Entrevista a CHECHU FERNÁNDEZ - BalonmanoVeteranos.com

Es poco usual, pero en mi caso fue algo más natural de lo que puede parecer a priori. Yo iba al colegio Salesianos de Santander y allí en cuarto de E.G.B mi profesor nos preguntó si queríamos jugar al balonmano. Los Salesianos eran la cantera del G.D Teka y fui subiendo de categorías con los compañeros de clase. Los componentes del equipo éramos todos de la misma clase y era lo normal. Un día Manolo Cadenas llegó al entrenamiento y nos dijo que teníamos que ir al entrenamiento de División de Honor.

Indudablemente es un orgullo para alguien llevar el nombre del mismo equipo desde que tenía 10 años y además en mi caso tuve la inmensa fortuna de estar en uno de los mejores equipos del mundo y ganar la mayoría de los títulos posibles. Así que ¿qué mejor lugar para jugar al balonmano que un equipo top en tu misma ciudad?

Indudablemente tuve la inmensa fortuna de jugar con los mejores, eso hacía que al tener que entrenar todos los días con algunos de los mejores jugadores aprendieras mucho más rápido y tuvieras que estar más atento. Si no lo hacías así corrías el peligro de no dar el nivel. Además, tengo que añadir que con lo que más me quedo es con la calidad humana de los compañeros que he tenido durante todos aquellos años y que me hicieron vivir muy buenos momentos.

Cada uno de los compañeros que tienes te aporta algo. Siempre nos quedamos con aquel jugador que más calidad tenía, en mi caso tengo que decir que Iakimovic… algo fuera de lo normal, era pura técnica y fuerza combinada, muy difícil de controlar.

En cuanto a jugadores importantes hay muchos: Melo, Juancho Pérez, Demetrio, Salva Esquer… Pero si tengo que nombrar a uno es Julián Ruíz, que fue entrenador mío en juveniles y que a la vez compartí vestuario con él como capitán y más tarde como entrenador. En un momento dado apostó por mí y eso tengo que agradecerlo.

Como he comentado antes, el tener que entrenar todos los días con gente de mucha calidad hace que todos los días tengas que dar lo mejor de ti. Cada día te pueden pintar la cara en un entrenamiento o partido y dejarte en evidencia. Eso provoca que todos los días tengas que intentar dar un poco más e indudablemente aprender de los errores y cómo no, de los aciertos.

Sin lugar a duda eso provocó que pudiera llegar a la Selección y conseguir una medalla Olímpica.

La Copa de Europa es uno de los mayores logros que conseguimos a nivel de club, además en su momento era un título muy difícil de conseguir ya que lo jugaban los campeones de cada liga y eso hacía que para poder conseguirlo tenías que ganar la liga de tu país, y eso con el Barcelona era muy complicado de conseguir en España. Nosotros además veníamos de perder una final de Copa Europa en nuestra casa y toda la ciudad estaba volcada en conseguir ese objetivo.

En cuanto a lo títulos más queridos está la primera medalla Olímpica que consiguió el balonmano español, en Atlanta 96. Las Olimpiadas son algo que no se pueden comparar a ninguna otra cosa y además tuvimos la fortuna de conseguir hacer algo que hasta la fecha no se había hecho, subir al pódium.

Esa selección era espectacular. Gente que con sus clubes había conseguido todo pero que siempre tenía la espina clavada de la Selección. Además se juntaron dos generaciones de jugadores que tenían mucha hambre de hacer algo con la selección. Siempre habían visto la entrega de metales desde la grada y vieron que ese era el momento de hacer algo que no se había hecho hasta entonces y que era el momento de quitarse los complejos y poner a España en el lugar que por liga y clubes se merecía.

Era una selección que tenía todos los puestos cubiertos con muchísimas garantías y que tenía un carácter ganador que hasta entonces creo que no se había tenido.

Creo que fue una de las mejores experiencias que he tenido en mi vida profesional. Pasé de ser un jugador de cantera que había hecho toda su carrera en el club de su tierra a ser el jugador extranjero que tiene que ser la referencia de su equipo.

En ese momento sí que tomé de referencia todos aquellos jugadores extranjeros que habían pasado por el G.D Teka para intentar coger todas las cosas buenas de habían hecho y descartar las malas. En ese momento sí que pude ver la gran experiencia que, a lo largo de los años, había adquirido de compartir vestuario con tantos y variados jugadores extranjeros.

No me costó nada adaptarme y en seguida ya hablaba alemán, lo que me proporcionó una integración muy rápida con los compañeros.

También el cambiar a una liga totalmente diferente con nuevos, retos, compañeros, contrincantes, costumbres… hace que salgas de la monotonía, en la que a veces se cae al jugar siempre en la misma liga, y vuelvas a coger con ilusión renovada tu deporte.

La experiencia de jugar en otra liga es algo que recomiendo a todo el mundo ya que te hace ver de otra manera todos los aspectos de la vida.

El ser entrenador es algo que nunca me había atraído mucho. Me veía más en labores de gestión y de organización. Tuve la fortuna de que durante mi carrera deportiva pude terminar la Licenciatura de Administración y Dirección de Empresas y en seguida me enfoqué en conseguir una salida profesional en ese sentido.

Una gran tierra que ha acogido a toda mi familia con cariño. Indudablemente sigo echando de menos a todos mis compañeros y sobre todos los momentos de complicidad que se tiene con ellos.

Son muchas horas con ellos y eso hace que se tengan millones de anécdotas. Cuando nos juntamos es un no parar de reír, son cosas que no se viven lejanas ya que se guardan con mucho cariño y siempre cuando coincides con alguno es como el primer día.

Eso sí que es más complicado ya que la cabeza del deportista manda una cosa y el cuerpo no va al mismo ritmo. En mi caso además al estar viviendo fuera de mi ciudad natal no tengo el contacto con mis antiguos compañeros de vestuario, lo que hace más difícil todo.

Pero como siempre se dice, querer es poder y hay que empezar a querer un poco.