Entrevista a CRISTINA CABEZA - BalonmanoVeteranos.com

Pues me enamoró primero, que mis amigas del colegio también se iban a apuntar y una vez iniciado todo, la fluidez del deporte y los valores que me aportó desde el principio. Yo era futbolera pero me acabé decantando por el balonmano.

Pues eso, además de ser una ciudad preciosa, por aquel entonces el balonmano, tanto femenino como masculino, estaba muy bien de salud y la base era y sigue siendo muy importante y muy grande. A todo ello hay que unirle los grandes entrenadores que tuvimos como el maestro Manolo Laguna. Allí se trabaja siempre muy bien la técnica y la táctica individual.

No me gusta definirme a mí misma pero la gente me decía siempre que era una jugadora muy rápida, con buena visión de juego y sobre todo inteligente. La salida al contraataque era uno de mis puntos fuertes junto con el 2×2 con el pivote.
No tengo ninguna superstición pero rituales sí. Intentaba siempre en el vestuario ponerme en algún rincón o esquina y a veces jugaba con la misma ropa interior si había ido bien la cosa. Con los calcetines era muy exigente, eso sí, no me gustaba que me obligaran a jugar con los calcetines que nos daban en algún club porque eran bastante incómodos.

No cambio por nada del mundo ser jugadora, lo que se sufre en un banquillo como entrenadora es muy duro y lo peor de todo es que es difícil no llevarse a casa el trabajo. Cuando eres jugadora, se sufre pero el lunes ya se te ha pasado. Cuando entrenas sigues dándole vueltas a la cabeza para ver cómo mejorar y no caer en los mismos errores. También es muy gratificante ver cómo van creciendo las jugadoras que has entrenado, es lo más bonito de esta profesión.

La mayor diferencia es la profesionalidad de los clubes y la liga. Por otro lado, el balonmano en Alemania es cultura y como tal se disfruta, llenando pabellones todos los fines de semana.

Sin embargo, la calidad de juego español, desde mi punto de vista, es más rico que en Alemania. Me da la impresión que nuestras jugadoras tienen más capacidad de adaptación ante cualquier situación.

La profesionalidad de todos los estamentos. Creo que estamos empezando a hacer cosas importantes pero sigue habiendo otras que no deberían permitirse, como los impagos a jugadoras o contratos sin seguridad social.

Al principio de la crisis pensaba que esto nos haría reflexionar como seres humanos y ahora tengo dudas de que eso se haya producido. En cuanto al balonmano no creo que se produzcan muchos cambios, esto hará que estemos más preparados para cualquier otra dificultad pero no se verán grandes cambios. No me imagino jugar sin pega por ejemplo, como están diciendo.

Afronto mi nueva aventura con mucha ilusión. Todo el mundo me habla muy bien de la ciudad y tengo ganas de empezar a entrenar.

Me gustan las jugadoras que suman, las que se dejan la piel en el campo, las que anteponen lo colectivo a lo individual y las jugadoras que me proponen retos y me hacen pensar. Es muy importante que tanto dentro como fuera del campo el  ambiente sea positivo y eso me consta que a pasa en Gijón.

Si claro, al final las centrales son la prolongación de la entrenadora en el campo. Las que tengo en el equipo tienen cualidades diferentes y se compenetran muy bien.

Las relaciones personales creo que es lo más difícil. Controlar los egos no es sencillo, al final la experiencia tanto de jugadora como entrenadora ayuda a entrar con buen pie en un vestuario.
Como entrenadora me defino como exigente, trabajadora y empática. Disfruto mucho con lo que hago y esa pasión intento transmitirla a las jugadoras.

Uff… no lo se. Creo que hoy por hoy Carlos Viver y su cuerpo técnico están haciendo un gran trabajo y pensar en quién podría estar ahí en el futuro no tiene ningún sentido.

Lo de las “guerreras” me parece increíble. Después de los éxitos conseguidos en la anterior etapa parecía que íbamos a tener momentos muy difíciles en la Selección y en muy poco tiempo se ha conseguido una plata mundial, gracias al trabajo que se hace desde los clubes y en la Selección.