Entrevista a BEATRIZ ESCRIBANO - BalonmanoVeteranos.com

Por mucho tiempo que lleve fuera, siempre diré que ser manchego es especial. Me gusta todo, como es la gente de natural y campechana, las comidas típicas… Me considero muy manchega y muy alcazareña, me encanta volver y disfrutar de mi gente.

Hacia natación en aquella época, y cuando en el colegio dijeron balonmano tuve mucha curiosidad por saber cómo era ese deporte, que allí no era muy conocido,  y que desde el primer momento me encantó.

Después de jugar con el Bm Alcázar un Campeonato de España, un agente de jugadoras me propuso la idea de ir a un proyecto como el de Sagunto. Ya había estado en alguna concentración para el equipo nacional promesa, y aunque costó un poco convencer a mis padres porque era muy joven, siempre tuve claro desde el primer momento quería perseguir mi sueño.

Mi época en Sagunto lo fue todo. Pasé 7 años de mi vida allí, aprendí, me formé, crecí… soy lo que soy como persona, en parte gracias a aquella época. Cuando te caes con 14-15 añitos y estás sola para levantarte, te puedo asegurar que tu visión de la vida cambia por completo.

Me siento muy afortunada, tuve como entrenadora a la mejor: Cristina Mayo. No tengo ninguna duda de que todas las jugadoras que hemos pasado por sus manos estamos echas de otra pasta. Con ella sufríamos pero a la vez disfrutábamos mucho jugando a balonmano, era un juego diferente, bonito, dinámico. Como ella diría: “El A-B-C del balonmano cojones!!”

Y también tuve la suerte de jugar con muchas de las mejores jugadoras del momento, que bonitos recuerdos!!  En Sagunto conocí à muy buenas amigas/os, conocí a mi marido…. Fue la etapa más bonita de mi vida!

Eli no es solo amiga, para mi es hermana, para mi madre una hija, es mi familia. Hemos vivido nuestro mejores y peores momentos de nuestra vida juntas. Desde los 14 años compartiendo momentos… 5 años en Sagunto, 3 en Niza, nos separamos dos años para después volver a recontrarnos y jugar juntas en Nantes. Ya os podéis imaginar la de aventuras juntas… y pocas que se puedan contar (risas). Eli es una de esas razones por las que tengo que agradecer tanto a este deporte, siempre me tendrá a su lado para lo que necesite.

Me encanta ser central, me encanta poner en buena situación a mis compañeras para que marquen, me gusta mucho jugar con el pivote…

Aprendí mucho de Macarena Aguilar en nuestra época en Sagunto, para mí siempre ha sido una de las mejores centrales del mundo.

Y del balonmano actual, me quedo con Stine Oftedal sin ninguna duda.

Aunque vivimos separados, y es difícil cuando estamos juntos, vemos muchos partidos en casa, muchos, más de los que la gente se pueda imaginar. Somos muy frikis los dos, nos encanta el balonmano y debatir sobre los diferentes puntos de vista que tenemos, que casi siempre son diferentes (risas).

Como central fue un grande, era bonito verle jugar, su clase en la pista y sobre todo su coco. Me hubiese gustado disfrutar más de él como jugador aunque bueno, hasta los 40 años no está mal (risas).

Y como entrenador que decirte… tendrían que ser más sus jugadores quienes lo definan que son los que lo sufren día tras día (risas). Me gusta, porque creo que ve el balonmano de la misma forma que lo veía como central, tiene claro lo que quiere y como quiere que jueguen sus equipos.

Me encanta la cultura deportiva que tienen, los pabellones siempre llenos, da igual el día o la hora que sea. Ven el deporte como un espectáculo y de ellos deberíamos aprender en España. Es muy bonito ver cómo la gente disfruta viéndote jugar, se quedan después para compartir tiempo contigo.

El primer año me costó adaptarme al juego porque era muy físico y no muy inteligente, todo lo contrario a nuestro juego español, pero poco a poco te vas metiendo.

¿Qué he conseguido inculcarles de nuestra cultura? Es difícil porque los franceses son muy suyos, pero con una buena tortilla de patata, sangría y música española los tienes ganados. (risas).

Es genial jugar contra equipos donde juegan españolas. Ahora hay menos pero hubo una época que en prácticamente todos los equipos había como minino una española jugando.

Me encanta jugar contra Brest y echarme unas risas con Marta Mangue o jugar contra Besançon y ver a Lara González y a María Núñez. Siempre es guay volver a hablar español y más con gente que has vivido tantos momentos.

El balonmano, como todo en la vida, evoluciona y con ello todo lo que eso significa. Se ven muchos más vídeos, los entrenamientos son diferentes, ya no se hacen preparaciones físicas como antes al estilo militar. El balonmano moderno, a mi parecer ,es mucho más de correr que de fuerza.

Vestir la camiseta de tu país es una sensación inigualable, pero con el tiempo también te das cuenta que está sobrevalorado. No siempre están las mejores ni las que más lo merecen vistiéndola y eso no siempre depende de ti y el trabajo que hagas con tu club.

Para mí la plata de 2014 significó mucho, porque había ganado dos medallas de plata anteriormente en europeos en categorías inferiores, pero hacerlo con la absoluta y con el grupo de personas que lo formaban fue muy especial. No lo olvidare nunca.

Guardo un recuerdo muy bonito de aquel partido, no solo por mi actuación personal, que quien me conoce sabe que para mí los goles nunca han sido importantes, sino por lo que para el club significaba por el momento de crisis económica que estábamos viviendo.

Espero poder disfrutar algunos años más dentro de la pista, pero en un futuro no me importaría hacerlo desde fuera, aunque siempre he dicho que el papel del entrenador es muy chungo. Tiene que ser muy difícil que un grupo de 16-18 personas crean en lo que les dices y vayan a muerte con tu sistema. Pero por el contrario tiene que ser muy bonito transmitir tu manera de ver el balonmano y seguir vinculada desde otra perspectiva.