda, lo que he echado de menos muchísimo ha sido la competición, esa cosa que te subía por el estómago momentos antes de que empezara el partido. La relación de vestuario con los compañeros que se convertían en amigos. Ese café que te tomabas 2 horas antes del partido donde reías y hablabas de cualquier otra cosa que no fuera balonmano.

Tu inicio y fin ha tenido a tu Alicante como denominador común, habiendo jugado también 4 temporadas en Benidorm. ¿Tira mucho la terreta? ¿Hasta qué punto pesaba el fichar por equipos alicantinos? ¿Cómo valorarías el balonmano alicantino y su presencia, en forma de jugadores, en el balonmano de élite?

Los que vivimos en esta zona de España somos unos privilegiados. Hasta que no sales fuera no te das cuenta de la suerte que tenemos por el clima, calidad de vida, etc. En realidad, yo creo que si el Bm Torrevieja no hubiera desaparecido, habría hecho toda mi carrera deportiva en mi ciudad, no solo por el lugar, sino por otras muchas razones. Además, yo tenía la suerte de sumar a todas estas condiciones, el tener a mi familia y amigos al lado.  Todo ello mejora las circunstancias, sobre todo emocionales, para que un deportista profesional pueda desarrollar su labor de la mejor forma.

No voy a ser yo el que descubra que la cantera alicantina es una de las que mejor ha trabajado las categorías base, surtiendo de grandes jugadores a las ligas profesionales desde hace mucho tiempo. Ese trabajo, del que son responsables muchísimos entrenadores y entrenadoras que no se les ve, junto con la existencia de equipos alicantinos en la máxima categoría del balonmano español, ha sido una combinación perfecta para que los jugadores con talento que iban saliendo pudieran dar ese salto del amateurismo al profesionalismo. Aprovecho para hacer un pequeño homenaje a uno de esos jugadores alicantinos que nos ha abandonado recientemente. Descansa en paz Claudio Gómez. Un gran hombre.

Empezaste en aquel Bm Torrevieja que entrenó el maestro Manolo Laguna. ¿Qué recuerdos guardas de aquella etapa, de aquel equipo, de aquel club y sobre todo de la figura de todo un referente en los banquillos como es Laguna?

Como comentaba antes, creo que de no desaparecer el club por motivos económicos, habría realizado toda mi carrera deportiva en el Bm Torrevieja. Y una de las razones, de las que más peso tenía, era la presencia de Don Manolo Laguna como entrenador de ese equipo. Todo el mundo sabe que es un referente a nivel nacional e internacional en este deporte, pero solo los que le hemos tratado, sabemos que también lo es a nivel personal. De esas personas que se ganan el respeto de la gente sin buscarlo, desde la humildad. Con una ilusión increíble por este deporte. Diría que el balonmano le debe una por no haber entrenado a un “grande”, pero creo que eso no le habría hecho feliz. Él era feliz estando al pie del cañón con un club modesto viendo como crecía tanto el equipo como los jugadores jóvenes por los que solía apostar. Controlando el trabajo de la base… recuerdo como un año me animó a que le ayudara a entrenar a un equipo alevín y lo hacía casi con más ilusión y ganas que el equipo profesional. Le he visto dar charlas en la que dejaba a todo el mundo con la boca abierta por su personalidad. Tocar la guitarra y contar mil anécdotas. Podría seguir contando muchas más cosas de él. Simplemente es GENIO Y FIGURA.

El Bm Torrevieja era un club muy familiar. Estaba formado por personas que me habían visto crecer a nivel personal y balonmanístico desde los 10 años, así que te puedes imaginar lo que significaba para mí. Eso hizo que se creara un ambiente muy positivo en el que cada año se intentaba confeccionar un equipo combinando gente de la casa y la provincia con otros jugadores de fuera, españoles y de otros países, que aportaban un plus de calidad. Todo ello siempre desde la premisa de la cercanía y la familiaridad. Se les acogía desde el primer momento y ellos se integraban a la perfección en el club, la ciudad, la afición y toda la gente que formaban esa familia del balonmano en Torrevieja. Esa sin duda, fue una de las claves  para que el equipo fuera creciendo año tras año en una liga tan competitiva como era la Liga ASOBAL de aquellos años. Una lástima que el último año, en el que se había creado un equipo con una madurez deportiva impresionante, por desgracia el club desapareció.

Tu siguiente destino fue Logroño. ¿Qué destacarías del club que encontraste? ¿Cómo fue la experiencia riojana en cuanto a compañeros, afición y ciudad? ¿Por qué sólo una única temporada?

Aquí fue el primer año que sentí el balonmano como una profesión. Además, primer año fuera de casa con lo que todo eso conllevaba. Me encontré con un club muy profesional y con una estructura bien marcada, donde no te tenías que preocupar de nada más que entrenar y competir. Ese año en Logroño me permitió avanzar como jugador de balonmano disputando competición europea, una experiencia única, jugar una final de Copa del Rey y una Copa Asobal. También tuvimos la fortuna de poder ganar en liga a dos equipos tan inalcanzables como eran el Atlético de Madrid y el Barcelona.

Que yo jugara ese año en Logroño se lo debo a Jota, que el verano que desapareció el Torrevieja me llamó para cubrir el puesto de extremo, que en ese momento solo contaba con el gran Pedro Rodríguez. Mi relación con Jota se remonta a las categorías inferiores cuando disputábamos fases finales de Campeonatos de España, él como entrenador del Valladolid. En dos ocasiones me llamó para que fichara por el Valladolid cuando estaba en categoría cadete y juvenil, pero finalmente nuestros caminos se juntaron en el Naturhouse La Rioja. Gran entrenador y muy buena persona.

Fue un año muy intenso. Logroño es una ciudad espectacular para vivir. Conocí a gente INCREÍBLE tanto dentro como fuera del balonmano, que me hicieron ese año mucho más fácil. Me abrieron sus casas y me hicieron sentir como uno más. Grandes compañeros y un equipo con mucha calidad

Creo que ese año no di mi 100% y “chupé” más banquillo del que estaba acostumbrado (risas). Además, mi compañero Pedro dio un nivel muy alto. Eso fue lo que hizo que buscara un equipo que me permitiera seguir disputando más minutos, que era lo que a mí me gustaba.

La siguiente parada no fue muy lejos, Huesca. ¿Qué destacarías del club aragonés y qué proyecto tenían en aquel momento?¿Por qué sólo una única temporada?

En Huesca me reencontré con algunos ex compañeros como Rochel, Eloy, Pepe Novelle, Ancizu, Espigol…y con Nolasco como entrenador, otro viejo conocido. En el ámbito deportivo, me recordó un poco a los últimos años del Bm Torrevieja. La temporada fue rodada y todo nos salía. Se nos veía disfrutar a todos y eso se notaba en el juego y los resultados, haciendo una temporada espectacular donde nos clasificamos para competición europea, la fase final de la Copa del Rey y la Copa Asobal.

Huesca es una ciudad que apuesta por el deporte, con varios clubes en máximas categorías del deporte español. El Bm Huesca, desde que ascendió de División de Honor B fue creciendo poco a poco de la mano de Nolasco y arropado por una directiva y presidente que forman un gran equipo. Funcionan como una auténtica familia. Mención especial también a la gente que conocí durante ese año.

Aunque fue un año muy bueno en todos los sentidos y la mejor de mis temporadas hasta ese momento, yo ya tenía la intención de volver a la Comunidad Valenciana ya que el verano anterior hice oposiciones y había entrado en la bolsa de maestros. Entonces surgió la oportunidad del Bm Benidorm.

Benirdorm volvió a darte estabilidad con 4 temporadas. ¿Cómo fue el regreso a casa? ¿Cómo ha ido creciendo el club y el equipo y quien crees que tiene gran parte de culpa de que el balonmano en la ciudad haya ido consolidándose? ¿Qué valoración haces de esos 4 años, de tu rendimiento en el equipo y del equipo en general?

Benidorm ha sido una de esas etapas que te marcan como persona y jugador. Como bien dices, 4 temporadas, las cuales iba renovando año a año al término de la misma con un apretón de manos con Javier Abinzano. Ésta es quizás la persona que une todos los cabos para que el Bm Benidorm esté donde está a día de hoy. Sin olvidarnos del respaldo económico, tanto del Ayuntamiento como de una empresa privada tan potente como Servigroup, sin la que los clubes no podrían sobrevivir en ASOBAL

En el tema personal me quedaría con las 4 temporadas, en las cuales “los veteranos” conseguimos crear un ambiente de vestuario que aunque salieran y entraran jugadores cada año, se  mantuvo. Han pasado personas fantásticas por ese vestuario. Deportivamente, está claro que la primera fue insuperable, sorprendiéndonos incluso a los propios jugadores el rendimiento dado por el equipo, consiguiendo un 5º puesto un club recién ascendido. Ese año se compuso un equipo mitad jugadores que habían conseguido el ascenso, mitad jugadores con bastante experiencia en ASOBAL de la provincia y alguno de otra zona. Me habría encantado seguir como espectador el balonmano que hicimos por la intensidad y sencillez que le dábamos a todo. Por esas defensas tan abiertas y presionantes. Ese era el balonmano que a mí siempre me había gustado. Creo que todos llegamos ese año a nuestra plenitud deportiva… menos Moyano que aún estaba un poco verde (risas). La unión que conseguimos fuera de las pistas se trasladaba a todos los partidos y nos compenetramos a la perfección. Me recordó un poco a la época en la que más disfruté del balonmano, en las categorías inferiores de Torrevieja, donde te reunías con tus amigos y jugabas por diversión. Creo que dejamos el listón un poco alto y los siguientes años ya se exigía igualar ese resultado. Se tomaron algunas decisiones malas y pasamos unos años en tierra de nadie.

Hoy estoy orgulloso del lugar que ocupa el Bm Benidorm como referente en la provincia, habiéndose clasificado para disputar competición europea y de haber sido parte de ese club.

Tu última temporada en activo ha sido en Agustinos, un club modélico en lo que a trabajo de cantera se refiere. ¿Qué tiene de especial Agustinos y qué lo diferencia del resto? ¿Cómo fue jugar en División de Honor B, qué diferencias destacarías de la categoría de plata respecto de Asobal?

Agustinos vive por y para el balonmano. Piensa que los niños de último curso de infantil, con 5 años, ya tienen la posibilidad de elegir una extraescolar de iniciación a este deporte. Allí se respira balonmano por todos lados y cualquier hueco, recreo o clase de educación física es buena para practicarlo. Forman una comunidad muy comprometida con este deporte donde todos arriman el hombro y se vive con mucha intensidad. Entrenan mucho y llegar a Campeonatos de España se ha convertido casi en una obligación para ellos, con lo cual la exigencia de jugadores/as y entrenadores/as es muy alta. Es cierto que desde hace un tiempo, desde otros clubes de la zona como Torrevieja o Elche se está trabajando muy bien y las diferencias ya no son tan grandes como hace años.

Jugar en División de Honor B no es tan diferente como en ASOBAL. Al final el trabajo es el mismo: entrenamientos todos los días y partidos por toda España. La gente puede pensar que hay menos nivel, pero en el momento del partido te puedo asegurar que la exigencia es muy alta y hay muchos jugadores que explotan en esa categoría para dar el salto a ASOBAL. Quizás a nivel organizativo de los clubes es donde se ven algunas diferencias. Las cosas se improvisan un poco más y les faltan más recursos, tanto humanos como económicos. Y evidentemente, los sueldos. Pocos jugadores de la División de Plata se pueden permitir dedicarse única y exclusivamente al balonmano.

Siempre te has caracterizado por unas cualidades físicas excepcionales, además de una calidad espectacular en la muñeca que te hacía ciertamente efectivo a la hora de definir cara a puerta. ¿Uno nace con esas cualidades o son fruto de mucho trabajo, entrenamiento, dedicación y esfuerzo? ¿Cómo te definirías como jugador y qué destacarías de tu juego por encima de todo?

En mi caso estoy convencido que son fruto de mucho trabajo. En categorías inferiores siempre he jugado de lateral derecho. Cuando en categoría cadete empecé a entrenar con el equipo profesional, me pasaron al extremo porque me había quedado pequeño para los “bichos” que había en ese puesto. Recuerdo mis primeros lanzamientos desde el puesto, bastante toscos y limitados (risas). Entonces poco a poco fui perdiendo un peso y mejorando la técnica, fijándome en compañeros y otros jugadores de ese puesto. Con el tiempo fui teniendo 2-3 lanzamientos de recurso que eran muy efectivos.  Pero por ponerte un ejemplo, aún el último año me pegaba unas buenas castañas contra el suelo cuando lanzaba en caída. Como algún compañero me dijo, el día que enseñaron a caer después de lanzamiento yo no fui a entrenar (risas). Siempre he tenido envidia sana de extremos derechos como Rocas, Víctor Tomás, Toño Cartón…y otros que parecía que no les costaba hacer lanzamientos liftados, roscas y ser muy efectivos del puesto.

Creo que lo que más me define como jugador era mi carácter e intensidad. Me encantaba defender con defensas abiertas, tocando un poco las narices al contrario y anticipándome a la jugada. Ir al contraataque y replegar rápido cuando perdíamos el balón. Estaba muy metido en los partidos.

Más de 400 partidos en Asobal y más de 1.500 goles. ¿Qué pequeños resumen haces de toda tu trayectoria? ¿Qué destacarías y que echarías en falta? ¿Cómo explicas ese idilio con el gol tan fuerte que has tenido?

Creo que el hecho de que en todos los años de profesional, nunca he tenido una lesión grave que me haya apartado muchos partidos de las pistas y que en la mayor parte de equipos y temporadas disputaba todos los partidos y casi todos los minutos, puede explicar que cada año acabara con bastantes goles. La suma de los penaltis, contraataques, lanzamientos del puesto, los desdoblamientos al pivote…hacía que normalmente cada partido me fuera con una buena suma de goles

No me podría quedar con una cosa de toda mi trayectoria, lo mejor de todo es poder haber disfrutado tantos años de una profesión que era mi afición desde pequeño y que te produce sensaciones que ningún otro trabajo te puede dar. Y también, haber conocido a tantísima gente que considero amigos aunque ya no les ves con tanta frecuencia y las anécdotas y experiencias que quedan para siempre y que recordaremos. No me puedo olvidar tampoco de los valores que este deporte tan de contacto, pero tan noble te enseña para la vida. Seguro que me ha faltado saber que se siente al ganar un título, pero creo que no es lo principal cuando haces un balance global de tantos años.

El deporte de élite es exigente, duro y muy sacrificado, y obliga a tener siempre apoyos que ayuden a mantener la concentración, la tensión y hasta la pasión. ¿Hasta qué punto ha sido y es importante tu pareja Claudia? ¿Cuánto le debes y cómo valoras tener un apoyo así?

Claudia es mi pareja desde hace dos años y la verdad que le tocó “comerse” mi peor año como deportista. El año que más cascarrabias y asqueado estaba de los entrenamientos, viajes, partidos…Me iba a las 11 para trabajar en el cole y me tiraba todo el día en Alicante hasta que volvía a las 23 o 00 h. Todos los días. Más los partidos y viajes los fines de semana, cosa que nos limitaba un poco los planes de pareja. Ha sido un gran apoyo y me ha ayudado mucho en esa transición por la que pasamos todos los deportistas profesionales cuando pones punto y final a lo que has estado haciendo tantos años y te encuentras un poco desorientado. Me lo ha hecho todo mucho más fácil. Justo cuando acabé mi última temporada iniciamos un proyecto juntos, una tienda de ropa online (www.bohemianvintageshop.com) y en eso he ocupado mi tiempo, junto con la labor como docente en el colegio CMT La Purísima de Torrevieja durante este último curso. Gracias a ella, a mi familia y amigos no me ha dado tiempo a sentir nostalgia por el balonmano. Me habría gustado que ella hubiera vivido conmigo aquella buena época del balonmano en Torrevieja.

Primera temporada alejado de la competición… ¿cuál será a partir de ahora tu relación con el balonmano? ¿Barajas la opción de ser entrenador de élite a corto plazo?

Creo que de momento seguiré como hasta ahora, preocupándome de cómo les va a mis amigos que aún siguen jugando y yendo a ver algún partido del Bm Benidorm. En cuanto a la opción de ser entrenador de élite la tengo descartada, ya que es una profesión un tanto inestable. Si que me gustaría en un futuro ser entrenador de base y aportar mi visión del balonmano a los más peques.

Ya sabes que hay muchos torneos de veteranos que regresarán en cuanto la pandemia lo permita… ¿te veremos de corto en alguno de ellos rememorando tiempos pasados?

Ufffff en mis años de profesional no he tenido lesiones importantes…y no me gustaría que fuera ahora, en algún torneo de veteranos donde me pudiera pasar (risas). A lo mejor, en alguna pachanguita sin mucha exigencia…puede ser.

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