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Entrevista a CARLOS LIMA

Entrevista a CARLOS LIMA

En nuestro particular periplo por toda la geografía nacional e internacional, hoy tenemos un destino singular para el mundo del balonmano como es Suiza. Y es que allí nació y allí reside tras su etapa como jugador profesional, el que fuera fantástico extremo izquierdo Carlos Lima.

Un jugadorazo que llegó tarde al balonmano, y es que entre 1985 y 1993 su disciplina fue el atletismo, más exactamente el triple salto. Pero ya en aquella etapa dejó muy claro que era un ganador nato, conquistando nada más y nada menos que 13 campeonatos suizos y un Campeonato de Europa Junior.

Su Suiza natal le vio dar sus primeros pasos en el 40×20, pero rápidamente buscó nuevos y desafiantes retos porque ese espíritu de superación es una de las grandes señas de identidad del helvético. Así llegó en el año 2000 a la potente Liga Asobal de antaño, a un Ademar de León que de la mano de Manolo Cadenas ya empezaba a ser un equipo capaz de disputar cualquier título a los más grandes. Aquellas dos temporadas fueron sencillamente espectaculares, conquistando Liga y Copa Asobal.

Su posterior destino fue Alemania, donde en las filas del Lemgo vivió algo similar a lo vivido en León, conquistando Bundesliga y Supercopa. Tres años que le pusieron también a prueba en una liga muy exigente en lo físico y lo mental, y donde de nuevo demostró de la pasta de la que está hecho.

El final de su carrera deportiva tuvo lugar en España, en aquella última temporada que disputó en el desaparecido Balonmano Torrevieja. Pero no podemos dejar de mencionar su etapa con la Selección Suiza, con quienes disputo citas de la importancia de Mundiales y Juegos Olimpicos.

En la actualidad es un empresario de éxito, volcado en los proyectos que ha ido poniendo en marcha, en la dirección de los equipos y sobre todo en su familia. Pero no se ha desvinculado del todo del balonmano, y ha hecho sus pinitos como entrenador de equipos femeninos.

Un verdadero lujo como jugador, con una velocidad y capacidad de salto envidiables, y ese gen competitivo que le llevó desde Suiza a codearse con los más grandes de nuestro deporte y hacerse su hueco. Un enorme jugador, ejemplo para todos.


TRAYECTORIA

1991-96 Borba Luzern (Suiza)
1996-00 TV Suhr (Suiza)
2000-02 Ademar de León
2002-05 Lemgo (Alemania)
2005-06 Torrevieja

 


PALMARÉS

3 Ligas Suiza (1 Borba y 2 Suhr)
1 Liga Asobal (Ademar de León)
1 Copa Asobal (Ademar de León)
1 Super Copa (Lemgo)
1 Bundesliga (Lemgo)

 

 

Preguntas

Una dilatadísima carrera de 15 años como jugador profesional (1991-2006). ¿Cómo resumirías todos esos años y todo lo que te han aportado a nivel personal?

Para mí ha sido una etapa increíble, con muchos momentos fantásticos. Claro que había soñado con tener una carrera así, pero nunca había creído que la pudiera tener.

Una carrera así me ha posibilitado haber viajado a muchos sitios y lugares donde nunca hubiera llegado por mi propia cuenta, pero sobre todo me ha permitido conocer a personas fantásticas que se han vuelto íntimos amigos. Estoy muy feliz y muy agradecido de haber tenido esta oportunidad en mi vida.

Natural de Suiza, aunque hijo de españoles, ¿cuéntanos como es el balonmano allí? ¿Qué lugar ocupa en tu país nuestro deporte, como se fomenta, que repercusión mediática tiene…?

La liga suiza no es muy fuerte, lo era un poco más antes, pero hoy en día ha perdido muchísimo. No hay ni había comparación con Asobal o Bundesliga, y como tenía claro que yo quería medirme con los mejores, decidí salir al extranjero en cuanto tuve oportunidad.

La gran diferencia del balonmano suizo con otros es obvia, y es que en las competiciones europeas, salvo el Kadetten que tiene un presidente con mucho dinero que invierte en el equipo, no hay equipos con calidad como para poder competir bien contra alemanes, franceses o españoles.

El balonmano en Suiza no tiene excesiva importancia. En general el deporte en Suiza no tiene ese reconocimiento que tiene en otros países, y como jugador de balonmano siempre estás luchando con la gente explicando por qué juegas al balonmano… no te terminan de tomar en serio y se cuestionan si ganas lo suficiente para vivir. En Suiza son otras las cosas importantes como el trabajo o la formación. El deporte en Suiza, en general, está en  continua lucha salvo el futbol o el esquí, que es el deporte nacional.

Toda buena historia tiene un inicio… ¿Cómo llega el balonmano a tu vida y cómo le ganó al atletismo donde te iniciaste? ¿Qué descubriste en él para que fuera tu modo de vida durante tantos años?

Yo hacía triple salto, y en invierno en Suiza, con la nieve y el frio, resultaba muy difícil entrenarse porque además no había salas para ello. Entrenarse fuera era difícil y todo un riesgo de lesión, así que una vez por semana entrenaba con el equipo de balonmano de mi ciudad.  Empecé de esta forma a conocer el deporte y a practicarlo una vez por semana en invierno.

Llegó el momento de ir a la mili, que es una temporada perdida deportivamente porque al no tener ese reconocimiento el deportista, has de hacer la mili como los demás. Precisamente me llamó el entrenador del equipo con el que entrenaba una vez por semana justo cuando regresaba de la mili. Tenía muchos lesionados y me pedía que jugara con ellos, algo que vi muy bien porque era la manera de retomar la forma física.

De esta manera empecé a jugar regularmente. Ascendimos de la tercera división a la segunda categoría, anotando yo muchos goles. El entrenador del Lucerna de la primera división me había visto jugar y anotar, y me hizo una oferta. Hasta ese momento, con el atletismo, no ganaba dinero, así que recibir una oferta económica, entrenando menos de lo que se entrenaba en el atletismo, me resultó hasta casi una broma. No dude en firmar mi primer contrato y poder ayudar así también a mis padres.

Después llegó la selección, mi sueldo fue subiendo, y tras 2-3 años compaginando atletismo y balonmano me decanté por éste último porque me ofreció verdaderas posibilidades de poder ganarme la vida.

Un extremo izquierdo rapidísimo y muy efectivo, que empezó de central en sus inicios. ¿Cómo te definirías como jugador? ¿Qué virtudes destacarías?

Empecé de central de casualidad. De hecho cuando llegue a la primera división, me dijeron que me querían para el extremo izquierdo. Siendo mi primer contrato y la primera vez que ganaba dinero con el deporte, les dije que me pusieran donde quisieran (risas).

Era muy rápido y tenía una gran capacidad de salto por el atletismo. En ese sentido sí que destacaba por encima del resto, pero en lo demás, no era mejor que ninguno en ese momento. Siempre estaba contento si el portero salía para poder lanzar un liftado, sino solía lanzar entre las piernas… era lo único que sabía.

Jugar todos los partidos 60 minutos más los compañeros que tenía y que me surtían de balones, me facilitó el ir mejorando y ganar las virtudes necesarias para poder ser un buen extremo. Yo me desarrollé jugando durante mi carrera, jugando en el campo más que entrenando. Es una forma curiosa pero fue así.

Me defino como jugador con cierta inteligencia, antelación y anticipación, que veía y leía bien el juego. Y a ello había que sumarle la velocidad. Sobre todo fui un jugador muy competitivo que ha sido una gran ventaja sobre todo en partidos importantes donde he sido capaz de mostrar mis capacidades al 100%.

A León llegaste con 31 años, y fuiste toda una fantástica sorpresa con porcentajes de anotación cercanos al 80%. ¿Cómo y cuándo te descubre Manolo Cadenas y cómo se produce tu llegada a España? ¿Hasta qué punto te dio cierto respeto llegar a la que en aquella época era una de las mejores ligas del mundo?

Llegué a León muy tarde, sí. Y es que primero tenía que acabar mi carrera en la universidad. Sabía que era muy importante para mi futuro tras mi carrera deportiva y no tuve dudas en que había que finalizar los estudios.

La historia de mi fichaje es curiosa. Jugaba en Suiza en esa época y nos tocó en competición europea el Balonmano Valladolid. En los dos partidos metí, creo que 12 y 13 goles. Una burrada. Me salieron dos partidos muy, muy buenos y mi nombre empezó a sonar además de que la prensa empezó a preguntar de donde había salido.  Manolo Cadenas, que mira todos los partidos porque domina todo el balonmano, vio aquellos partidos y se puso en contacto conmigo. La primera vez que me quiso fichar estaba en la recta final de la universidad y no quise ir a León. Acabé primero la carrera y después sí que fiché por el Ademar.

Menos mal que fui a León porque ahí empezó lo mejor de mi etapa deportiva. Claro que me dio respeto ir a León y a la Liga Asobal porque hasta la fecha había jugado con la selección pero no tenía experiencia en entrenar y jugar con jugadores de máximo nivel internacional. Pero como soy una persona competitiva y con determinación, no dude y lo di todo.

Imaginamos que León tiene un lugar muy especial en tu corazón. ¿Qué grandes recuerdos guardas de tu estancia en España, de la gente de León, del Palacio de los Deportes y de la afición? ¿Con qué frecuencia vuelves por tierras leonesas a visitar a los amigos de entonces?

León es para mí una ciudad muy, muy especial. Ha sido una etapa demasiado corta pero fantástica. Quiero mucho a la ciudad, a la gente y a todo lo relacionado con León. Por eso cuando tuvo lugar la celebración de aquella primera Liga, no dude. Fui de los primeros que se apuntó (risas). Una parte de mi corazón se quedó allí y allí va a estar, y es una pena que no pueda ir más a menudo de ir a León porque ando bastante liado en Suiza, pero siempre que hay oportunidad, allá que vamos.

Y obviamente no podemos dejar de mencionar aquella legendaria liga que conquistasteis ni la Copa Asobal. ¿Qué recuerdos guardas de aquellas temporadas, de los compañeros, de la presión y sobre todo de las celebraciones?

Aquella Liga y la Copa Asobal fueron cosas increíbles. La celebración, subidos en el techo del autobús, con la gente, los bomberos… con amigos que vinieron desde Suiza y lo grabaron todo.  Son cosas que hay que vivirlas, incluso Magnus Anderson comentó que nunca había vivido una celebración como la de León. La atmósfera y todo lo que envolvió aquello fue increíble. Pero es que la gente te reconocía por la ciudad, te daba ánimos, y eso fue increíble. No lo he vivido nunca más en ninguna otra ciudad. Estoy muy agradecido de haber podido vivir aquello.

Alemania también pudo disfrutarte, en un país con muchas diferencias a nivel cultural y deportivo con España. ¿Qué recuerdos guardas de la Bundesliga? ¿Qué diferencias y semejanzas destacarías entre ambas ligas y países?

Es cierto que después me fui a Alemania. Con muchas dudas porque siempre pensé que la Bundesliga tenía grandes diferencias con la Asobal. En España se es más creativo, se juega mucho más suelto, no con tanta estructura y rigidez. En Alemania se juega a sus jugadas, no hay tanta individualidad, por lo menos en aquella época. Era una liga más física. Tenía mucho respeto, pero tras haber ganado en España Liga y Copa Asobal, quise ir a probar.

Recalé en un gran equipo, viviendo algo muy parecido a lo vivido en León ya que no éramos un equipo que aspiraba al título donde Kiel, Flensburgo o Magdeburgo eran los favoritos, pero en el campo, como equipo, éramos un grupo muy unido que consiguió ganar la Liga alemana. Viví dos veces un fenómeno parecido. Al igual que en España, aún hoy tengo íntimos amigos de aquella época en Alemania.

En 2006 pones fin a tu trayectoria deportiva. ¿Cómo fue aquella última temporada? ¿Cuál fue el proceso de meditación para tomar la siempre difícil decisión de retirarse?

En 2006 acabo mi carrera deportiva con una temporada emocionante donde desde el inicio ya sabía que me retiraba porque mis dos hijas tenían una edad. Estaba jugando en Torrevieja pero ya sabía que volvería a Suiza para que mis hijas fueran a la escuela allí. Por eso no fue una decisión muy dura o triste, ya había ganado muchos títulos tanto en Alemania como en España, y tomar la decisión no fue especialmente complicado. El foco ya estaba puesto en las niñas y lo tenía claro.

También tenía muy claro que no iba a seguir ligado al balonmano ni como entrenador ni como gerente porque quería darles estabilidad a mis hijas. Lo de estar cambiando de casa y de club no era una opción y es obligatorio en el mundo del deporte. He sido entrenador en Suiza pero a un nivel menor, tengo mis licencias, y he tenido esa experiencia y sensación de ser entrenador.

Desde entonces, y afincado en Suiza, llevas ya una importante trayectoria profesional fuera del balonmano aunque en momentos no desvinculada del deporte. ¿Cómo ha sido esta trayectoria y cuál es tu labor en Growithy?

Cuando regresé a Suiza tuve que reinventarme. Probé varias cosas y por fin me quedé como empresario. Teniendo el mando en mis manos es como mejor me encontraba y he desarrolado varios negocios.

Por un lado tengo una agencia de medios públicos desde hace más de 16 años, con un equipo fantástico de personas donde nos ocupamos de campañas publicitarias para empresas en Suiza. Y por otro lado, como siempre me ha gustado el trabajo con gente, en otro negocio hemos desarrollado una app donde medidos la cultura y comportamiento de las personas en una empresa. También damos cursos y seminarios, favoreciendo el desarrollo de las personas en las empresas que supone el desarrollo de las propias empresas.

Somos enormes defensores de todo lo que el balonmano aporta a la persona que luego puede aplicar en el mundo laboral. ¿Qué valores, experiencias y destrezas aprendidas del balonmano has ido aplicando a tu vida laboral?

Los deportistas tenemos unos valores y unas experiencias que en la economía normal la gente no las tiene o no las ha desarrollado a ese nivel. El deportista está acostumbrado a trabajar cada día por sí mismo. Tiene esa disciplina de trabajar diariamente para mejorar constantemente. Crecemos con ese valor y es algo vital. Eso me ha ayudado muchísimo a nivel laboral a la hora de fundar las empresas que he montado y también a la hora de dirigir a los equipos. Aprecio muchísimo esos valores traídos del mundo del deporte y me encanta fichar a gente que viene del deporte porque sé que tendrán esos valores.

Enlazando con la vida después del balonmano en activo, ¿qué consejos darías a los más jóvenes y no tan jóvenes que aún están en activo pero que afrontarán, como ha tocado a todo el mundo, cerrar esa etapa y abrirse nuevos caminos?

Dar consejos es algo difícil y no sé yo si estoy en posición de darlos. A mí me han salido las cosas bastante bien y puede que desde fuera se vea como un éxito el haber logrado esa transformación del deportista al empresario.

Pensar en el futuro siempre es muy útil. Aunque un jugador esté en la flor de su vida deportiva, siempre tiene que pensar en después de la vida deportiva. Hay que encontrar el campo donde se sienta a gusto y quiera trabajar el día de mañana. La educación y formación es siempre muy útil y experimentar también. La carrera deportiva permite experimentar cosas, yo lo hice en Alemania siendo moderador en una emisora de radio.  Hay que preocuparse por el futuro porque hay demasiados ejemplos de carreras deportivas que terminan que dejan a la gente sin saber que hacer después. No somos futbolistas que ganan millones y se retiran sin preocupaciones, así que más importante es aún en nuestro deporte.

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