Entrevista a DIEGO PÉREZ MARNE - BalonmanoVeteranos.comEntrevista a DIEGO PÉREZ MARNE - BalonmanoVeteranos.com

LigasEquiposEntrevistasReportajesNoticias Multimedia Contacto
Entrevista a DIEGO PÉREZ MARNE

Entrevista a DIEGO PÉREZ MARNE

Viajamos a las frías tierras de Suecia donde encontramos a nuestro protagonista de la sección “BalonmanoVeteranos.com entrevista a…“, y es que es allí donde finalmente se quedó a vivir el genial central leones, Diego Pérez Marne.

Un enorme jugador salido de la cantera del Ademar que logró finalmente triunfar en el club de su ciudad demostrando que con trabajo, esfuerzo, tenacidad y pasión, se pueden lograr metas realmente fantásticas. Pudimos disfrutar de él también en Cangas, Logroño y Cuenca hasta que puso rumbo definitivo a Suecia y decidió establecerse allí.

Ocupando siempre la posición de central, consiguió madurar su juego gracias a los grandes entrenadores que tuvo y a compartir vestuario con genios en esa posición como el tristemente desaparecido José Luis Pérez Canca (Pepelu). Un jugador valiente y decidido, frío cuando tocaba pero también pasional e impulsivo que tuvo que afrontar graves lesiones que no pudieron con él.

Casado con una sueca y habiendo jugado en el HK Drott sueco durante dos etapas, era fácil que finalmente consolidara su proyecto familiar lejos de España. Desde hace algún tiempo está al frente de un magnífico proyecto llamado Handbolsandan con el que ayuda a niños, jóvenes, ancianos e inmigrantes a través del balonmano. Una prueba más de que Diego Pérez Marne es una persona espectacular y todo un ejemplo para la sociedad.

Hemos disfrutado enormemente escuchando sus respuestas y nos ha regalado una entrevista increíble repleta de grandes anécdotas y lecciones para aprender.

Un fuerte abrazo desde España Diego!!!!


TRAYECTORIA
1997-99 Ademar León
1999-01 CBm Cangas
2001-03 Ademar León
2003-06 HK Drott (Suecia)
2006-08 Naturhouse La Rioja
2008-10 Cuenca 2016
2010-13 HK Drott (Suecia)


PALMARÉS

Ademar de León
Liga
Recopa
Copa del Rey

 

Preguntas

Leonés y ex jugador del Ademar de León. ¿Se vive eso de manera especial? ¿Qué representó para ti jugar en el equipo de tu ciudad, que además era y es uno de los equipos de máximo nivel de nuestro balonmano?

Lo primero que siempre sentía era muchísimo orgullo y una gran responsabilidad.  Siempre tuve muy presentes los valores que aprendimos los primeros años que yo empecé a jugar balonmano con el desaparecido y queridísimo hermano Tomás. Nos inculcaban el sacrificio, el trabajo como las principales reglas que regían en los maristas en los entrenamientos, y esa fue la seña de identidad que siempre he visto en el Ademar. Ha sido un orgullo interior por así decirlo el haber llegado después de esforzarte sin ningún tipo de condiciones innatas especiales. Y siendo de León, pues quería siempre que además esos valores acabarán triunfando también en la cancha.

 

Mi llegada al balonmano fue curiosa, y es que mi padre no quería que jugara al futbol, y se presentó en los Maristas preguntando por algún deporte para su hijo. El hermano Tomás le contestó que tenía uno que ofrecer que me iba a hacer un hombre. Así que ese mismo día empecé y en el primer entrenamiento estuve allí tirando contra una pared con un balón que era más grande que yo. Después de 2 horas lanzando, mientras veía al resto jugando, al acabar el entrenamiento, el hermano Tomás me dijo: “sigue así chaval, sigue así que llegas”. Recuerdo que una de las expresiones que siempre decía el hermano Tomás.  Ese hecho, esa persona y hasta esa expresión, me marcaron para el resto.

Dos etapas en el Ademar con las dos temporadas en Cangas entre medias. ¿Qué destacarías de tu papel en ambas etapas en León? ¿Qué jugador se fue en 1999 y qué jugador regresó en 2001?

La primera fue una etapa muchísimo más de aprendizaje, Salía de juveniles de primer año y cuando la primera vez que llego al primer equipo y me encuentro con un pivote como Skrbic, un serbio que te sacas 7 cabezas y 14 pechos, al que el primer pase que le di fue bastante largo, me cogió y me dijo: “tú pásame a mí aquí bien que es mi pan y mi trabajo”. Aquel día no llevaba pañales pero los hubiera necesitado (risas).

Luego tuve un poquito más de protagonismo pero por diferentes motivos y lesiones  graves de tobillo apareció Manolo que confió en mi aunque  también me dejó claro que yo tenía que seguir a la sombra del gran Pepelu (Pérez Canca), que yo creo que ha sido el jugador que más me ha marcado en mi carrera porque era un auténtico genio.

Antes de marcharme del Ademar tuve mi primer contrato y también es otra anécdota que marcó toda mi manera. Estaba en edad juvenil y habíamos quedado muy bien en el Campeonato de España y veníamos con el  típico subidito. Recuerdo que fui con mi padre a ver al Presidente del Ademar, Juan Arias que en paz descanse.  Mi padre influyó mucho en mi carrera porque me metió esa mentalidad de trabajo y de humildad. El caso es que estábamos negociando Juan Arias y él nos dio una cifra y recuerdo que mi padre le dijo que no nos parecía bien. Yo pensaba que mi padre iba a apretar porque además teníamos ofertas de otros equipos. Pero para mi sorpresa, mi padre respondió: “Le vale con la mitad”. Y yo me quedé mirando alucinado. Nos montamos en el coche y a 200 metros del club paró el coche en plena ciudad y me dice: “¿Qué te pasa?”. Yo le dije que me había estropeado la carrera y me respondió: “En realidad te la acabo de salvar porque tú eres un chaval y un chulito, te crees que ahora esto va solo de ganar dinero y si no espabilas y te pones más humilde y crees que todo está hecho, en un año no tienes nada. Pero si ahora demuestras, el año que viene se puede venir aquí pedir tres veces más porque lo has demostrado. Ya has aprendido a ser profesional, ahora se acabó la edad de las tonterías y las piruletas”. La verdad es que  al final tenía razón como solía tener siempre.

La segunda etapa llegue después de haber estado dos años jugando en Cangas, que fue una ciudad maravillosa y unos años maravillosos con gente que a día de hoy todavía son amigos. Por esa época ya había conocido a mi novia, la que hoy es mi mujer, y nos fuimos a vivir juntos. Una época de más madurez, ya con responsabilidades. Dos años de muchísimo aprendizaje por la cantidad de minutos que tuve en la cancha. Tuve además la suerte de no tener lesiones ni de que nada saliera mal y Manolo habló conmigo y me propuso volver aunque tenía algunos otros sitios, pero cuando escuché a Manolo que quería tenerme de vuelta y para jugar más minutos de lo que había jugado antes, lo tome como el mejor crédito de que había progresado

Era además el Ademar que venía de ganar la Liga cuando yo llegué, así que llegué con muchísima presión pero fueron años también de muchísima competitividad, de jugar partidos muy bonitos, muy importantes.  Tuve la mala suerte de la lesión en el tendón rotuliano que mermó bastante en la segunda etapa y arrastre bastantes problemas, pero bueno, son gajes del oficio.

Al acabar esos 2 años me casé y decidimos Sara yo, que era el momento  marcharnos a Suecia y como Magnus Andersson, que había jugado en el Ademar,  quería que fuera a Suecia, yo quise ir. La experiencia me sirvió para comprobar que yo podía jugar. En principio íbamos a Suecia para un año y estuvimos tres, o sea que es una gran prueba de que también aquí estamos muy a gusto y que había un nivel de balonmano que me completo bastante.

Liga, Recopa y Copa del Rey con el Ademar… ¿Qué más se puede pedir? ¿Qué título es el más especial para ti y por qué? ¿Cómo vive un leónes ganar títulos para su ciudad y su gente?

Bueno, es difícil quedarte con uno porque cualquiera de ellos ha sido importante en mi carrera. La liga sueca fue el título con el que me retiré, con lo cual ha sido una un título muy bonito porque además el día anterior nació mi hija. Retirarte con un título de Liga que hacía muchísimos años que aquí no se ganaban, fue muy muy bonito. Sólo me faltó jugar a un boleto de la lotería porque estoy convencidísimo de que hubiera ganado, aquella semana todo salió perfecto.

La Copa del Rey también fue una alegría grandísima, aunque personalmente fue un poquito desagradable al ver la única tarjeta roja directa que he tenido en mi vida. Todavía no sé ni cómo pasó porque recuerdo que me caí y que enganché a Samuel Trives con los pies cuando tiraba desde el extremo. Recuerdo que fue el árbitro que estaba en el centro y no el de portería, el me sacó la roja. Manolo Cadenas además se cabreó muchísimo conmigo y me decía que los había dejado sin central. Pero teníamos a Kristian Kjelling en estado estelar y ganamos la Copa.

La Recopa desde luego fue una sensación preciosa el ganarla, y es que no solo ganar una competición europea llena de orgullo, también el llevar el nombre de León fuera de las fronteras.

La Copa Asobal fue la que menos disfruté yo porque estaba en la primera plantilla pero no siendo un jugador importante aún. La viví un poco de pardillo, no lo valoras tanto hasta que no se ve no con un poco de perspectiva.

En aquel Ademar compartiste vestuario con gente de la talla de Hombrados, Fernando Hernández, Juanin, Alberto Entrerrios, Juancho Pérez, Garabaya o el tristemente desaparecido Jose Luis Pérez Canca. ¿Asustaba formar parte de una plantilla con semejantes talentos? ¿Quiénes de todos ellos te llamaron más la atención por su calidad o por su forma de ser?

Compartir vestuario con grandísimos jugadores te acaba enriqueciendo aunque solo sea por imitación pura y dura. En ese sentido, a mí uno de los jugadores que me marcó mucho fue desde luego Pepelu (José Luis Pérez Canca). Por jugar en su misma posición y por tener esa inteligencia táctica y esa esa chispa fue una persona que marcó mi manera de jugar, de pensar y de dirigir los partidos. Otro jugador que a mí personalmente siempre me impresionó fue Fernando Hernández por la manera que tenía defender, de moverse… quizá físicamente no era un portento, pero era tan sumamente inteligente que siempre estaba medio segundo antes de dónde tenía que estar.

También Oleg Lvov me marco muchísimo cuando jugué con él en el Cangas, aprendí muchísimo de su nivel técnico, capacidad de lanzamiento.

En 2003 dejas León con destino Suecia… ¿Cómo se produce tu salida y cómo viviste el tener que dejar el equipo de tu ciudad? ¿Qué Suecia fuera tu destino fue en parte gracias a haber conocido a la que actualmente es tu mujer, Sara Hesselius, de origen sueco? ¿Qué grandes diferencias encontraste a nivel deportivo en Drott respecto a nuestro balonmano?

Como comenté antes, ir a Suecia fue por una cuestión personal, me casé y después de 7 años en España, Sara tenía ganas también de que yo viera un poco como cómo era la vida rn Suecia. Yo tenía claro que quería un cambio de aires para probar cosas nuevas y era el momento de salir. En Drott encontré un proyecto que me sedujo y no dudé, además jugar en Suecia me ayudó a complementar mi forma de jugar porque todo es más organizado más tácticamente, todo el mundo tiene que saber todo lo que pasa en el campo, mientras que el balonmano español es más individual, hay una mayor riqueza individual técnico-táctica. El balonmano sueco está más estructurado, es un reflejo de como es la sociedad sueca donde todo está estructurado.

Tras 3 temporadas regresas a España para jugar en Logroño y Cuenca. ¿Cómo resumirías tu paso por ambos clubes valorando equipo, ciudades y aficiones?

Cuenca y Logroño son dos clubes a los que  siempre estaré agradecido.

Logroño fue el club que pagó mi carta de libertad y demostró un verdadero interés porque fuera. Fue una etapa preciosa de mi vida y también la etapa más más dura de mi carrera deportiva. Por un lado  Sara estaba embarazada en nuestro primer hijo cuando llegamos a  Logroño donde encontramos un club con grandísimas personas y un equipo que me dio mucha confianza. Las cosas salieron bien desde el primer momento aunque éramos un equipo que estaba recién ascendido y luchábamos por mantener la categoría, pero la afición estaba volcada con nosotros y la verdad es que recuerdo una primera temporada con muchísima añoranza. La parte negativa en Logroño fue cuando me lesioné gravemente de la rodilla. Todo estaba muy bien deportivamente, con mi hijo recién nacido… y de repente me rompo y me tengo que operar para estar parado 8 meses.  He de dar las gracias a Pedro el médico que estuvo maravilloso. Tuve dos grandísimos entrenadores, Alberto Suárez y el segundo año J, con muchísima comprensión y de los que aprendí mucho.

Luego surgió el tema de Cuenca, me llamaron y hubo un entendimiento con ellos así que en lugar de quedarme en Logroño decidí probar en Cuenca. También de Cuenca guardo muchísimos buenos recuerdos con dos temporadas muy intensas, una afición súper apasionada que siempre estaba en el pabellón y te daba un extra de motivación, Allí nació mi segundo hijo.

Me sería muy difícil decir nada malo de ninguna de esas ciudades porque son dos etapas preciosas de mi vida, dos temporadas en cada en cada ciudad y como yo suelo decir, de una me llevo el vino que es buenísimo y otra el queso que es buenísimo también (risas).

Y en 2010 de nuevo rumbo a Drott con la idea ya bastante clara de echar raíces allí, y es que hemos leído en alguna entrevista que te han hecho que incluso piensas ya en sueco y que ni los tan tacos en español se te escapan. ¿Hemos perdido la versión española de Diego Pérez Marne? ¿Qué cosas son las que más echas de menos de nuestra cultura y nuestro país? ¿Qué cosas típicas españolas has conseguido implantar allí?

La decisión ya la teníamos tomada cuando nos fuimos a Logroño y la idea era que  volveríamos a Suecia porque teníamos ya la casa comprada. Además en Suecia es una vida muy fácil cuando decides tener familia y el club siempre se portó genial con nosotros. Ya teníamos dos niños y fue una decisión meditada venir para aquí y firmar mi último contrato de tres años para finalmente retirarme. Siempre he pensado que es mejor retirarse cuando todavía estás a un buen nivel a cuando te vas arrastrando por los campos. Tuvela bendita suerte de retirarme con el título de Liga que ganamos después de muchos años aquí y en el 2013 nació nuestra tercera hija y era el momento de la retirada.

Cuando vives en un país distinto al tuyo, al final te empapas un poco de la cultura en la que estás, yo siempre digo que hay que adaptarse pero no olvidar tus raíces. Está claro que yo soy español, soy leones y siempre lo llevaré conmigo porque mis padres me lo han inculcado así. Cosas que se echan de menos, pues por ejemplo las tapas, el jamón de jabugo, el buen queso y buen vino. Pero por los sitios en los que ha jugado tengo buenos contactos gracias a Dios, y no hay ningún problema en conseguir que me manden regularmente a Suecia.

Pregunta siempre difícil porque siempre es complicado hablar de uno mismo, pero… ¿Cómo te definirías como jugador? ¿Dónde crees que estaban tus fortalezas como jugador? ¿Qué grandes jugadores fueron los que te inspiraron cuando eras más joven?

Esto de definirse a uno mismo sí que es complicado porque no piensas nunca como eres, simplemente eres. Pero si reflexionas un poquito, tal vez me definiría como un jugador normal en todo, quitando la pasión y el amor propio por mejorar. Ahí creo que no era del montón, creo que eso fue lo definitorio y lo básico para que mi carrera deportiva llegara al nivel que llegó, mucho o poco, pero al que llegó. Que pudiera estar manteniendo tanto a mí como a mi familia con lo que más me gustaba hacer en la vida que era jugar a balonmano, creo que es meritorio. Siempre he pensado que menos mal que los clubes no sabían que yo jugaría gratis. porque realmente era algo que me motivaba.

Raúl González y Pepelu han sido dos referentes de centrales en el balonmano español y yo siempre me he fijado mucho. Uno porque jugué con el Pepelu y era un auténtico artista en todos los aspectos, tanto a nivel personal como deportivo. Y Raúl González siempre fue una referencia y siempre te fijabas en las cosas que hacía, la inteligencia táctica con que llevaba siempre los partidos, era una maravilla verlo. Además tampoco tenía unas condiciones físicas inalcanzables para mí, ambos no las tenían y eran bastante parecidos a mí y por eso siempre intenté aprender de ellos porque eran unos auténticos cracks.

Un momento crítico y clave en la vida de todo deportista profesional es afrontar su retirada. ¿Cómo lo viviste tú y como tomas la decisión de pasar del parqué al banquillo? ¿Entiendes ahora que eres entrenador a todos los entrenadores que has ido teniendo durante tu etapa como jugador? ¿Qué entrenadores, de los que has tenido, han sido los que más te han marcado y de los que más cosas replicas en la actualidad?

Está claro que es una decisión meditada, bastante bastante pensada y hablada con mi mujer. Cuando ella se quedó embarazada de nuestro tercer hijo y aunque me ofrecieron una renovación, ya estaba fuera de las perspectivas el seguir jugando. En mi caso la retirada fue bastante fácil y doy muchas gracias a la situación en la que vivo porque pude dejar de jugar y empezar un precioso proyecto que creé junto a un directivo del club. Teníamos la idea de ayudar por medio el balonmano a las clases más desfavorecidas de aquí y a los inmigrantes nuevos que vienen y para evitar que caigan en situaciones fuera de la legalidad montamos este proyecto que ahora ya es permanente porque el concepto lo compro el Ayuntamiento y me puso al frente del mismo. Así que en realidad creo que nunca me he retirado del todo porque no es que haya pasado de jugar a balonmano a irme a una oficina 8 horas, sigo metido en un campo de balonmano de otra manera y eso incluso me ha ayudado.

Tengo el curso de Entrenador Nacional, en breve haré el MasterCoach, desde el punto de vista de Pedagogía hecho cursos por medio del Ayuntamiento, también de psicología infantil… y al final eso te va enriqueciendo. También he entrenado al primer equipo aquí hasta que por temas económicos descendió bastantes categoría y sigo entrenando los equipos de categorías inferiores de mi hijo.

Respecto del proyecto en el que estoy, tuve la suerte de poder bautizarlo y le puse lo que creía que quería demostrar el proyecto. El proyecto se llama Handbollsandan qué significa en español, el espíritu del balonmano. Trabajamos en ese aspecto principalmente con niños, jóvenes  y también abuelos de hogares de tercera edad a los que activa mucho entrenar con niños. Hacemos entrenamientos juntos con globos y con pelotas muy suaves… hemos hecho un concepto bastante divertido de todo esto y sobre todo que nos divertimos mucho, esa es la clave. Por todo ello mi retirada no ha sido nada traumática, ha sido un paso a otro tipo de actividad pero que siempre ha tenido que ver con el balonmano.

 

He tenido la bendita suerte y no lo digo como tópico sino como realidad, de haber tenido unos grandísimos entrenadores siempre. Cada uno tenía su estilo, cada uno tenía sus ideas pero de todo se aprende por lo que no puedo decir que ese era muy bueno y este era fatal. Pero si me tengo que quedar con dos personas que han marcado mucho a nivel de juego mi carrera, tendría que hablar de Manolo Cadenas porque fue el primero que me cogió y luego hemos seguido teniendo una relación bastante cercana y Jota, que en Logroño también me cambia mucho la manera de pensar en algunos aspectos y que también tengo una actual gran relación con él.

Tienes tres hijos… ¿Alguno seguirá los pasos de papá y acabará llegando a ser jugador profesional? ¿Qué proyectos a futuro tienes en mente y cuáles de ellos vinculados al mundo del balonmano? ¿Háblanos del proyecto de integración a través del balonmano en el que colaboras?

Tengo dos niños y una niña de 13, 11  y 6 años. Los dos mayores juegan a balonmano y la niña practica gimnasia rítmica con lo cual no lleva golpes (risas). Pero también la veo que de vez en cuando coge un balón y como ve mucho balonmano aquí en casa y jugamos mucho los niños y yo, pues al final supongo que algo se la quedará. Los niños dicen que sí que quieren ser profesionales, pero les suelo decir que no es un camino fácil y que desde luego no van a tener ninguna alfombra roja para para llegar. Lo único que les intento inculcar es el esfuerzo y lo que me inculcó mi padre a mí cuando en aquella famosa anécdota que ya comenté. Cuando llegues allí, el camino empieza y tienes que estar día a día mejorando y siendo humilde y trabajador.

Si les veo cualidades aunque tampoco soy un gran experto para ver talentos innatos,  yo creo que el talento mejor y más valorable es el esfuerzo. El mediano tira con las dos manos y el otro tiene bastante fuerza, pero al final eso sin un esfuerzo y un entrenamiento continuado no llega a ninguna parte.

Tras tu retirada en 2013, ¿te has vuelto a vestir de corto para jugar algún partido homenaje o de veteranos? ¿Cuándo te veremos en España jugando algún torneo de veteranos de los muchos que se organizan?

La verdad es que he jugado aquí en Suecia algunos partidos un poco especiales como el homenaje a un entrenador mítico de aquí que estuvo en la selección sueca muchos años y donde jugaron las leyendas del Drott contra la selección sueca antigua. Otro partido también benéfico que he jugado fue en España, en León con los veteranos del Ademar en un tema solidario para recolectar alimentos. Han sido experiencias muy muy buenas que te ponen en tu sitio también porque dices…si mi cerebro quiere llegar allí pero mi cuerpo todavía está aquí (risas). Lo bueno es que al día siguiente no tenía dolores con lo creo que la actividad del día a día que tengo con mi proyecto  me ayuda a mantenerme en forma y esta es una buena señal, pero vamos, consciente de dónde estoy de dónde está ahora mi cuerpo y  no creo que juegue yo a un nivel de veteranos, esa es la esa es la realidad.

Copyright 2019 - BalonmanoVeteranos.com. - Powered by jmmunozsantos.es