Tus raíces y orígenes parten de todo un histórico como River Plate, uno de los clubes más grandes del deporte argentino. ¿Cómo definirías la pasión por el futbol en vuestro país y cómo nace tu pasión por el balonmano?
Tengo una relación muy estrecha con River Plate porque es el club que me ha formado como entrenador. La historia con el club es curiosa, y es que mi abuelo era dirigente del club, mi padre fue socio desde que nació, al igual que yo. Mi padre conoció a mi madre en el club, donde también ella iba así que mis hermanos y yo somos producto pura y exclusivamente de River Plate. A los 16 años descubrí el handball, ya había jugado en el colegio pero solo como parte de la asignatura de educación física. Fui a probar en el club y así empecé a jugar en River. En lo profesional soy profesor nacional de educación física, pero surgió la oportunidad en el club con la escuela de mini handball y a los 18 años empecé a trabajar allí. A los 25 ya dirigía en la primera división de honor a River. Después me ofrecieron la selección, primero en 2006 con los juveniles, luego los mayores con los que estuve de 2007 a 2017. Después un año y medio donde me seguí formando y desde 2018 estoy con la femenina.
Respecto a la pasión por el futbol, desde muy chiquito iba a ver los partidos de River con mi padre. Y bueno, después empecé a ir solo y ahora voy con mis hijos a ver los partidos.